El engaño secular
- Categoría: Herejias
El engaño secular
Dijo el apóstol Pablo por inspiración divina: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto,
y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”(Col. 3:1-4).
Me gusta mucho reflexionar en los hechos históricos, en los eventos que tuvieron lugar en la historia, en la manera cómo se relacionan con el tiempo, con diferentes acontecimientos y también si ciertos sucesos influenciaron otros. Esto es aún más importante cuando uno relaciona los hechos históricos bíblicos. En lo que se refiere a la Biblia, todo empieza con la creación y termina con el futuro milenio, cuando el Señor Jesucristo reinará desde Jerusalén, pero entre estos dos hechos tenemos una gran cantidad de detalles. Sin embargo, debido a su naturaleza temporal, ellos sólo señalan hacia la eternidad, que es infinita, y para la cual nuestra vida en la tierra es sólo una preparación.
Los hechos históricos y las fechas a que me referiré en este breve artículo, son solamente una simple indicación, algo simbólico, para que recordemos que el vivir la eternidad con Jesús es la razón principal de nuestras vidas, el verdadero motivo de nuestra existencia.
Pero... ¿Por qué estoy enfatizando esto? Porque la humanidad y tristemente también gran parte la iglesia, se han dejado engatusar por el mundo, por una mentira que nos induce a dedicar nuestras energías a este planeta en vez de prepararnos para el cielo. Es parte de la estrategia de Satanás, distraer, entretener, confundir y engañar a la humanidad, y así edificar su reino en este mundo. Por miles de años ha engañado a muchos que se identifican como cristianos a fin de que se unan a su equipo, a su fuerza laboral, con la meta de establecer su propia religión, que será dirigida por su títere, el Anticristo. Mientras la intensidad de su programa aumenta en estos últimos días, especialmente en el cristianismo, la levadura de esta apostasía ha sido depositada en todos los campos teológicos: entre los carismáticos, calvinistas, conservadores, liberales, pentecostales, bautistas, cristianos izquierdistas, seguidores de la Iglesia Emergente, del “evangelio social”, etc.
En su forma más simple, es una actitud de desdén hacia lo que dijo el apóstol Pablo en Colosenses 3:2: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Aunque esos que verdaderamente conocen y aman al Señor Jesucristo continúan luchando y son fieles a su amor por Él, hay otros quienes profesan ser cristianos, dicen que siguen su Palabra, mientras que por otra parte, intentan establecer su reino aquí en la tierra antes de su venida. Este objetivo antibíblico que se conoce como «Teología del Dominio», no es nada nuevo. De hecho este sistema teológico ha adoptado muchas formas a lo largo de la historia de la Iglesia.
Uno de los primeros ejemplos fue el sacro imperio romano. La idea de que los “santos” (que no eran otra cosa que el papado) apoyaban a los emperadores porque ellos iban a llevar al mundo entero bajo el rebaño de Cristo. Cuando esto no resultó, el papado se hizo cargo de la situación, tomó las riendas del poder absoluto y reinó en casi todo el mundo que existía en ese tiempo. Un historiador lo describe de esta manera, dice: «La iglesia de Roma gobernaba el mundo medieval y tenía todos los poderes del estado a su disposición: las leyes, cortes, contribuidores, los recolectores de impuestos, un gran aparato administrativo, el poder de vida y muerte sobre los ciudadanos y sobre los enemigos dentro y fuera del cristianismo. Los Papas tenían el derecho único de declarar guerra a los que no eran católicos. Tenían el poder para organizar ejércitos, conducir campañas bélicas y hacer tratos de paz en defensa de sus intereses territoriales». Como casi todos los dogmas y prácticas de la Iglesia Católica Romana, esto era totalmente contrario a las enseñanzas de Cristo, quien dijo: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían... pero mi reino no es de aquí” (Jn. 18:36).
El amilenialismo era la creencia teológica de esa época, según la cual el milenio o el reinado de Cristo por mil años, ya estaba ocurriendo, es decir, espiritualmente. El éxito mundano de la Iglesia Católica Romana parecía apoyar esta forma de pensar, pero no pasó mucho tiempo antes que el romanismo sucumbiera a sus propios excesos y corrupción interna.
Aunque la Reforma fue una reacción a los abusos del catolicismo, los reformadores mantuvieron la doctrina del amilenialismo intacta, al igual que muchas de sus enseñanzas y prácticas como el bautismo de los bebés y la teología de reemplazo (la creencia de que la Iglesia remplazó a Israel). Los versículos de las Escrituras que se referían a las bendiciones para Israel fueron espiritualizados y aplicados a la Iglesia; mientras que los que aludían al castigo de Israel, fueron ignorados.
John Calvino trató de hacer de la ciudad de Ginebra un modelo del Reino de Dios y por sus esfuerzos se le llamó «el Papa Protestante». Aunque su meta era admirable, los resultados de su implementación no fueron muy diferentes a esos que tanto objetó en la Iglesia Católica Romana. El historiador Will Durant escribió así en la página 1.300 de su obra La Reforma: Una historia de las civilizaciones europeas desde Wyclif hasta Calvino: «El nuevo clero... bajo el mandato de Calvino, se convirtió en más poderoso que cualquier sacerdocio desde Israel. Calvino decía, que ‘La ley real de una nación o de un estado cristiano, debía ser la Biblia, los clérigos debían ser los intérpretes de esa ley y el gobierno civil tenía que estar sujeto a ella, la que debía aplicarse en la manera que se interpretaba’».
Edwin Muir y John Knox, otros historiadores escribieron así en la página 106 de su libro Retrato de un Calvinista, publicado en 1929: «Los crímenes que se cometían en los tiempos de Calvino eran únicos. Era un delito reírse de los sermones de Calvino; el discutir con él en las calles de la ciudad, o entablar una polémica o una controversia teológica en su contra podía ser considerado una ofensa muy grave. Ginebra indudablemente no era el cielo en la tierra, aunque ese era el intento de Calvino. Por ejemplo, una cantidad exorbitante de platos en una mesa, un peinado demasiado elevado o diferente, un exceso de adornos, un color de vestido no aprobado, todo esto eran temas de debate y castigo. Y nadie sabía cuándo la policía de la iglesia podía llegar a la casa de uno por una supuesta infracción. En un año cuatrocientos ciudadanos fueron condenados por ofensas morales y en sesenta años, ciento cincuenta personas acusadas de herejía fueron quemadas en la hoguera».
