Los acontecimientos del nacimiento de Jesús
- Fecha de publicación: Sábado, 23 Diciembre 2023, 22:48 horas
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Algunos cristianos están reticentes a observar la Navidad, ya que aseguran que muchos de los eventos asociados con su celebración son de origen secular o pagano. Sin embargo, vamos a considerar a continuación si hay algo acerca del 25 de diciembre, que en buena conciencia podamos separar y observar como si estuviera asociado con la venida de Jesucristo o el amor de Dios, al enviar a su Hijo unigénito en la forma de carne humana, para morir por los pecados de la humanidad.
Lucas 1:1-3: “Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo”. En estos versículos de apertura, el médico amado le escribe a Teófilo. El significado del nombre «Teófilo» en griego es «amigo de Dios», por lo tanto, se puede aplicar a cualquiera que ama a Dios, que es su amigo, o tal vez Lucas está dirigiéndose a una persona en particular. En realidad, no lo sabemos. En cualquier caso, Lucas dice: “Me ha parecido también a mí” y empieza contando primero el nacimiento virginal, el nacimiento de Jesús. Lucas era médico, por lo tanto, es apenas lógico y obvio, que siendo médico comience con la venida del Mesías desde el vientre de una virgen.
En Lucas 1:4, 5, vemos que el periodo cuando Lucas inicia su evangelio y se refiere al tiempo del nacimiento de Juan el Bautista y más tarde de Jesús, corresponde a “los días de Herodes”, el rey de Judea: “Para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet”.
Es importante notar que Zacarías era un sacerdote de la casa de Abías. Leemos en el capítulo 24 de 1 Crónicas, que el sacerdocio estaba dividido en 24 casas, porque había muchos sacerdotes. La Biblia nos dice que uno de estos sacerdotes se llamaba Zacarías y que el nombre de su esposa era Elisabet y que ambos eran del linaje de Aarón: “Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada” (Lc. 1: 6, 7).
Y prosigue el registro bíblico en Lucas 1:8-11, aquí vemos que el servicio de Zacarías en el templo era ofrecer incienso. Él iba y tomaba una porción de incienso y la ponía sobre los carbones encendidos en el altar. Las personas en el atrio exterior, esos judíos que observaban y rodeaban el templo (algunos tal vez para hacer sus ofrendas), veían el humo que ascendía y tan pronto como lo veían paraban lo que estaban haciendo y comenzaban a orar, porque el humo era símbolo de las plegarias ascendiendo ante Dios. La multitud oraba durante todo el tiempo en que el humo salía del templo: “Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso”.
Zacarías también oraba cuando el humo comenzaba a elevarse desde el altar, en este tiempo particular estaba orando por un hijo, porque no tenían heredero. Él y su esposa eran ancianos, débiles, pero anhelaban un hijo que portara consigo la esperanza del Mesías. Esa era la oración de cada madre y padre en Israel, que de uno de ellos naciera el Mesías. Mientras Zacarías se encontraba allí de pie, orando, se le apareció un ángel del Señor: “Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento” (Lc. 1:12-14).
Pero... ¿Qué fue lo que este ángel, Gabriel, le dijo a Zacarías? No sólo le dijo que iba a tener un hijo, sino que crecería lleno del Espíritu Santo y con el poder de Elías. Que haría volver los corazones de los padres hacia los hijos y que prepararía al pueblo para la llegada del Mesías. Esto fue profetizado así en Malaquías 4:5, 6. Elías fue arrebatado al cielo en un carro de fuego. Dios le dijo a Malaquías que Elías regresaría y que se aparecería ante Israel, “antes... (d)el día de Jehová, grande y terrible”, es decir, la Gran Tribulación, “el tiempo de angustia para Jacob”, que vendría primero antes que llegara el Mesías. De tal manera, que el ángel le dijo a Zacarías que el hijo que iba a tener cumpliría con esa profecía. Luego sigue contando el relato bíblico que cuando el ángel le dijo a Zacarías: «Sí, Dios ha escuchado tus oraciones y vas a tener un hijo», como muchos de nosotros, Zacarías comenzó a dudar.
La historia de la casa de Abías la encontramos en muchos registros antiguos. Como mencionara en un principio, cada casa sacerdotal servía en el templo por una semana dos veces al año. De acuerdo con estos registros antiguos, las dos veces en el año que la casa de Abías prestaba sus servicios en el templo, correspondían al primer periodo del 12 al 18 de diciembre, y el segundo del 13 al 19 de junio. Según estos registros, Zacarías se encontraba sirviendo en el segundo periodo. En otras palabras, el tiempo en que el ángel se le apareció comenzó el 13 de junio, el cual debió corresponder al primer día de la semana (nuestro domingo), y debió haber concluido el viernes por la tarde, justo antes del sábado 19 de junio.
En Lucas 1:26, 27, el apóstol nos deja saber que en el sexto mes de embarazo de Elisabet, lo cual debe haber sido alrededor del 23 ó 24 de diciembre, el ángel Gabriel se le apareció a una virgen en la ciudad de Nazaret: “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María”. Esta virgen estaba desposada con un hombre de la casa de David y ella misma también era de la casa de David. El matrimonio de ellos probablemente había sido arreglado desde niños. Esta joven era una virgen e Isaías había profetizado: “He aquí que la virgen concebirá, y dará luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Is. 7:14).
A María, una joven virgen que vivía en Nazaret para ese tiempo, le dijo el ángel Gabriel que iba a concebir y tener un hijo. Vemos aquí, que la concepción de Jesús tuvo que haber ocurrido entre la noche del 23 ó 24 de diciembre, muy posiblemente el 24 de diciembre. De tal manera, que Jesús no nació el 24 de diciembre, pero su concepción probablemente ocurrió la noche del 24 de diciembre, de acuerdo con nuestro calendario, después de las seis de la tarde, lo cual, de acuerdo con el calendario judío habría sido el 25 de diciembre.
Por lo tanto, hay razones para asociar el nacimiento de Jesús con la Navidad. La vida comienza al momento de la concepción, no del nacimiento, como aseguran algunos hoy que están en favor del aborto. Por lo tanto, es posible observar con buena conciencia el 25 de diciembre como la fecha en que comenzó la encarnación del Mesías en el vientre de la virgen María.
Entendemos que, en tiempos de la Roma antigua, el 25 de diciembre se conmemoraba una festividad pagana. Sería muy difícil encontrar un solo día en el año que no fuese así. No obstante, en la actualidad, la gran mayoría todavía conmemora Navidad como si se tratara de una fiesta pagana. La Navidad es una fiesta familiar, lo cual ciertamente es muy importante en nuestro día. Es todavía el tiempo en que los cristianos pueden presentar a Jesucristo como el Salvador del mundo, el Autor del tiempo y la eternidad. El tiempo se mide antes y después del nacimiento de Cristo, así le guste a la humanidad o No. Dice la Biblia en Lucas 1:46-48 sobre el anuncio de la concepción: “Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones”. Aunque María era del linaje del rey David, se la describe como una humilde sierva. He aquí cómo define el diccionario la palabra «sierva»: «Una mujer o joven que sirve o atiende». En otras palabras, era una persona dispuesta al servicio. Sin embargo, Lucas también nos deja saber que María era una mujer madura en la fe y con grandes cualidades. Era una judía y leemos que Dios la bendijo por encima de todas las mujeres que hayan vivido o puedan vivir jamás. María era lo suficientemente madura para comprender cuál era su papel en el plan y propósito eterno de Dios.
Continuará...