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Es una prioridad

  • Fecha de publicación: Miércoles, 29 Febrero 2012, 23:23 horas

Jesús consideró de alta prioridad el compartir las buenas nuevas. De hecho, el tópico del testimonio fue el tema central de su despedida pronunciada antes de ascender al cielo. De tal manera, que si el Señor Jesucristo les dijo a sus seguidores en la tierra que era una prioridad,

¿qué con respecto a usted y a mí hoy? ¿Está usted testificando? Las últimas palabras del Señor Jesucristo antes de ascender al cielo se centraron en la importancia del testimonio. Sin embargo, Jesús no sólo comisionó a sus seguidores, también les dio un plan de acción. Su breve mensaje sobre el tema del testimonio estaba centrado en la mecánica de cómo y dónde debían proseguir.

Primero, Jesús dijo que la prioridad era la propia casa, más que todo la ciudad de Jerusalén. La siguiente fase del proceso del testimonio eran las áreas aledañas de Judea y Samaria, mientras que la fase final para ellos, era ir más allá de esas regiones hasta las confines de la tierra.

Mientras les enseñaba todavía a sus seguidores, Jesús dejó claro que si le seguían les daría la guía necesaria que necesitaban. Es importante reconocer que aunque Dios usa vehículos humanos para proclamar el evangelio, esas personas deben ser guiadas por Dios.

El quinto capítulo de Lucas nos presenta un escenario interesante que demuestra este principio. Muchas personas se habían reunido alrededor de Jesús cuando estaba proclamando la Palabra de Dios. Se encontraba en la ribera del lago de Genesaret en donde Simón y algunos otros habían regresado después de haber pescado toda la noche. Los pescadores habían atracado sus embarcaciones y estaban en la playa lavando sus redes, preparándose para el otro día.

A fin de alejarse un poco de la multitud, Jesús entró en una de las embarcaciones de pesca de Simón y le pidió que la alejara un poco de la playa. Desde la barca, Jesús comenzó a enseñar. Luego, cuando hubo acabado de hablar, le dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar" (Lc. 5:4). Simón, un pescador profesional, no se sintió especialmente impresionado por lo que deseaba Jesús que hiciera. Poco dispuesto, le dijo: "Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red" (Lc. 5:5).

El ser obediente a las instrucciones de Jesús trajo resultados tremendos. La Biblia declara: "Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían" (Lc. 5:6,7).

Obviamente, esta ilustración se relaciona con la pesca de peces, no de hombres. Sin embargo, el significado de esta figura es claro. Como pescadores de hombres, el factor importante no es cuán duro trabajan, o por cuánto tiempo perseveran; el asunto es cuánto escuchamos.

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