La sociedad cristianizada de Calvino simplemente no era bíblica, ya que substituyó la gracia por la ley. Pero no solamente eso, sino que también era incoherente con la propia teología Calvinista. ¿Cómo se iba a “cristianizar” a aquellos que no estaban entre los elegidos de Dios, si se les consideraba como “totalmente depravados” y sin la habilidad para responder correctamente, por no haber sido tocados por la “gracia irresistible”? Los no elegidos nunca podrían ser los ciudadanos cristianos que Calvino demandaba.
La teología del «Dominio» adoptó una nueva forma en la década de 1940 en la provincia de Saskatchewan, en Canadá. En este sitio tuvo lugar un supuesto despertar espiritual que dio origen a lo que se llamó «Los Manifiestos Hijos de Dios», más comúnmente conocido como «El Movimiento de la Lluvia Tardía». La teología de este movimiento era muy diferente al punto de vista dispensacional, el cual es el rapto de la Iglesia seguido por siete años de tribulación y terminando en el Armagedón. Lo que este nuevo movimiento promocionaba era un escenario más “positivo”, incluso triunfante: el buscar a Dios y pedirle que derramara su Espíritu en un gran despertar espiritual mundial que produciría «Los Manifiestos Hijos de Dios», más conocido como el ejército de Joel. Estos serían creyentes, llenos de continuo con el Espíritu Santo, quienes manifestarían las mismas señales y prodigios que hizo Jesús y juzgarían y conquistarían el mundo en preparación para su reino milenial.
Ern Baxter, uno de los líderes del movimiento, dijo así en el libro de Sandy Simpson, publicado en inglés Dominionismo expuesto: «El pueblo de Dios tiene que empezar a ejercitar la ley, porque va a tomar dominio sobre el poder de Satanás... Conforme la fuerza de la vara del poder de Dios salga de Sión, ellos cambiarán la legislación, perseguirán al diablo, lo expulsarán de esta tierra y traerán y aplicarán los propósitos y el reino de Dios». Sin embargo, este movimiento tuvo los mismos problemas que Calvino tuvo en Ginebra. En la práctica, los supuestos “Manifiestos Hijos de Dios” no pudieron vivir bajo sus propios principios, aunque aplicaban medidas estrictas a las que llamaban «pastoreo».
La teología del dominionismo y la lluvia tardía se propagó entre los pentecostales y los carismáticos. A continuación mencionaremos algunas de las frases famosas popularizadas por líderes de este movimiento.
• Decía el finado pastor pentecostal Kenneth Hagin, considerado como el padre del movimiento La Palabra de Fe: «Sí, el pecado, las enfermedades, la muerte espiritual, la pobreza y todo lo demás que es del demonio, nos controló anteriormente. Pero ahora, ¡bendito sea Dios! ¡Nosotros somos los que dominamos porque este es el Día del Dominio».
• Decía también el fallecido pastor carismático John Wimber, uno de los líderes del Movimiento Vineyard: «Esos en el ejército de Joel, tendrán la misma unción que tuvo Cristo, y cualquiera que desee hacerles daño a estos creyentes debe morir».
• Mientras que estas son las palabras de George Warnock, uno de los líderes de la nueva reforma apostólica: «La manifestación de los Hijos de Dios son los vencedores, esos que alcanzan la perfección y avanzan hacia la inmortalidad para así establecer el reino de Dios aquí en la tierra».
El movimiento fue también promocionado por el obispo (ya fallecido) Earl Paulk, fundador de la Catedral de Chapel Hill, una mega iglesia carismática pentecostal en Decatur, Georgia. Él enseñaba que Cristo estaba «detenido en el cielo» hasta que su cuerpo, la iglesia, se purificara a sí misma y purificara también al mundo. El señor Paulk tuvo problemas purificándose a sí mismo, ya que tuvo una larga historia de inmoralidades sexuales y fue después condenado a prisión por perjurio. En la década de 1980, bajo el liderato de Paulk, la teología del reino carismático se unió con la teología de los calvinistas y se integró la alianza conocida como el reconstruccionismo cristiano o teonomía.
El reconstruccionismo cristiano fue popularizado por el pastor Rousas Rushdoony, un filósofo, historiador y teólogo calvinista, a quien se le acredita ser el padre del reconstruccionismo cristiano y su yerno también reconstruccionista, Gary North. Los miembros de esta organización creen que aplicando las leyes del Antiguo Testamento y los principios del Nuevo, los cristianos transformarán moralmente el mundo. North asegura que este principio traerá mucha gente a Cristo. Su escatología es posmilenialista (lo que quiere decir es que espera que Cristo venga después que la Iglesia domine el planeta por mil años), lo cual es visto por algunos como un número simbólico, en otras palabras, que podría ser un número mayor de años, durante los cuales este movimiento producirá muchos frutos aplicando la ley.
Desde la década de 1980 y a principios de este nuevo siglo, un grupo reconstruccionista llamado «Coalición para el Avivamiento», ha influenciado grandemente a evangélicos conservadores que intentan transformar a Estados Unidos en una nación gobernada por cristianos usando el proceso político. Aunque los reconstruccionistas y los carismáticos proponentes del Reino Ahora, estaban bastante apartados teológicamente, actualmente tal parece que se han unido adhiriéndose a principios básicos comunes a ambos grupos.
North afirma en el volumen diez, número uno, de la publicación Reconstruccionismo: El ataque a los “Nuevos” pentecostales, de enero y febrero de 1988, que todo esto tiene sentido, dice: «...Haber unido la teología de los reconstruccionistas posmileniales, con la teología de la confesión positiva de los carismáticos (con su dinero, audiencia y la tecnología satelital), ha sido un gran éxito».
Hace algunos años un pastor se encontraba sentado en la audiencia de una reunión de reconstruccionistas, y les preguntó si ellos realmente intentaban aplicar las leyes bíblicas del Antiguo Testamento, tales como el apedrear y otras penas capitales; y la respuesta que obtuvo de parte del líder del movimiento fue: «¡Absolutamente!». Tal parece que los calvinistas reconstruccionistas no han aprendido mucho del fracaso del gobierno totalitario de Calvino en Ginebra.
Este movimiento continúa propagándose hasta en nuestro día presente, especialmente entre los carismáticos. Jack Hayford, George Otis Jr., y C. Peter Wagner, promocionaron una forma de teología que consiste en la recuperación del dominio que Adán y Eva perdieron en el huerto del Edén. El doctor Kluane Spake, uno de los líderes del movimiento dice así en la publicación Teología del Dominio y el Reino AHORA: «Jesús nos ha dado la autoridad y nosotros debemos reclamarla, y restaurar, organizar y gobernar en toda la tierra, no solamente en el sentido espiritual, sino también en la parte económica, política y social». Este líder continúa explicando así la razón de por qué debemos hacerlo, dice: «Jesús ha sido detenido en los cielos hasta que todas estas cosas sean restauradas bajo sus pies. Él no va a regresar ni puede regresar físicamente a este planeta, hasta que la iglesia no haya impuesto una medida de autoridad celestial en esta tierra».
