Julins Palmer
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Julins Palmer
Julins Palmer era hijo del alcalde de Coventry, Inglaterra. Asistió al Colegio Magdalen, de la Universidad de Oxford, distinguiéndose como estudiante. Hablaba latín con gran facilidad y se destacaba asimismo en griego. Le encantaba permanecer toda la noche debatiendo temas filosóficos con los otros estudiantes. Después de recibir su título de bachiller de artes en 1550, comenzó a enseñar lógica en el Colegio Magdalen.
Pero no fue su enseñanza lo que más llamó la atención, sino sus puntos de vista religiosos. Era un católico romano ferviente, enseñando en la que se había convertido en una de las universidades protestantes más grandes. Eduardo Sexto, el rey adolescente de Inglaterra, era un cristiano comprometido y firme partidario de la Reforma. Durante su breve reinado la Reforma se aceleró a través del territorio de Inglaterra, de tal manera que los puntos de vista de Palmer no eran populares. Sin embargo, no se avergonzaba respecto a sus creencias. Como resultado, era llamado a menudo ante los oficiales de la universidad y disciplinado por su catolicismo agresivo.
Un poco antes de la muerte de Eduardo Sexto en 1553, fueron colocados en las paredes y las puertas del plantel carteles anti-protestantes atacando al presidente de la universidad. Julins Palmer fue el primer sospechoso. Cuando fue interrogado por los oficiales del colegio, negó ser el responsable. Sin embargo, en las entrevistas atacó a los líderes de la universidad tan agresivamente que fue removido de las instalaciones. Esto lo obligó a tomar un empleo como tutor de una familia adinerada.
Luego Eduardo Sexto murió, y la nueva reina María Tudor era una ardiente católico romana. Envió representantes a Oxford para deshacerse de los profesores protestantes y remplazarlos con católico romanos, y así Julins Palmer pronto fue reinstituido en el Colegio Magdalen.
De regreso, llegó a estar fascinado por el comportamiento de muchos protestantes que estaban siendo quemados en la hoguera por la reina, quien se estaba ganando su nombre de “María la Sanguinaria”. Bajo Eduardo Sexto, había dicho a menudo que los protestantes nunca serían capaces de morir por su fe, pero ahora lo estaban haciendo. Investigó en gran detalle cómo eran arrestados, qué era lo que creían y cómo morían. Se enteró de la forma tan brutal cómo eran tratados y cuán valientes eran al morir. Y cuando el martirio comenzó en Oxford, fue a presenciar las ejecuciones personalmente.
Estuvo presente cuando Hugh Latimer y Nicholas Ridley fueron quemados en la hoguera, y Dios usó esta experiencia para comenzar a cambiar su corazón. Luego, cuando se dedicó a estudiar ansiosamente las Escrituras, Dios completó este cambio.
Reconociendo que ya no podía más seguir enseñando en Oxford renunció y consiguió un empleo como maestro de gramática de una escuela en el poblado de Reading. Los católico romanos del pueblo, sospechando que se había convertido en protestante, entraron en su estudio y encontraron documentos que había escrito en contra de la iglesia católica, y lo amenazaron con denunciarlo sino abandonada Reading.
Así que salió de allí, sin siquiera haber podido tomar consigo sus pertenencias o el último pago por su trabajo. Regresó al hogar de su madre para pedirle los fondos que su padre le había dejado en su testamento, y su madre le dijo: “El legado de tu padre no es para herejes”.
Al regresar a Reading para tratar de reclamar sus pertenencias fue arrestado. El 15 de julio de 1556, Julins Palmer fue condenado a muerte por su fe. El sheriff le dio una última oportunidad para que se retractara, diciéndole que si lo hacía, permitiría que tuviera apoyo financiero durante toda su vida. Incluso hasta le ofreció encontrarle una esposa. El joven amablemente se rehusó, diciendo que ya había dejado dos posiciones por amor a Cristo y que ahora estaba dispuesto a entregar su vida por Él.
Al día siguiente a las cinco de la tarde, él y dos mártires más fueron llevados al lugar de ejecución. Los tres se pusieron de rodillas, y Julins Palmer oró el Salmo 31, terminando con estas palabras: “¡Sean fuertes y tengan valor, todos ustedes que han depositado su esperanza en el Señor!”. Conforme las llamas los devoraban, los tres elevaban sus manos al cielo, clamando: “Señor Jesús, fortalécenos, Señor Jesús recibe nuestras almas”.
Reflexión
Tertuliano dijo: “La sangre de los mártires es la semilla de la iglesia”. La muerte de los mártires ingleses fue lo que causó la conversión de Julins Palmer. ¿Se ha sentido afectado al haber observado o leído sobre la muerte de un cristiano?
Pablo fue uno que presenció la muerte de Esteban: “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo” (Hechos 7:55-58).