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“Tres pasos hacia la Salvación”

  • Fecha de publicación: Sábado, 06 Enero 2024, 21:47 horas

Únicamente Dios pudo haber ideado una salvación tan grande y a la vez tan sencilla.

No importa cuán ignorante sea el pecador, podrá entender perfectamente cómo uno puede ser salvo.

Tal como dice el profeta Isaías: “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará” (Is. 35:8).

El hecho que la salvación sea un plan tan sencillo, se debe a que se trata de algo para todos.  El Señor desea la salvación de todos.  El pecador no necesita ser un sabio o un teólogo, pero sí por lo menos orientado en la Biblia y un poco de doctrinas fundamentales de la misma.

En todos los casos de salvación, intervienen dos personas.  El pecador y el Salvador.

En cuanto al Salvador, es deber de quien lleva la palabra, comunicar fielmente lo que Dios dice... Veamos cuáles son las cosas que corresponden al “EVANGELISTA” (quien quiera que sea):
1. Debo decirle que es PECADOR.
Nos bastan algunos textos para demostrar esta triste verdad: Génesis 6:5; 1 Reyes 8:46; Salmo 14:3, 53:3; Proverbios 20:9; Isaías 64:6; Miqueas 7:2; Romanos 3:10-12; 1 Juan 1:8, 5:19; Gálatas 3:22.
2. ¿Cuál es la consecuencia del  PECADO?
Si yo predico el Evangelio, mi interlocutor debe saber cuál es la consecuencia del pecado (Sal. 37:27, 28, 5:12, 6:5; Is. 59:1, 2).
3. El pecador debe saber que hay   INFIERNO.
El infierno no es mi tema favorito.  Pero es tan real como lo es el cielo.  El infierno se menciona en la Biblia con mucha frecuencia.  Es el paradero de quienes no sean salvos.  La Biblia dice que el infierno es de fuego (Is. 33:14, 66:24; Mt. 3:12, 13:40-43, 18:8, 9, 23:33, 25:41; Ap. 14:9-11, 20:10, 15, 21:8).

CUIDADO  CON  LO  QUE  LA  GENTE  ESTÁ  INVENTANDO

Desde hace algunos años, corrió la noticia que Dios ha muerto, y los que lo hablaron y escribieron sobre esto, lo hicieron tan convencidos, como si hubieran estado en el funeral de Dios.
Luego están los que dicen que no, que Dios en realidad sigue con vida y buena salud.  Pero que él se desentendió de su creación y la ha dejado a la deriva...  Por cierto que ellos no tienen ninguna prueba, pero de todos modos hay quienes les creen.
Finalmente, están los que dicen que Dios nunca existió, y que por lo tanto, tampoco existe, excepto en la mente de los que quieren que exista.

¿QUÉ  DEBE  HACER  USTED  PARA  SER  SALVO?

1. Usted debe Reconocer que está perdido.
2. Usted debe Reconocer que Hay un sólo medio de Salvación.
3. Usted debe recibir al Salvador como tal.  ¿Recuerda lo que dice en Juan 5:24?

YO  NO  ME  PUEDO  SALVAR  POR  USTED  O  EN  SU  LUGAR

La salvación del pecador no se hereda, no es transferible, no es algo que uno puede ganar o lograr por sí mismo.
La salvación del pecador es personal.  Cada salvo lo fue porque tuvo que recibir esa salvación y el perdón de todos sus pecados directamente del Salvador.

COSAS  QUE  USTED  DEBE  SABER:

1. Ninguna religión ni iglesia salvan (Jn. 14:6; Hch. 4:12).
2. Ningún esfuerzo propio por hacer buenas obras, ser bueno, orar mucho, rezar, etc., salva.  Dios es INMUTABLE.  Siendo así, él nunca cambiará el medio que él ofrece para la salvación del pecador (Hch. 15:11; Ro. 3:24, 5:15, 11:6; Tit. 2:11, 3:7; Ef. 2:8).
3. Usted no puede ser tan pecador que no pueda ser salvo (1 Ti. 1:15; Mt. 11:28; Jn. 6:37).
4. Usted, aunque salvo y perdonado, todavía es pecador y jamás, mientras esté en este cuerpo, podrá llegar a la perfección (1 Jn. 1:10, 2:1, 2 y 1 Jn. 1:9).
5. Tenga especial cuidado con quien se une o se congrega, no ande de un lado a otro, salvo que huya de falsas enseñanzas (He. 13:9).
6. La única razón por qué usted todavía está aquí y no en el cielo, es porque Dios desea que usted esté en su servicio, pues tiene trofeos que desea entregárselos (1 Co. 9:16-18).
7. Nunca olvide que, así como su salvación es totalmente por gracia, su galardón es totalmente por obras (2 Co. 5:10; Jer. 17:10; Mt. 16:27; Ap. 22:12).
8. Siempre habrá textos bíblicos que usted ni nadie entenderán, pero no se preocupe por eso.  Tenga en cuenta los que entiende (Dt. 29:29; Jn. 13:7, 16:12; 1 Co. 13:12).
9. No olvide el maravilloso recurso de la oración que el Señor ha puesto a su disposición.  Y aunque le parezca que él no le oye, porque no cree tener la respuesta, él dice que sí, que él escucha y contesta nuestras oraciones (Sal. 65:2; Ro. 8:26, 27; Mt. 7:7; Lc. 18:1; Jn. 16:24; Ef. 6:18; Stg. 5:13).
10. Tenga por cierto que el Espíritu Santo, lo mismo que la salvación, es un don de Dios.  No le cuesta nada.  Ni rezos, ni lenguas, ni gemir, ni ayunos, absolutamente nada (Jn. 14:26; Gá. 4:6; 1 Jn. 4:13; Ef. 4:30 y 1:11-14).

11. Tenga siempre presente que usted no necesita hablar en lenguas porque tal ministerio ni siquiera existe disponible hoy, salvo si se tiene en cuenta que su deber es hablar a otros de Cristo (1 Co. 13:8 y 14:18, 19).
12. Nunca olvide su oportunidad de contribuir con sus ofrendas para que la propagación del evangelio no se detenga por falta de colaboración de quienes ya son salvos (1 Co. 16:1, 2; 2 Co. 9:5-7).
13. Lea diariamente la Biblia.  Propóngase leerla toda una vez por año.  Esta lectura, con meditación, es la mejor Institución Teológica a la cual usted puede asistir, sin pagar un centavo y sin alejarse de su casa (Jos. 1:8; Sal. 119:89; Is. 40:8; Mt. 5:18; 1 P. 1:24, 25).

ALGUNAS  DE  LAS  RAZONES  POR  QUÉ  DEBEMOS  LEER  Y  ESTUDIAR  LA  BIBLIA

1. Porque Dios nos invita a hacerlo.
2. Porque es la verdad.
3. Porque sus promesas son seguras, pues son divinas.
4. Porque nos inspira a mirar mucho más allá del presente y aquí.
5. Porque únicamente mediante su lectura podemos saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
6. Porque enriquece nuestra alma y nuestro intelecto.
7. Porque nos muestra cómo superar nuestros problemas espirituales y emocionales.
8. Porque en sus páginas tenemos la verdadera sabiduría, la divina.
9. Porque sus enseñanzas se adaptan para todos, niños, jóvenes y adultos.
10. Porque su autor es Dios mismo y el Espíritu Santo nos ayuda a entenderla.
11. Porque nos muestra cómo escapar del infierno y cómo llegar al cielo.
12. Porque nos muestra cómo podemos reconciliarnos con Dios.

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