La forma de pensar de este movimiento está colmada de métodos, rituales y técnicas que deben ser seguidas y aplicadas fielmente para que el control sea efectivo. C. Peter Wagner en su libro Quebrantando fortalezas en su ciudad y confrontando los poderes, se refiere a lo que llama «estado del arte de las metodologías espirituales», lo cual debe lograrse al identificar los espíritus territoriales, realizar jornadas de oración, aplicar la guerra espiritual, arrepentirse, andar en caminos de reconciliación, involucrarse en la transformación de ciudades, realizar marchas de alabanza, redimir la cultura, tomar las ciudades, los sitios de trabajo y las escuelas, etc., todo para Cristo.
Pudimos ver la implementación de estas técnicas durante el apogeo de este movimiento, cuando algunos estudiantes trataron de “tomar para Cristo” la escuela de secundaria donde asistían. Enterraron cruces en el campo de fútbol y ungieron las ventanas del edificio de la escuela con aceite. No solamente no pudieron “tomar la escuela para Cristo”, sino que los directores del plantel estuvieron a punto de expulsar a cada una de las organizaciones cristianas de la escuela.
Wagner es el jefe de operaciones que está detrás de todo esto. Los métodos que dice que Dios le ha dado, son interminables. Él fue quien trajo a John Wimber al Seminario Teológico Fuller para que enseñara «Señales, prodigios y el crecimiento de la iglesia», lo cual más tarde fue publicado en un libro del cual Wagner fue co-autor con Wimber, que se tituló Los milagros y crecimiento de la iglesia. Wagner fue también el mentor académico que supervisó la disertación doctoral de Rick Warren en el Seminario Teológico Fuller.
Jack Hayford pasó varios años en asociación con Lloyd Ogilvie y otros pastores locales en la Iglesia Presbiteriana de Hollywood mientras aplicaban diversos métodos para “transformar la ciudad de Los Ángeles para Cristo”. Dice en el libro de Wagner ¡Tomemos dominio ahora!, que Hayford admitió cándidamente el fracaso de esta empresa años después, expresándose de esta manera: «Por el lado más siniestro, mi ciudad todavía se está siendo añicos internamente por la violencia de las pandillas, los asesinatos, la homosexualidad y la pornografía, mientras que otra parte sigue sofocada por el orgullo y la pedantería, lo cual es suficiente para que nos destruyamos nosotros mismos».
Todos estos movimientos a través de la historia de la iglesia tienen algo en común: han sido creados en la tierra. Están enfocados en el establecimiento del reino de Dios en el planeta para poder acelerar el regreso de Cristo, pero todos tienen un serio problema porque de acuerdo con las Escrituras el próximo reino que se va a establecer en la tierra es el del Anticristo, que durará siete años. Los verdaderos creyentes en Cristo no serán parte de él, porque el Señor Jesucristo habrá venido por ellos y se encontrarán en el cielo. Este evento es llamado EL RAPTO y ocurrirá antes del período de la gran tribulación, y durante ese mismo tiempo, aquellos que hayan seguido al Anticristo sufrirán la ira y el castigo de Dios.
• El Señor Jesucristo dijo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Jn. 14:1-3).
• “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas…Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles... Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá” (Lc. 12:35, 37, 40).
• El apóstol Pablo escribió: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Fil. 3:20).
• “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis” (1 Ts. 5:9-11).
• “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Ts. 4:16-18).
• “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Co. 15:51, 52).
• “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Col. 3:4).
• “Y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Ts. 1:10).
• “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tit. 2:13).
• “Que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ti. 6:14).
• También dijo el escritor de la carta a los Hebreos: “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (He. 9:28).
• Juan por su parte declaró: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:2, 3).
Tal como hizo notar el escritor cristiano Dave Hunt en la página 308 de su libro ¿Qué ocurrió con el cielo?: «El gran engaño es conseguir que desviemos nuestra atención del cielo a la tierra; del Dios verdadero a nosotros mismos; de la negación del yo a la aceptación, amor y estimación de uno mismo; de la verdad de Dios a las mentiras de Satanás. En el centro de este engaño están las creencias que tienen una atracción espiritual engañosa, pero que en realidad nos alejan del amor a Cristo y de su venida, y nos llevan a la ambición terrenal de tomar control de la sociedad, reconstruir este mundo y transformarlo en el paraíso que Adán y Eva perdieron».
Mucho a lo que me he estado refiriendo son las semillas de un movimiento engañador y maligno que ha plagado a la Iglesia por los últimos mil años. Estas semillas han echado raíces y ahora han brotando en la Iglesia en esta primera década del siglo XXI.
A continuación vamos a referirnos a lo que se está tratando de promocionar en el cristianismo hoy en día para desviar a la Iglesia (a los verdaderos creyentes en Cristo) de su deseo por la venida del Señor Jesucristo, quien vendrá para llevársela al cielo. Examinaremos si las medidas y acciones que la Iglesia está aceptando y aplicando ahora, tal como el movimiento ecológico, el movimiento ecuménico, el evangelio social, el activismo político, el redimir la cultura, el resolver los problemas del mundo a través de un plan de paz, etc., son metas que apoya, respalda, recomienda y aprueba la Palabra de Dios.
El apóstol Juan dijo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:15-17).
Este breve artículo es un análisis de la tendencia inquietante dentro del cristianismo de hoy en día. Nuestra preocupación es que si los que han profesado ser creyentes en Jesucristo se distraen con los aspectos seculares de este mundo, entonces se están desviando de la fe y han sido atrapados en una red de engaño, y en el mejor de los casos van a perder el corazón que Dios desea para ellos y, en el peor van a contribuir inconscientemente al reino y a la religión del Anticristo.
Engaño en otras áreas
Tal como expliqué en la primera parte de este artículo, el enfoque en las cosas de este mundo no es nada nuevo en la historia de la humanidad o de la iglesia. Desde la época de la torre de Babel, los seres humanos han tratado de crear una utopía y edificar un reino, ya sea independiente de Dios o, supuestamente en Su nombre, pero para su propio fin. Para aquellos que se llaman cristianos, hay una simple prueba a fin de discernir si es que han caído en ese engaño. La pregunta es la siguiente: ¿Es su forma de pensar y sus acciones coherentes con lo que la Palabra de Dios dice acerca del reino de Dios, el rapto de la iglesia, las advertencias proféticas de los últimos tiempos para con el mundo, el desvío final de la humanidad en rebelión absoluta y el destino eterno de aquellos quienes aman al Señor?
