Vivió para traducir
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
- Publicado en Tema del día /
- Visitado 12226 veces /
- Imprimir /
Cameron Townsend, mejor conocido como “Cam” Townsend nació en California en 1896. A la edad de doce años se unió a la iglesia presbiteriana en medio de la cual creció. Un día, su padre, quien era sordo, lo llevó hasta un granero y allí lo cuestionó acerca de su fe. Cam escribió la respuesta, para que su padre pudiera estar satisfecho de que tenía una fe personal en Jesucristo como Señor y Salvador.
En 1917 Townsend viajó a Guatemala para vender Biblias en español a los indígenas Cackciqueles Sin embargo, pronto se dio cuenta que las Biblias en español no eran de ningún uso para ellos, ya que a menudo se sentían ofendidos por los esfuerzos que hacía él por venderles. Un día un nativo le preguntó: “Si tu Dios es tan inteligente, ¿por qué no ha aprendido nuestro lenguaje?”.
Esa pregunta ardía en su mente hasta que determinó traducir el Evangelio de Marcos al cackciquel. Cuando completó la labor, Townsend procedió a traducir el resto del Nuevo Testamento. Tras haberlo concluido en 1929, los Cackciqueles exclamaron: “Ahora Dios habla nuestra lengua”. Esto le dio a Cam la motivación para traducir la Biblia en otro dialecto.
Un prominente educador mexicano le visitó y se quedó impresionado por lo que había hecho por los indígenas. Después de retornar a México, le escribió diciéndole: “Venga a México. Nuestros líderes revolucionarios le ayudarán”.
Pero la enfermedad se interpuso, Cam contrajo tuberculosis y su esposa desarrolló una condición cardíaca que amenazaba su vida. Así que regresaron a California para recuperarse.
Una vez se mejoró, L. L. Legters, un amigo misionero, le urgió para que fuera a México, en donde por lo menos cincuenta tribus indígenas no tenían Biblia en su idioma. Luego llegaron noticias desde México que un nuevo presidente socialista había confiscado todas las propiedades religiosas y había ordenado que todos los misioneros extranjeros abandonaran el país.
Legters viajó a New Jersey a la conferencia bíblica en el centro de retiro America’s Keswick. El día 10 de agosto de 1933, fue un tiempo de oración por México y por la visión de Townsend de traducir la Biblia en los lenguajes tribales allí. Cuando Addison Raws, el director de Keswick anunció que los líderes estarían ayunando ese día, nadie acudió al salón comedor. Legters y su esposa oraron toda la noche en el auditorio.
Esos en Keswick estaban tan seguros que Dios respondería sus oraciones, que animaron a Townsend y Legters para que fuesen de inmediato a México y pidieran permiso para su trabajo de traducir la Biblia. Ellos más tarde se enteraron que al mismo tiempo, otro grupo de Keswick en Inglaterra estaban orando por los indígenas en México.
Cam envió a su esposa para que estuviera con sus padres mientras él y Legters se dirigían a la frontera mexicana. Cuando les negaron la entrada, Townsend mostró la carta del educador mexicano y se les permitió entrar.
Por medio de una asombrosa serie de contactos, Townsend conoció al director de educación rural en la ciudad de México, quien le dio permiso para estudiar el sistema educativo en la ciudad de México por seis semanas y quien quedó muy complacido con el análisis que escribió Townsend.
Tan seguros estaban Cam y Legters que México estaría abierto a ellos, que en tres meses organizaron una escuela de traducción en un granero en Arkansas para entrenar a traductores bíblicos. Ellos le llamaron “Campamento Wycliffe”, en honor a John Wycliffe, el primero en traducir la Biblia al inglés. Los tres estudiantes y cuatro miembros de la facultad se sentaban en el granero sobre barriles.
Los Townsend fueron a México en 1935 con sus estudiantes, y comenzaron a traducir la Biblia en los dialectos tribales. Los Traductores Bíblicos Wycliffe fueron creciendo hasta convertirse en la agencia misionera evangélica más grande del mundo. Para el tiempo de la muerte de Townsend en 1982, todavía no se había traducido la mitad de los más de cinco mil idiomas en el mundo, pero la otra mitad sí - gracias a Cameron Townsend.
Reflexión
¿Cree usted que es importante que todas las personas puedan leer la Biblia en su propia lengua natal? Los niños de hogares de inmigrantes a menudo oran por el resto de sus vidas en el idioma de su lugar de origen. Uno de los primeros idiomas es el del corazón.
“... Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” (Hechos 2:8b-11).