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¿Por qué predicamos el evangelio?

  • Fecha de publicación: Sábado, 16 Julio 2022, 20:00 horas

1. Porque el Señor nos manda: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:18-20).

Siempre debemos recordar que el Señor no nos deja otra opción.  Si no lo hacemos, somos hijos desobedientes.  Aquí Él no nos invita a hacerlo, sino que nos manda.

2. Porque es la única manera para que el pecador conozca la verdad:

• Las religiones son muchas.

• Las creencias y filosofías también.

• La confusión es alarmante.

Pero... “EVANGELIO” significa “BUENAS NUEVAS”.  Yo quiero ser portador de buenas noticias.  La prensa, la radio, la televisión nos traen malas noticias, pero como cristiano, yo tengo noticias buenas, gratas, de perdón, de amor divino, de vida eterna: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” (Is. 52:7).

Recordemos las palabras de Lucas: “Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lc. 2:10, 11).

Sí, el Evangelio significa... “un Salvador que es Cristo el Señor” y que es “para todo el pueblo”.  ¿Quién es el responsable de la salvación de los hispano hablantes?

3. Porque la otra alternativa es el infierno de fuego: Nunca vimos el infierno, tampoco vimos el cielo, pero no cabe la menor duda de que ambos existen y además, que a ambos lugares la gente va voluntariamente.

Dice nuestro Señor acerca del infierno:
1) “Quedará expuesto al infierno de fuego” (Mt. 5:22).
2) “Sea echado al infierno” (Mt. 5:29).
3) “Destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mt. 10:28).
4) “Ser echado en el infierno de fuego” (Mt. 18:9).
5) “¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” (Mt. 23:33).

Los lectores de la Biblia conocen también el caso de Lucas 16:19-31:

19 “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,
21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”.

No deseamos que nadie vaya al infierno.  Jesucristo es la única esperanza para que usted no llegue jamás a ese lugar de tormento.  Cuando Jesús relató el caso del que murió NO siendo salvo, dijo: “Y en el Hades alzó sus ojos estando en tormentos...” (Lc. 16: 23a).

El infierno seguramente ofrece un sonido tan terrible que aun si el fuego del que se habla fuera una alegoría, el tormento de tanto lamento por la eternidad será algo difícil de entender.  Pero esta es la verdad acerca del infierno.

PERO... ¿Por qué, si Dios es amor, enviaría a alguien al infierno?  ¡Dios a nadie envía al infierno!  Dios tiene a sus siervos y a través de ellos habla a los pecadores para que se libren de este lugar.  El infierno ni siquiera fue preparado para los hombres: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt. 25:41).

¿Se da cuenta que aquí no figura su nombre como candidato al infierno?  Es porque usted mismo lo agrega al negarse a creer.

4. Predicamos el evangelio porque queremos que los pecadores tomen el camino al cielo:
¿Qué debemos hacer para ser salvos y tener la seguridad que vamos rumbo al cielo?

1. “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn. 5:24).

2. “Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado” (Jn. 6:28, 29).

3. “Y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch. 16:30, 31).

4. “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:11, 12).

UN CUESTIONARIO PARA TODOS NOSOTROS
1. ¿Entró usted por la puerta que es Cristo, o lo hizo porque le pareció que el Evangelio es lógico?

2. ¿Transita usted por ese... “camino estrecho” o siendo cristiano, se desplaza por el camino ancho, viviendo como los mundanos, evitando cualquier interferencia en su vida?

3. ¿Se está preparando usted para comparecer ante el TRIBUNAL DE CRISTO, cuando el Señor examine su vida a fin de darle su merecido como hijo de Dios?

4. ¿Es usted un árbol que da buenos frutos para la gloria de Dios y la salvación de otros, o se trata de un árbol que da frutos malos?

5. Todo cuanto vive como cristiano ¿se volverá en un montón de ceniza cuando comparezca ante el Señor o se trata de una vida que le resultará en esas palabras tan maravillosas... “Sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré?”

6. Examine el cimiento sobre el cual descansa su construcción.  Su fe, su diario vivir, su contribución para la salvación de otros.  Su papel de padre, de cónyuge.

Tal vez construye sobre la arena de una vida cristiana despreocupada, una vida cristiana pasiva, no activa.  Una vida cristiana que no se distingue de la del mundano.  Será grande su ruina en aquel día, a menos que detenga el paso y someta su propia conducta a un examen sincero, honesto y a fondo.

7. Todavía usted puede abandonar ese terreno arenoso sobre el cual está construyendo, y decidir por la inconmovible roca que es Cristo mismo.

Podemos decir que, aunque no tengamos que sufrir una persecución a muerte por causa del Evangelio, ¿no será acaso una prueba muy severa la que enfrentaremos ante Su Tribunal?

• Abandone la indiferencia espiritual.

• Abandone el cristianismo de apariencias dominicales.

• Abandone la idea que la vida cristiana debe ser siempre muy cómoda.

• En lugar de pasajero, conviértase en parte de la tripulación.

• En lugar de esperar que le sirvan, comience a servir a los demás.

• Si no tiene por normal hablar a otros de Cristo, ¡comience a hacer esta labor ahora mismo!

• Y por último examinemos estas palabras de Pablo:
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Ro. 13:11-14).

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