La marca del cristiano verdadero es que está conforme con lo que las Escrituras enseñan. Aquellos quienes están satisfechos con las metas o con las agendas de este mundo, ya sea personalmente o participando en programas organizados que renuncian o comprometen lo que la Biblia enseña, aunque ellos sean en realidad creyentes, de todas maneras están dejándose llevar por la corriente y se están apartando de la fe, tal como declara Hebreos 2:1: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”. Esto significa que los frutos hechos para el Señor y las recompensas eternas se verán afectados de manera adversa, pero no el futuro eterno con Él, el cual fue asegurado cuando Jesucristo pagó la expiación completa de sus pecados sobre la cruz, y lo aceptaron como su Señor y Salvador.
La Biblia no se refiere a lo que se avecina en la vida de este planeta, como a algo esotérico o un misterio críptico. De manera simple y clara nos informa de lo que sucedió en tiempos antiguos y lo que va a ocurrir en el futuro.
Desde el momento del primer pecado contra Dios en el huerto de Edén, hasta el día presente, los efectos de ese pecado se fueron propagando hasta generar una maldad progresiva entre la humanidad. Está registrado en el capítulo 6 de Génesis, que en el principio, y en respuesta a la proliferación de la maldad entre los seres humanos, Dios los destruyó a todos con un diluvio universal, con la única excepción de ocho personas. El pecado no ha disminuido, sino que continúa separando al hombre de Dios. Desde los días de Noé y de su familia y la repoblación de la tierra, fueron muy pocos los períodos de obediencia colectiva hacia el Creador.
Todo esto era conocido por Dios desde antes del principio del tiempo, igualmente lo que Él haría por la humanidad para mantener así su amor insondable por sus seres creados. Su solución para reconciliar al hombre consigo mismo fue indicada inicialmente después de la caída del hombre en el huerto del Edén, cuando le dijo a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar... Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Gn. 3:15, 21).
Esto mismo fue anunciado después por medio de los profetas a través del Antiguo Testamento, que el Salvador enviado por el Señor tomaría forma humana por medio de un nacimiento virginal. Él sería Dios hecho hombre y un siervo sufriente, cuya muerte expiatoria pagaría por los pecados de la humanidad. Su resurrección de entre los muertos corroboró que la pena infinita que sufrió por una humanidad condenada fue aceptable y satisfizo la justicia perfecta demandada por el Creador.
Después de haber comisionado a sus discípulos para compartir con el mundo las buenas noticias de su salvación, leemos en el libro de Hechos, sobre la ascensión de Cristo desde el monte de los Olivos hacia el cielo, y de su futuro retorno al mismo lugar: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:9-11). Los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamento nos dicen sobre los eventos significativos que van a ocurrir aquí en la tierra antes del retorno del Señor, y también después:
• Deuteronomio 28:64, Levítico 26:33 y muchos otros pasajes más, hablan de la destrucción de Jerusalén y la dispersión de los judíos.
• En Isaías 11:11, 12; 43:6 y Ezequiel 20:33-38, del regreso y la reunión de los judíos después de su dispersión por todo el mundo.
• En Juan 14:1-3 y 1 Tesalonicenses 4:16-18, del retorno del Señor Jesucristo por su Esposa, la iglesia, para llevarse a los creyentes al cielo y celebrar allí, las bodas del Cordero.
• En Jeremías 30:7 y en Mateo 24:21, 22 del derramamiento de la ira de Dios durante los siete años de la gran tribulación, después del rapto de los santos.
• En 2 Tesalonicenses 2:3, 4 y Apocalipsis 13:7, 8, del auge al poder del Anticristo como dictador único del mundo entero.
• En Joel 3:1, 2, 9-15 y el capítulo 38 de Ezequiel, de las naciones del mundo uniéndose todas en contra de Israel para destruirlo.
• Del retorno de Jesús desde el cielo con sus santos y la destrucción de aquellos quienes han tratado de aniquilar a Israel en el capítulo 12 de Zacarías.
• Satanás será atado por mil años, y a continuación se establecerá el trono y el reino milenial de Jesús en Jerusalén y en toda la tierra. Esto se halla anticipado en el capítulo 20 de Apocalipsis e Isaías 65:17-25.
• La restauración de la tierra después de la devastación de la gran tribulación, sobre lo cual leemos en Isaías 11:1-10 y Ezequiel 47:1-12.
• Dice Apocalipsis 20:7-9 que a la conclusión de los mil años del reino milenial, el Señor le pondrá fin a una rebelión mundial dirigida por Satanás.
• En Apocalipsis 19:20; 20:10, 14-15; 21:8, leemos que todos los que se rebelaron serán arrojados al “lago de fuego”.
• El apóstol profetizó en 2 Pedro 3:7, 10-13 que los cielos y la tierra pasarán con gran estruendo y Dios creará de manera perfecta, nuevos cielos y nueva tierra en donde morará la justicia.
Así como todas las profecías relacionadas con la primera venida del Señor Jesucristo tuvieron cumplimiento hasta en su detalle más pequeño, con un cien por ciento de exactitud, podemos estar absolutamente seguros que las profecías bíblicas futuras se cumplirán también con la misma precisión. Además, como ya vimos, anticipan condiciones espirituales y físicas que van a tener lugar en la tierra. Una de las cosas que deben ser obvias al observar este escenario profético, es que este mundo tiene un propósito temporal que es increíblemente corto comparado con la eternidad. El no reconocer esto, es ignorar la realidad de que los creyentes somos residentes temporales de este mundo, pero que nuestra ciudadanía está en los cielos: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Fil. 3:20).
Nuestra responsabilidad entonces como cristianos, es investigar las Escrituras y comparar los movimientos, programas, agendas y otras cosas, que se están promulgando en la actualidad, y especialmente en el mundo cristiano, y compararlo con lo que está profetizado en la Palabra de Dios. Eso determinará a qué o a quiénes vamos a apoyar, y a qué o a quienes vamos a rechazar, y hasta oponernos firmemente, tal como nos exhorta Pablo: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” (Ef. 5:11).
Ciertamente a la humanidad en general le placería mucho resolver sus disputas sin la ayuda del Dios de la Biblia. También podemos decir que son muchos los “cristianos” que están tratando de remediar los problemas mundiales en maneras que no están respaldadas por las Escrituras. Incluso algunos de los métodos que están usando están en contradicción abierta con lo que enseñan las Escrituras.
