Menu

Escuche Radio América

Kurt Warner

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

Kurt Warner creció en un hogar muy pobre en un área rural de Iowa.  Su salvación fue el deporte - un talento natural y un deseo intenso por ser el mejor lo llevó al éxito, la popularidad y la felicidad mientras asistía a la escuela secundaria.  Había dedicado su vida al atletismo, su meta era jugar fútbol americano en la Liga Nacional de Fútbol - NFL.

En la Universidad Norte de Iowa, no se convirtió en el jugador que dirigía el juego de ataque en el equipo hasta el último año de su carrera.  Estar sentado en la banca durante esos años fue increíblemente difícil para un joven cuya motivación era ser el mejor.  Fue en ese tiempo que conoció a Brenda, una joven cristiana.  Conforme la relación con ella se hacía más seria, Brenda a menudo lo presionaba respecto a sus creencias en Dios.  Aunque admiraba la fe de su amiga, no estaba listo para entregarle su propia vida a Cristo.

         Si bien Kurt se aferraba a su sueño de jugar en la NFL, en ocasiones esto parecía completamente irreal.  Después de la universidad, lo probaron en el equipo de fútbol profesional Green Bay Packers, pero fue relevado de su obligación a la conclusión del campamento de entrenamiento.  Luego de trabajar en una tienda de comestibles, finalmente encontró un trabajo en la Liga de Fútbol Arena, como parte del equipo Iowa Barnstorms.  A pesar de que esto era un sendero muy improbable hacia la NFL, Kurt seguía manteniendo su sueño.

         Fue durante su primera temporada con los  Barnstorms, que su corazón se inclinó hacia el Señor.  Su vida era más estable y estaba más receptivo para discutir temas espirituales con Brenda.  También se hizo amigo de cristianos en el equipo y comenzó a atender regularmente un estudio bíblico con ellos.  Así fue creciendo su interés en tener una relación personal con Dios.

         Y cuenta así su experiencia: “No hubo un instante preciso, un momento mágico en el que yo me desprendiera de mi vieja piel y emergiera con una nueva.  En lugar de eso, fue un sentimiento gradual que probablemente fue evolucionando durante el curso de unos diez meses.  Finalmente llegué al punto en donde supe lo que tenía que hacer.  Probablemente le pedí a Jesús que entrara en mi corazón tres o cuatro veces, porque no sabía cuándo iba realmente a ser salvo.  Oré y le pedí a Dios que me perdonara por todas las veces y ocasiones en que hice cosas malas en mi vida.  Le dije que deseaba que llegara a mi corazón, y le prometí vivir para Él”.

         Fue durante ese tiempo que los padres de Brenda murieron trágicamente en un tornado en Arkansas, la noche en que iban a ser bautizados.  No fue hasta que ocurrió esa tragedia, que Kurt advirtió lo que había ocurrido en su propio corazón y vida.  Durante ese tiempo difícil, descubrió un nuevo sentimiento de paz y fue capaz de apoyar a Brenda espiritualmente.  Este cambio en los papeles fue una nueva experiencia para la pareja y sirvió para acercarlos más a Dios y entre ellos mismos.

         Al cabo de unos pocos años, los sueños de Kurt comenzaron a materializarse.  Contrajo matrimonio con Brenda en 1997, y su éxito en la Liga de Fútbol Arena, lo llevó a jugar una temporada con la NFL de Europa y finalmente en 1998 con la NFL de Estados Unidos - con los Rams de Saint Louis.

         Su duro trabajo, paciencia y determinación tuvieron su recompensa.  El 30 de enero del año 2000, el sueño de toda una vida de Kurt Warner se hizo realidad.  Su equipo Los Rams ganaron el campeonato derrotando a los Titanes de Tennessee, por 23 anotaciones contra 16.  Pero no sólo eso, ¡sino que Kurt obtuvo el récord de las 414 yardas y fue nombrado el jugador más valioso del equipo!

         Kurt Warner descubrió que realmente no se convirtió en un ganador, hasta que no comprendió las reglas de Dios del juego.

Reflexión

         Kurt Warner descubrió que una vez hubo entregado su vida al Señor Jesucristo, pudo alcanzar su anhelado sueño.  Sin embargo, eso no significa que cada cristiano va a ser un campeón en su propia especialidad, sino que una vez que nos hemos entregado sinceramente a Jesús, no hay límites respecto a lo que Él puede hacer de nosotros.

         “... Mas para Dios todo es posible” (Mateo 19:26b).

Modificado por última vez enMartes, 01 Junio 2010 04:19
volver arriba