Trató de controlar los rumores
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
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La tercera jornada misionera de Pablo había sido muy provechosa. La provincia romana de Asia, a lo largo de la ribera de la moderna Turquía, ahora estaba evangelizada, y las iglesias de Grecia estaban marchando bien. Pablo y sus compañeros de viaje llegaron allí, en donde permanecieron en el hogar de Mnasón, uno de los primeros discípulos. Cuando la noticia de la llegada del apóstol se propagó, muchos cristianos llegaron a darle la bienvenida a Jerusalén.
El día después de su llegada, Pablo fue con sus compañeros de viaje a encontrarse con Jacobo el hermano de Jesús y líder de la iglesia en Jerusalén. Todos los ancianos de la iglesia en Jerusalén estaban también presentes.
Pablo primero dio un relato detallado de las cosas que Dios había logrado entre los gentiles por medio de su ministerio. Luego le presentó a Jacobo la ofrenda que había recolectado entre las iglesias gentiles para los pobres de la iglesia en Jerusalén.
El informe de Pablo y la generosa ofrenda, hizo que los líderes alabaran a Dios. Pero al mismo tiempo había un asunto que sentían que necesitaban exponer. Muchos miles de judíos en la iglesia de Jerusalén estaban confiando en Jesús como su Mesías, pero también eran muy celosos en guardar la Ley del Antiguo Testamento. Entre los cristianos hebreos de Jerusalén, circulaba el rumor extendido que no sólo Pablo estaba enseñando a los gentiles convertidos que no tenían necesidad de guardar la Ley del Antiguo Testamento, sino que también los estaba animando para que dejaran de seguir la ley de Moisés.
Ocho años antes, el Concilio de Jerusalén había determinado oficialmente que no era necesario que los cristianos gentiles guardaran la Ley, pero esa decisión era irrelevante para muchos de los hebreos cristianos en Jerusalén. Surgió tanta oposición contra el apóstol en la iglesia por este asunto, que los líderes sintieron que Pablo necesitaba hacer algo para contrarrestar los rumores acerca de sí mismo. Y el liderazgo de la iglesia tenía sugerencias específicas.
Cuatro hebreos cristianos en la iglesia de Jerusalén habían tomado un voto temporal de nazareo, un juramento especial de consagración a Dios en el Antiguo Testamento. Los votos temporales de nazareo típicamente duraban treinta días. Sin embargo, si la persona llegaba a estar ceremonialmente impura, por acercarse a un cuerpo muerto, por ejemplo, tenía que pasar por los ritos de purificación en el templo. Debía rasurarse la cabeza en el séptimo día y comenzar su voto nuevamente. Aparentemente, estos cuatro hombres se habían contaminado y necesitaban purificarse. Por consiguiente, Jacobo y los ancianos le dieron esta sugerencia a Pablo, “Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley” (Hechos 21:24).
Luego temiendo que Pablo pudiera pensar que ellos iban a retractarse de su decisión tomada ante el Concilio de Jerusalén, añadieron: “Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación” (Hechos 21:25).
Pablo estuvo de acuerdo con esta petición a fin de hacerle un alto a los rumores y se dispuso a realizar el ritual de purificación con los cuatro hombres.
Reflexión
¿Cree usted que Pablo hizo lo correcto al estar de acuerdo en someterse al ritual judío?
“Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley” (1 Corintios 9:19 y 20).