La organización global fundada por Rick Warren, cuyas siglas en inglés son P.E.A.C.E - por PAZ, es uno de los tantos programas y puntos de vista que están en clara discrepancia con la Palabra profética de Dios. Este proyecto descrito como un «plan de cincuenta años», pretende resolver todos los problemas globales como las enfermedades pandémicas, la pobreza extrema, el analfabetismo, la corrupción, el calentamiento global, el vacío espiritual, etc. Según el señor Warren su agenda social y de obras fue desarrollada después de haber leído los evangelios, añadiendo que fue el propio Jesús quien le dio el modelo para crear el antídoto contra los cinco problemas más serios del planeta.
Subsecuentemente, él expandió ese modelo a otro, saliéndose de la exclusividad del cristianismo y produjo otro plan que incluye el apoyo y respaldo de todas las religiones. La letra «P» del nombre de su organización, en el título original significaba «Plantar iglesias», es decir el establecimiento de iglesias. Se suponía que era el antídoto clave para resolver los problemas mundiales. Sin embargo, después de haber conversado en una asamblea con los representantes de las religiones mundiales, cambió su significado de «Plantar iglesias» a «Promover la reconciliación».
Warren entonces anunció, que sin lugar a dudas los problemas universales no pueden ser resueltos «sin incluir a todas las gentes de fe y sus instituciones religiosas». Declaró ante la audiencia del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en enero del 2008, que se van a necesitar todas las instituciones religiosas como centros de distribución de recursos para ayudar a erradicar los problemas globales. En este cambio que promociona ahora, incluye a mezquitas Islámicas, templos hindúes, todas las sectas y religiones e incluso a homosexuales y lesbianas, como participantes para resolver las necesidades sociales.
Esto sin duda impresiona a la humanidad en general, pero está en abierta contradicción con lo que dice Dios en su Palabra. El Señor de la Biblia es un Dios exclusivo, y declara: “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí...” (Is. 45:5a). Jamás debemos tener comunión con esos que promueven a dioses falsos. El apóstol Pablo nos dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Co. 6:14, 15).
La agenda ecuménica, económica y social del señor Warren que pretende resolver los problemas de este mundo, es ilógica y antibíblica. ¿Cómo es posible que promocione algo que va a curar “el vacío espiritual” de las personas y para remediar ese vacío recurra a otros que promocionan una espiritualidad falsa? El apóstol Pedro nos dice: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:12). El mismo Señor Jesucristo declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6).
Si no existe otro Dios, excepto el Señor verdadero revelado en la Biblia, y si la salvación se puede obtener únicamente a través de Jesucristo, tal como lo declaran las Escrituras, entonces todos los otros dioses y todas las otras maneras de salvación son falsas, sin ninguna esperanza para quienes las siguen. Sin embargo, Warren le dijo a la audiencia religiosa en Davos, «Que no estaba muy interesado en saber qué los motivaba a hacer el bien, con tal de que lo hicieran». Trágicamente, él corrobora la misma mentira que mantiene a miles de millones de personas religiosas cegadas a la verdad y lejos de Jesucristo, al buscar una “salvación por obras”.
La influencia que tiene este programa que pretende “resolver los problemas del mundo” es abrumadora. El plan de Warren fue presentado en su libro Una vida con propósito, el cual ha vendido más de treinta millones de copias y ha sido traducido en cincuenta y dos idiomas. Asegura en su página de internet, que más de quinientas mil iglesias evangélicas se han unido a él en su programa ecuménico y antibíblico.
La manera cómo el señor Warren trata de resolver los problemas mundiales, además de estar mal dirigida, no es el único programa o plan terrenal que niega la profecía bíblica, existen otros programas similares que también están ganando adherentes hoy en día.
Rob Bell, un autor norteamericano, conferencista y pastor fundador de la Iglesia Bíblica Mars Hill en Grand Rapids, Michigan, en su libro publicado en inglés Velvet Elvis, refleja la filosofía de los líderes de las Iglesias Emergentes, y también tiene un plan para resolver los problemas globales. Dice: «La salvación consiste en que todo el universo se ponga en armonía con su Creador... Nosotros podemos unirnos a un movimiento que es tan grande y tan ancho como el universo mismo. Dios desea restaurarlo todo... Las rocas, los árboles, las aves, los pantanos y los sistemas ecológicos. La meta no es escapar de este mundo, sino hacer de él la clase de lugar al que Dios pueda venir. Y Él nos está convirtiendo en el grupo de personas aptas para hacer este trabajo».
Brian McLaren, sin duda el líder más conocido de la Iglesia Emergente, tiene un punto de vista distorsionado de la profecía bíblica, tal como lo tienen todos los seguidores del movimiento de la Iglesia Emergente. Dice que el libro de Apocalipsis es la «literatura de los oprimidos» para inspirar a «cada generación», en lugar de considerarlo como una advertencia de Dios acerca de eventos y juicios futuros que habrán de venir sobre toda la humanidad no regenerada.
Estos eventos y juicios futuros están indudablemente en contradicción directa con la agenda para resolver los problemas globales y convertir este mundo en un paraíso. McLaren declara: «En esta luz, (es decir al quitarle el aspecto profético del libro del Apocalipsis) el Apocalipsis se revela como un libro muy poderoso acerca del reino de Dios para aquí y para ahora, y que está al alcance de todos». Él, como Rick Warren, también tiene un punto de vista distorsionado sobre la profecía, está convencido que es necesario que todas las religiones del mundo trabajen unidas para el beneficio de la sociedad. Y añade: «Creo que nuestro futuro va a requerir que nos unamos humilde y caritativamente con personas de otros credos, como los musulmanes, hindúes, budistas, judíos, seculares y otros, para así lograr la paz, el control del medio y la justicia para todos, lo cual es algo de gran importancia para el corazón de Dios». Aunque este sentimiento, apela a los deseos de la carne está muy distante del CORAZÓN DE DIOS y de su Palabra.
El evangelio ecológico
La restauración o preservación de este planeta como una causa común entre la iglesia, ha superado con creces los principios bíblicos de la mayordomía y se ha convertido en una meta global, muy distante de lo que Dios nos dice en su Palabra. Las Escrituras dejan claro que abusar de lo que el Creador nos ha dado es pecado. Pero, algunos están usando la Biblia erróneamente para justificar y promulgar sus agendas antibíblicas.
Eugene Peterson, en su “traducción” de la Biblia titulada El Mensaje, que se ha convertido en un éxito de ventas al vender más de diez millones de copias, no tiene ningún reparo en distorsionar las Escrituras por “la causa”. Él traduce Juan 3:17 diciendo que Jesús «vino a ayudar, a poner este mundo nuevamente correcto», mientras que el versículo original dice: “para que el mundo sea salvo por Él”. Peterson también promulga las ideas del Movimiento Ecológico Verde, añadiendo el calificativo «verde» a Romanos 15:13, al decir: «Y el Dios de ‘verde’ esperanza os colme de todo gozo...»
