Introducción al testimonio
- Fecha de publicación: Miércoles, 29 Febrero 2012, 22:37 horas
Hace varios años cuando logré compilar el bosquejo de un libro me sentí emocionado de inmediato. Esta obra estaba designada a ayudar a los cristianos para que pudieran proclamarle las buenas nuevas a amigos, familiares y conocidos, que sabían que iban en el sendero de una eternidad perdida. Sin embargo,
cuando me puse en contacto con varios publicadores y les expuse mi idea, me dijeron que no estaban interesados en un libro sobre testimonio.
El título que finalmente había escogido para mi nuevo libro era Testificando a esta generación. A pesar de que estaba muy entusiasmado por este proyecto, después de enviarle el bosquejo del libro a tres publicadoras cristianas diferentes, mi entusiasmo disminuyó rápidamente. Me dijeron, que una obra sobre el tema del testimonio no se ajustaba a sus planes. Un publicador me contó que anteriormente ya habían tratado de vender un libro sobre este tema, pero que no habían tenido éxito financiero. Me explicaron que la gran mayoría de cristianos, no están interesados en el tema del testimonio.
Algo desilusionado continué con el bosquejo, teniendo todavía la certeza de que se necesitaba un libro práctico sobre cómo testificar de manera efectiva. Entre más pensaba y oraba sobre el tema del testimonio, más me convencía que debía proceder. Razonaba que si el principio fundamental del cristianismo es reconocer quién es Jesús y qué es lo que ha hecho, entonces debe ser asimismo una prioridad compartir esta verdad con los incrédulos.
En el curso de los meses siguientes, el bosquejo fue transformándose en parágrafos, páginas y luego capítulos, aparentemente sentía que tenía incluso una gran urgencia para completar este libro. Si tal como creemos la mayoría de cristianos, estamos viviendo en un período de la historia en que el Señor Jesucristo puede retornar pronto, ¿acaso no debemos estar haciendo todo lo posible por decirles a los perdidos cómo pueden conocer a Jesús como su Salvador y Señor ahora, y no como su Juez, más tarde?
Sabiendo que el tiempo antes de su retorno estará caracterizado por gran engaño, ¿no deberíamos estar compartiendo esas verdades bíblicas, con urgencia, con todos esos engañados?
Entre más trabajaba en el libro, más incómodo me sentía respecto al título que había escogido. Pensaba que Testificando a esta generación, era demasiado pasivo. La palabra testificar carece de importancia y da la impresión de que proclamar las buenas nuevas es algo que los cristianos pueden hacer si les quedaba algún tiempo libre después de cumplir con sus otros compromisos.
Oro para que el Espíritu Santo le toque a usted con el mismo sentimiento de urgencia que yo experimento. Testificar no es sólo un asunto de alternativa casual. Debe ser el deseo ardiente y la responsabilidad que cada creyente debe experimentar diariamente. Que Dios nos dé la sabiduría y la habilidad para ser testigos efectivos en los días que vivimos. El tiempo que nos queda podría ser bien corto.
El regalo perfecto
¿Qué es el evangelio? Para cada cristiano, la palabra «Evangelio» significa «Buenas Nuevas». Es un regalo que cualquiera puede recibir. Desafortunadamente, con todo lo simple que es el evangelio, muchos lo complican. ¿Alguna vez le ha presentado estas buenas nuevas a alguien y no comprendió? ¿No cree que le serviría alguna ayuda para hacer el mensaje más claro?
Los cristianos que aseguran creer en la Biblia, hablan a menudo del evangelio y lo que significa ser salvo por el Señor Jesucristo. Sin embargo, algunas veces, no importa cuánto uno lucha por explicar el camino de salvación, porque las personas simplemente no pueden entenderlo. Pero... ¿Hay algún modo de presentar el evangelio en una forma tan comprensible que incluso hasta un niño pueda captar el mensaje de la gracia salvadora de Dios?
Mientras le hablaba a un grupo de hispanos en Argentina, de repente me vino a la mente una idea para hacer el mensaje de salvación más comprensible. Hablando con la ayuda de un traductor, mencioné que tenía una copia de uno de mis libros para regalárselo a la primera persona que levantara la mano. Tan pronto como el traductor finalizó la frase, un niño pequeño sentado en la primera fila respondió. Su pequeña mano estaba bien alto en el aire, antes que la de los otros. Le invité para que se acercara a la plataforma y sin vacilar, tomó el libro y regresó rápidamente a la banca.
Enseguida le expliqué a la congregación: «Lo que acabamos de observar, fue una demostración de dar y recibir. El acto de dar el libro requería acción de parte de dos personas diferentes. Yo fui quien dio el libro, y este jovencito lo recibió ansiosamente». Y proseguí: «El regalo de vida eterna es exactamente lo mismo. Dios es quien da el regalo y usted y yo somos quienes decidimos si deseamos o no recibirlo». Para dejar todo bien claro puntualicé que la diferencia radicaba en que con el regalo de vida eterna no había límites, que no era algo que se acababa, Que siempre habrá suficiente para todos.
Es también importante señalar que la salvación sólo viene sujeta con una cuerda. Quien la recibe debe depositar su fe y confianza en el poder salvador del Hijo de Dios, Jesucristo. Al hacerlo, se recibe la salvación y el poder transformador del Evangelio comienza su trabajo. Este es un proceso de toda la vida, el cambiar la vida de nuevo hijo adoptado por Dios, desde el interior hacia el exterior.
Ahora, quiero hacerle una simple pregunta: ¿Ha recibido el regalo que Dios le ofrece? Aunque es posible que tenga conocimiento de este regalo, tal vez nunca ha aceptado el ofrecimiento. Para poder recibirlo, debe reconocer quién es Jesús y qué hizo por usted. También reconocer que quedó separado de Dios por su pecado y que tiene que pedirle que le perdone por lo que ha hecho.
Si nunca ha hecho esto, ¿entonces por qué no acepta el regalo de vida eterna ahora mismo? Sé que nunca lamentará haber tomado esta decisión.