La Generación de los “Nones”
- Fecha de publicación: Sábado, 06 Noviembre 2021, 09:57 horas
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Cuando Satanás trató por primera vez de engañar a Adán y Eva, lo hizo desacreditando a Dios. “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:1–5).
Su astuta distorsión de las Palabras del Creador y las contradicciones a Sus claras instrucciones, avivaron el pecado en el corazón humano. La maldición resultante contaminó la creación perfecta y ocasionó la descomposición del hombre: de eterno a mortal y su muerte final.
En las generaciones que siguieron, la humanidad se alejó cada vez más del Dios viviente. Sin embargo, reconociendo la existencia de un reino espiritual más allá de sus sentidos físicos, muchas culturas forjaron y adoraron dioses falsos, aunque en realidad era Satanás y su séquito de espíritus rebeldes quienes acechaban detrás de cada ídolo creado por las manos de los hombres.
En el mundo tan distorsionado en que estamos viviendo hoy, hay seres humanos que profesan ser satanistas. Alaban al diablo como señor y buscan ofender deliberadamente al Dios Todopoderoso. Tristemente sino reconocen la verdad y siguen creyendo y propagando esta mentira, su final será trágico y rápido.
Además de esto, una cifra cada vez más creciente de personas en todos los países que eran considerados mayormente cristianos, pero especialmente en Estados Unidos, ahora mismo están manifestando un claro y abierto rechazo a cualquier creencia en Dios, y están proclamando una supuesta iluminación que los libera de la fe en cualquier cosa que tenga que ver con el Creador.
Estos ateos autoproclamados, a cambio ahora adoran a la humanidad. Y uno de estos grandes y más importantes humanistas es el Papa Francisco, cabeza de la iglesia católica la que mantiene bajo su yugo a toda América Latina. Estos ateos encubiertos, se llaman a sí mismos humanistas, y creen que la raza humana elevará por sí misma su conciencia colectiva, conduciendo a una utopía en la que no habrá sufrimiento, miseria ni guerra.
A los jóvenes en Estados Unidos, cuando se les pregunta sobre su fe en las encuestas a nivel nacional, la gran mayoría se declaran como “Nones”, lo cual significa que se niegan a afiliarse a cualquier grupo religioso, especialmente al cristianismo.
El deslizamiento de nuestra cultura actual hacia el olvido poscristiano fue engañosamente lento durante el siglo pasado. Pero últimamente, la carrera hacia el secularismo se está acelerando a una velocidad asombrosa. Un ejemplo de esto, fue cuando la Universidad de Harvard eligió a un ateo declarado para que fungiera como su capellán principal.
El señor Greg Epstein ha sido el capellán humanista de La Universidad de Harvard, desde el año 2005, y del del Instituto Tecnológico de Massachusetts desde el 2018. El periódico New York Times informó, que su enfoque es “Enseñar a los estudiantes sobre el movimiento progresista que centra las relaciones de las personas entre sí, en lugar de hacerlo con Dios”.
El libro que publicara, confirma su creencia de que los seres humanos pueden ser “buenos sin necesitar a Dios”, lo cual es un rechazo tajante del testimonio Divino dado en su Santa Palabra, la Biblia, que dice bien claro al referirse a los hijos de los hombres: “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Sal. 14:2–3). “Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno” (Sal. 53:2–3).
La identificación del señor Epstein con el movimiento progresista es reveladora. La mayoría de los estadounidenses están familiarizados con liberales como Alexandria Ocasio Cortez, una activista y política estadounidense de ascendencia puertorriqueña. Es representante de la cámara en el Congreso de los Estados Unidos y Bernie Sanders, otro político estadounidense, actual senador por el estado de Vermont, quien sostiene el récord como el independiente con más antigüedad en la historia del Congreso de Estados Unidos y el único representante y senador en considerarse socialista. Esta franja ultraizquierdista de la política estadounidense está comprometida con el aborto ilimitado a pedido, las políticas socialistas en todos los niveles de gobierno, la revolución sexual en general y la defensa de los grupos LGBTQ: lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y queers, y en particular por su odio y condena contra el pueblo de Israel. La inspiración unificadora de este mantra tan impío es un vehemente rechazo contra Dios.
Estos paganos de hoy en día consideran que el Dios de la Biblia es una reliquia opresiva, patriarcal y privilegiada, promovida por los blancos del pasado que debe ser rechazada y contra lo cual debemos oponernos. Se adhieren al humanismo y a la falsa promesa de Satanás, quien dijo: “Serán como Dios”. Recordemos a los rebeldes de Babel, que buscaban edificar y hacerse un nombre. La aspiración milenaria de “alcanzar los cielos” en este contexto implica un claro rechazo del Dios vivo y verdadero.
Aunque el ateísmo en Estados Unidos y en el mundo entero se está propagando como un cáncer, no hay nada nuevo en esta mentira, porque tal como registró David: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios...” (Sal. 14:1a).
En su carta a los Romanos, Pablo dice respecto a todos esos que voluntariamente hacen alarde de su rebelión. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Ro. 1:21–22).
Podríamos comenzar a comprender a Dios y su provisión para la humanidad, si simplemente creemos y obedecemos su testimonio sobre el principio. En cambio, la humanidad está rechazando con entusiasmo la receta Divina del Creador de la humanidad, quien nos ofreció la bendición de Su relación. Nuestra cultura rechaza la idea misma de un Creador omnipotente, prefiriendo la evolución atea y sin sentido.
Jehová el Señor creó al hombre y a la mujer distintos, pero igualmente hechos a Su propia imagen. Nuestra cultura rechaza esa realidad binaria y abraza la autodeclarada identidad de género. Él hizo al hombre un poco menor que los ángeles y les ordenó que ejercieran dominio sobre el reino animal, pero la civilización actual, por el contrario eleva el estatus de los animales a un nivel superior, mientras trata la vida humana como desechable, al practicar y fomentar el aborto - el asesinato indiscriminado.
Dios proporcionó la relación especial entre el hombre y la mujer conocida como matrimonio, definiéndola como el fundamento de la sociedad y el ámbito legítimo para producir y criar hijos, pero la sociedad actual rechaza el matrimonio como una reliquia innecesaria de un pasado patriarcal y exalta todo tipo de abominaciones sexuales.
Incluso antes de la Caída, Dios le dio a la humanidad el don de un trabajo significativo, pero las personas en la actualidad, lo consideran cada vez más como una simple palabra, mientras el gobierno norteamericano mediante su sistema de bienestar social, fomenta activamente la pereza y molicie entre aquellos que más necesitan la dignidad y el sustento que ofrece.
¿Que significa todo esto? El mundo parece empeñado en perseguir la necedad, pero los cristianos debemos permanecer arraigados en la Verdad y en Aquel que nos creó a todos. En la plenitud del tiempo... “Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas” (Sal. 2:2–3), pero el Creador tratará con todos ellos.
“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos... Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza... Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Ro. 1:24,26,28).
¡Estamos viviendo en los días previos al regreso del Señor!