El vender Biblias es un gran negocio hoy en día, y donde hay una “causa”, por lo general está la tendencia a producir una Biblia que implique que tal o cual agenda la respalda la Escritura. Y sobre esto dice el propio anuncio que la promueve: «La editorial HarperOne ha publicado en Estados Unidos ‘The Green Bible’ - ‘La Biblia Verde’, un libro que recoge referencias y pasajes bíblicos en relación con la protección y cuidado de nuestro planeta. Ambientalistas y científicos no dudan de la utilidad ecológica de algunos de los pasajes reseñados. La editorial además señala que el libro recoge citas inspiradoras de las enseñanzas cristianas a lo largo del tiempo, es una guía personal de estudio, es un índice de la actualidad e incorpora un apéndice con referencias a otras lecturas y recomendaciones de cómo colaborar y qué medidas adoptar».
Esta Biblia es presentada en asociación con el Club Sierra, la sociedad Humanista y el programa de Eco-Justicia del Concilio Nacional de Iglesias. El prólogo de esta supuesta Biblia lo escribió el arzobispo anglicano hereje Desmond Tutu y tiene contribuciones del líder emergente Brian McLaren y el obispo Tom Wright, presidente de la Sociedad Bíblica Británica y Foránea. Tanto McLaren como Wright, predican de “redimir la tierra”. Los promotores de ventas de estos libros alegan que desde el momento que la Biblia menciona la palabra “tierra” dos veces más que las palabras “cielo” y “amor”, entonces según ellos, «la Biblia contiene un mensaje poderoso para la tierra». Esa manera de pensar y de razonar es tanto ilusoria como engañosa. El PODEROSO MENSAJE de la Biblia son las “buenas nuevas” de lo que Dios hizo para reconciliar al hombre consigo mismo, para que así nosotros podamos estar con Él por la eternidad. La tierra en que vivimos representa una minúscula parte en el plan eterno de Dios.
Otro falso evangelio
Tristemente, un número creciente de creyentes están asegurando sus botes salvavidas a este barco que se llama tierra, la que es como el Titanic, y lo están haciendo con el propósito de redimirla. En lugar de eso, nuestra “agenda” debe estar en conformidad con el mandato bíblico del evangelista y ganador de almas, John Harper. La historia nos dice que él fue guiado por el Señor para cambiar su pasaje por una semana en su viaje a Estados Unidos y así subió a bordo del Titanic. Adoptó esa decisión sabiendo que Dios quería usarlo. Es recordado como «el verdadero héroe del Titanic», y como «ministro de Dios a los que estaban pereciendo espiritualmente».
Se cuenta que corría de un lado a otro en la cubierta del barco ayudando a quienes estaban en necesidad. Le entregó su chaleco salvavidas a otro, mientras le pedía a todos a quienes encontraba a su paso, que se acercaran a Dios en busca de salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Cuando la gigantesca embarcación empezó a hundirse en las heladas aguas del Atlántico, Harper saltó de la cubierta y empezó a nadar hacia otras personas, y a quienes podía ver y hablar, les decía que se entregaran a Cristo. ¡Señor, danos el mismo amor por los que están pereciendo, tal como el que le diste a tu siervo John Harper, y por tu gracia, úsanos de acuerdo a tu Palabra!
Dijo el autor de la epístola a los Hebreos: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (He. 2:1).
Las advertencias dadas a través del Nuevo Testamento enfatizan la importancia de conocer lo que enseña la Biblia y asegurarnos que nuestros pensamientos y acciones estén conforme a la Palabra de Dios. Considere por ejemplo lo que dice 2 Timoteo 4:3-5: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.
La advertencia profética del apóstol Pablo habla del tiempo en que aquellos que profesen ser cristianos no “sufrirán la sana doctrina”. Por increíble que parezca, ellos en realidad rechazarán las enseñanzas de las Escrituras como su única autoridad, se “apartarán de la verdad” de la Palabra de Dios y considerarán otras opiniones y otras especulaciones de los hombres. No solamente la Biblia ha dejado de ser su autoridad, sino que también han llegado a un punto que consideran que la Biblia ya no es suficiente para sus vidas.
Aunque algunos enseñan que ya estamos en el milenio, que Satanás ha sido atado, el Señor Jesucristo está reinando entre la humanidad y las cosas están mejorando cada día, ni las Escrituras ni la realidad confirman esta ilusión milenial. Sin embargo, toda la evidencia confirma la creencia que estamos viviendo en el tiempo anticipado por el apóstol Pablo, en los días en que la apostasía continúa aumentando y se está abandonando la fe que fuera un día confiada a los santos.
El movimiento de crecimiento de la iglesia
Durante las últimas dos décadas The Church Growth Movement (Movimiento de Crecimiento de la Iglesia), ha ejercido una enorme influencia en llevar a la comunidad evangélica hacia la apostasía. Por siglos la palabra «evangélica» sirvió para describir la parte conservadora del cristianismo que creía firmemente que la Biblia era infalible, la única autoridad en asuntos de fe y de práctica. Los “cristianos evangélicos” consideraban que la Escritura era suficiente en todo lo que concierne a la vida y la santidad. Aunque muchos todavía aseguran tener estas creencias, el número de ellos se ha reducido drásticamente debido a las tendencias recientes en el cristianismo.
El Movimiento de Crecimiento de la Iglesia en particular ha sido el principal catalizador en la desaparición de la fe bíblica entre los evangélicos hoy. En su afán de atraer a los que no son cristianos y a cristianos nominales a sus iglesias, este movimiento ha implementado conceptos y métodos seculares a fin de alcanzar su meta, principalmente al emplear las técnicas de mercadeo. Central a este propósito ha sido el desarrollar “iglesias amigables, sensitivas o con propósito”.
Estas técnicas o este mercantilismo, ocupan su lugar en el mundo de los negocios. Sin embargo, cuando se aplican a la iglesia su efecto es devastador para la enseñanza bíblica. El problema obvio es que el enfoque del mercantilismo siempre está en el cliente o el consumidor: En que el cliente siempre tiene la razón y hay que tratar de complacerlo. Esto ha ocasionado que miles de iglesias “evangélicas” sigan estas técnicas, mientras que filtran o eliminan esas cosas de la Biblia que consideran ofensivas para las personas no regeneradas que han sido atraídas a sus congregaciones en particular. De acuerdo con el punto de vista del comercio, ciertas enseñanzas que se encuentran en la Biblia, aunque constituyen la sana doctrina, deben ser eliminadas. Es por eso que en la actualidad no se predica sobre la naturaleza pecaminosa del hombre, el pecado y la sangre expiatoria del Señor Jesucristo como el único medio de redención (para no decir el evangelio mismo), porque tales cosas pueden ofender al consumidor. Por lo tanto, las ignoran para así estar seguros que los clientes continuarán regresando.
