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Una Biblia para todos

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

         Miles Coverdale sólo tenía cuatro años de edad cuando Cristóbal Colón descubrió el nuevo mundo en 1492.  Nacido en York, Inglaterra, se graduó de la Universidad de Cambridge, y fue ordenado como sacerdote en 1514, y pronto se convirtió en un fraile Agustino* (*tenga bien presente que esto fue antes de la Reforma).  Más tarde llegó a ser parte del grupo de eruditos de Cambridge, entre los cuales se encontraban Willyam Tyndale, Thomas Cranmer, Hugh Latimer y su prior  Robert Barnes, con quien se reunió en la posada Caballo Blanco, para discutir la reforma religiosa.

Un amigo describió así cómo era Coverdale en esos días: “Bajo la autoridad de Robert Barnes literalmente absorbía todo lo que aprendía como un sediento.  Era un joven amigable, de naturaleza recta y de un espíritu afable, y cuando la iglesia de Inglaterra experimentó un despertar espiritual, él fue uno de los primeros en hacer una confesión pura de Cristo.  Otros se dieron a sí mismos en parte, mientras él se entregó por entero para propagar la verdad del Evangelio de Jesucristo y manifestar su gloria”.

         En 1528 después de predicar contra la misa, la confesión auricular y las imágenes, Coverdale fue forzado a abandonar a los Agustinos.

Durante su tiempo en el exterior, de 1528 a 1535, trabajó con Tyndale en Hamburgo y Antwerp en la traducción del Antiguo Testamento.  En octubre de 1535 publicó la primera edición de su propia Biblia en Marburg, Alemania.  Para preparar esta primera Biblia impresa en inglés, Coverdale dependió del trabajo de cinco traducciones, entre ellos el de Tyndale.

         La larga dedicatoria que le escribiera al rey Enrique Octavo y a la reina Ana, implica su expectativa de que el rey la recibiera de manera favorable. Con su acostumbrada humildad, Coverdale escribió: “Considerando ahora, muy gentil príncipe, el tesoro inestimable, el fruto y la prosperidad perdurable que Dios le ha dado con su palabra, y confiando en su infinita bondad de que llevará mi simple y humilde labor en esto a buen efecto, por consiguiente, así como el Espíritu Santo movió a hombres a cubrir el costo de esto, de la misma forma yo también recibí la osadía en Dios para laborar en lo mismo.  Lo hice con toda humildad sometiendo mi entendimiento y mi pobre traducción en el espíritu de verdad en su gracia, es así como hago esta protesta, teniendo el registro de Dios en mi conciencia, de que no he  mutilado ni alterado una palabra para mantener de ninguna manera una secta, sino que con una conciencia clara, pura y fiel, traduje esto de cinco diversos intérpretes, teniendo sólo la verdad manifiesta de la Escritura antes mis ojos”.

         Hoy las Biblias todavía retienen algunas de sus frases, al igual que la idea de colocarle títulos a los capítulos, y de no incluir los apócrifos con los otros libros del Antiguo Testamento.  La Biblia Coverdale fue tan bien recibida, que Thomas Cromwell, el canciller del rey, le pidió a Coverdale que fuera a París a supervisar la publicación de una Biblia oficial para ser colocada en cada iglesia en Inglaterra.  Aunque comenzó en París, esta segunda Biblia conocida como la Gran Biblia tuvo que ser concluida en Londrés, cuando el inquisidor general de Francia prohibió cualquier impresión adicional de la Biblia Inglesa.  La Gran Biblia fue presentada a Enrique Octavo por Cromwell en 1539 y demostró ser su mayor logro, teniendo además una influencia significativa en la traducción de la Versión King James en 1611.

         Miles Coverdale murió el 20 de enero de 1569, habiendo provisto a los ingleses con una Biblia en su propio idioma.

Reflexión

         Como Dios ha revelado su Palabra en la Biblia, es de extrema importancia poder leerla en nuestro propio idioma en una traducción exacta.  Sin embargo, la obra de eruditos tales como Miles Coverdale sirven de muy poco, sino leemos y estudiamos las Escrituras para saber lo que Dios nos dice.

         “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18).

Modificado por última vez enMiércoles, 14 Abril 2010 01:02
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