El Movimiento de Crecimiento de la Iglesia ha infectado a miles de iglesias alrededor del mundo y ha contribuido en gran manera al cumplimiento de la profecía bíblica de 2 Timoteo 4:3-5: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.
El resultado ha sido una iglesia “evangélica” que se ha apartado de la leche de la Palabra de Dios. Esta condición espiritual anémica ha creado miles de cristianos que son débiles, vacíos, sin conocimiento bíblico, creyentes que padecen “abibliosis” crónica, quienes como torpes ovejas son alimentados a cucharadas por quienes comercian con la religión. Estos creyentes no sólo “no sufrirán la sana doctrina”, sino que serán incapaces de discernir la verdad bíblica del error. Por consiguiente, el llamado a que seamos como los bereanos, que escudriñemos las Escrituras para ver si lo que enseñan los líderes cristianos es verdad, ha sido funcionalmente silenciado para multitudes de evangélicos. A pesar de que leemos en la Escritura: “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hch. 17:10, 11).
El Movimiento de Crecimiento de la Iglesia es sólo una de las tantas tendencias religiosas que ha causado que la iglesia se desvíe de las Escrituras. Este proceso de alejamiento ha sido la principal estrategia de Satanás para apartar a la humanidad de la Palabra de Dios, lo cual tan efectivamente logró desde el principio cuando engañó a Eva en el huerto del Edén y plantó las semillas del engaño al decirle: “...¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gn. 3:1b). Es obvio que su manera de operar es plantar las semillas de la duda y usar el engaño, ¿pero cuál es su meta y hacia dónde se dirige todo esto?
De acuerdo con las Escrituras, el mundo está moviéndose hacia la consolidación de una religión mundial única, cuyo dirigente será “el hombre de pecado, el hijo de perdición”, el Anticristo: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Ts. 2:3, 4).
Su religión será un cristianismo apóstata, una gran distorsión de lo que enseña la Biblia, sin embargo, mantendrá un barniz cristiano “positivo”. Aunque el Anticristo no se revelará y su iglesia apóstata sólo será reconocida oficialmente hasta después que los verdaderos creyentes hayan sido sacados fuera de este mundo en el rapto, su religión y su iglesia se han estado estructurando durante miles de años. No se necesita gran perspicacia para reconocer que está tomando forma ante nuestros ojos. Nosotros confiamos en las palabras de Pablo, quien profetizó: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Ts. 4:16-18).
La palabra «ecumenismo», que originalmente significaba «el proceso para unificar las denominaciones cristianas», entre las que estaban incluidas sectas pseudo cristianas, se ha expandido hoy en día para incluir «a gente de todos los credos y religiones». Este es uno de los medios principales para estructurar una religión y una iglesia mundial. Como la mayoría de doctrinas bíblicas son una piedra de tropiezo para la armonía ecuménica, son pasadas por alto en favor de la unidad. Como ya mencionáramos anteriormente, el rechazo profetizado a la sana doctrina ha pavimentado el camino para la unidad ecuménica. Con la doctrina de Cristo y Dios distorsionada o negada, el propio Dios ha sido abandonado efectivamente, y dice la Escritura: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo” (2 Jn. 9).
El vacío que se ha creado al remover la sana doctrina bíblica para discernir las instrucciones Divinas entre esos que profesan seguir a Cristo, ha sido engañosamente llenado por un “...camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Pr. 14:12). La muerte involucra separación. En lo que respecta a la muerte física, esto significa la separación del alma y del espíritu del cuerpo físico. También se refiere a la separación de uno mismo de la verdad de Dios y de su Palabra al escoger los caminos del hombre. Esta condición está desenfrenada en el cristianismo en la actualidad, y ha fomentado agendas que en realidad parecen correctas, pero que tendrán terribles consecuencias en el progreso de la apostasía.
En este breve artículo hemos presentado ejemplos de la historia de la iglesia, de los varios intentos por establecer el reino de Dios o utopías cristianas, o por imponer un dominio cristiano sobre la tierra. El hecho de que todos hayan fracasado en alcanzar su agenda antibíblica, no ha disuadido a esos que tratan de imponer sus metas, cuyos esfuerzos parecen ser mucho más celosos en nuestros días. Lo que es aún más impactante acerca de todo esto, es cómo movimientos separados que aseguran ser cristianos se han unido para “apoyar, arreglar, restaurar, redimir, tomar dominio, o solucionar los problemas del mundo”, antes del retorno del Señor. Algunos incluso declaran que Cristo no puede regresar hasta que sus siervos, los cristianos, hayan cumplido con la «Gran Comisión de restaurar y establecer el reino de Dios en la tierra».
Como ya hemos visto, mucho de lo que se ha propuesto es enseñado por un amplio número de grupos y movimientos “cristianos”, los que a pesar de todo aseguran adherirse a la Biblia, tal como La Lluvia Tardía, Los Manifiestos Hijos de Dios y el Reino Dominionista de Pentecostales y Carismáticos, los amilenialistas del catolicismo romano y luteranos, los reconstruccionistas y preteristas del calvinismo y la teología reformada, la agenda del Plan Global P.E.A.C.E y los movimientos verde y del medio ambiente de los neoevangélicos y las promociones del movimiento de la Iglesia Emergente.
No es coincidencia que los mormones y testigos de Jehová tengan puntos de vista relacionados. Pero... ¿Qué pasa entonces con los cristianos orientados hacia la izquierda con un evangelio social, que tienen poco interés en las verdades bíblicas, pero quienes constituyen una gran parte vocal del cristianismo? Por increíble que parezca, ellos también integran muy cómodamente esta unidad religiosa para “arreglar el planeta”.
El agujero en nuestro evangelio
Un ejemplo de esto, es un libro que aunque ya se está anunciando en español, todavía no está para la venta, que se titula El agujero en nuestro evangelio. Su autor es Richard Stearns, presidente de World Vision (Visión Mundial) de Estados Unidos. Bill Hybels pastor de la Iglesia Willow Creek compró diez mil copias, e iglesias que son parte de la Asociación Willow Creek asimismo han ordenado miles de copias. En las cinco páginas incluidas en el ejemplar de las personas que lo apoyan, están Chuck Colson, Kay Warren, Paul David Hewson (más conocido por su nombre artístico Bono), Jim Wallis, Tony Campolo, Max Lucado, Ron Sider, Eugene Peterson, Alec Hill y Leighton Ford, entre otros. Este volumen que estamos criticando está colmado de citas de santos y místicos católicos, junto con la Premio Nobel, la Madre Teresa de Calcuta, el personaje principal del mensaje de Stearns. Esta supuesta cita de San Francisco de Asís establece el tema del libro: «Predicar el evangelio siempre; cuando sea necesario utilice las palabras».
La tesis de Stearns es que los cristianos tienen un agujero en el evangelio, si no practican las buenas obras. Las “buenas obras” que tiene en mente se centran principalmente en las necesidades físicas de los pobres y en corregir las injusticias sociales en el mundo. El caso es que pocos se atreven a argumentar su sinceridad o dudar de la nobleza de su objetivo. Pero... ¿Es esto bíblico? Desde el principio hasta el fin, Stearns emplea mal y abusa de la Escritura en su intento por probar su caso.
Es obvio que está bien confundido con respecto al evangelio bíblico. A continuación haremos un paréntesis para examinar la forma cómo interpreta la parábola del juicio de las naciones que dice: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mt. 25:31-46).
Asegura en la página 53, que esto se trata del juicio final de los salvos y los perdidos, y declara que «A esos cuyas vidas se caracterizaron por sus hechos de amor hacia los más necesitados, el Señor les dará la bienvenida en el reino de su Padre». Y agrega: «Quienes no respondieron a las necesidades de los pobres y cuya fe no mostró ni expresión ni compasión por los necesitados, fueron condenados al fuego eterno». Aunque trata de definir su evangelio de obras solamente, dice en la página 59: «Esto no quiere decir que somos salvos haciendo solamente buenas obras para satisfacer a Dios». En la página 187 del libro, cita el ejemplo de Lázaro y el hombre rico diciendo: «La conclusión clara es que el hombre rico fue al infierno por su apatía y por no haber actuado de acuerdo con la realidad de la tremenda disparidad entre su fortuna y la pobreza de Lázaro».
Todo el tema del libro enfatiza un evangelio social que exhorta al lector a trabajar en la restauración de la justicia en nuestro planeta. Y dice en las páginas 243 y 244: «Jesús busca un nuevo orden mundial en el que este evangelio entero, que se distingue por la compasión, la justicia, y la proclamación de las buenas nuevas, se convierte en una realidad, en primer lugar en nuestros corazones y mentes, y luego en el resto del mundo por medio de nuestra influencia. Este no es un reino lejano y distante para ser experimentado sólo en el más allá. La visión de Cristo fue de un orden mundial ahora, redimido y habitado por un pueblo redimido».
En la página 2 reprende a los cristianos porque «están tan obsesionados con el cielo, y no son lo suficientemente buenos para estar en la tierra». Y agrega: «Si Jesús estuvo dispuesto a morir por este planeta tan atribulado, también yo necesito preocuparme por él». Ciertamente la Escritura enseña que los creyentes no deben abusar de este planeta, pero eso está muy lejos de la ilusión de tratar de renovarlo moral y físicamente por medio de las “buenas obras”. La epístola a los Hebreos, honra a los santos de la antigüedad como modelos de fe que debemos imitar, y nos dice: “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad” (He. 11:13-16).
Sin embargo, Stearns declara en las páginas 2 y 3 de su libro: «El evangelio en sí nació de la visión de Dios de un pueblo cambiado, que desafía y transforma los valores y prácticas que prevalecen en nuestro mundo. Jesús le llamó al nuevo orden mundial resultante el ‘reino de Dios’... y dijo que llegaría a ser una realidad en las vidas y obras de sus seguidores».
En contraste con el título de su libro, existe más que un “agujero” en el evangelio de Stearns. Es claro que lo que está promocionando es “un evangelio diferente”, y el término que utiliza es «una revolución social». Este evangelio engañará a muchos, pero no salvará a nadie, aunque sí va a unir a un número incontable de personas. En la página 51, Stearns cita a Rick Warren cuando dice: «La primera revolución... fue acerca de credos; esta nueva revolución va a ser sobre nuestras obras. La primera dividió a la iglesia; ésta segunda la va a unificar». Y sobre todo esto, dice Pablo en Gálatas 1:6 y 7: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo”.
Este volumen, aún mucho más popular que el tan famoso libro Una vida con propósito va a unir a muchos que se llaman cristianos y a seguidores de otras religiones y a muchos ateos que van a demostrar su moralidad haciendo buenas obras. La salvación a través de las buenas obras, es el sistema de fe para todas las creencias religiosas, excepto para el cristianismo bíblico. Además, los diversos programas que promocionan esas prácticas y esta clase de fe, están ahora ganando el respeto y el apoyo financiero del mundo, mientras contribuyen al bienestar social de las masas sin necesidad de convertirlas.
De acuerdo a las Escrituras, existe algo inquietante y siniestro cuando el mundo apoya a la iglesia y a sus programas. A lo largo de los siglos, hemos visto ejemplos de ministerios que empezaron muy bien, pero que después de un tiempo se alejaron de la fe. Si reside en Estados Unidos, ¿cuándo ha visto algo remotamente cristiano en las instalaciones de la Asociación de Jóvenes Cristianos? ¿Cuándo ha visto que un representante del Ejército de Salvación, quienes usualmente se encuentran ante las puertas de almacenes y supermercados tocando una campanita, le ha entregado a alguien un folleto para la evangelización? Y no sólo eso, sino que si trata de encontrar una exhortación que lo anime a compartir el evangelio en la declaración de su misión cristiana de la organización llamada World Vision, no va a encontrarla, y no está allí porque esa organización así lo ha decidido, al igual que otras agrupaciones llamadas cristianas que han sucumbido al engaño secular.
Todos estos engaños se manifiestan, cuando se implementan los métodos del hombre para satisfacer las necesidades físicas, en lugar de procurar lo que Dios desea para nosotros por la eternidad. Nada debe tener prioridad sobre la proclamación del evangelio bíblico, porque no sólo es la única esperanza de la humanidad, sino también su esperanza eterna. Cualquier estrategia para presentar el evangelio, que no refleje de manera clara y directa la verdad del contenido de la Biblia, es una perversión de la misma, no importa lo correcta o práctica que pueda parecer. Cualquier persona que participe en los programas, prácticas o creencias que pasan por alto las advertencias proféticas de la Palabra de Dios con respecto a los acontecimientos en los últimos días, puede muy bien convertirse en un colaborador involuntario de la religión apóstata del Anticristo.
El Señor Jesucristo ofrece el antídoto y las medidas preventivas que protegerán al creyente para no ser influenciado, “y escapar del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Ti. 2:26). Nos dice: “...Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31b, 32).