Un hombre de convicciones
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Un hombre de convicciones
Esto es lo que dice el testimonio de Henry Dunster, nacido en 1609 en Bury, Inglaterra: “El Señor me dio un oído atento y un corazón para entender la predicación... El Señor me mostró mis pecados y reconciliación por Cristo... y ésta palabra fue más dulce para mí que nada más en el mundo”. Después de recibir su título de bachiller y una maestría en la Universidad de Cambridge, fue ordenado como ministro en la Iglesia de Inglaterra. Mientras servía, llegó a sentirse cada vez más descorazonado por la corrupción en el clero y por su persecución en contra cristianos que no se conformaban a la iglesia de Inglaterra. Como resultado huyó a América en 1640.
Su reputación como erudito, especialmente su pericia en los idiomas orientales y latín, era ya algo conocido en América. El 27 de agosto de 1640, poco después de llegar a Boston, Dunster fue elegido unánimemente como el primer presidente de la primera universidad americana, de Harvard en Cambridge, Massachusetts. El plantel había estado luchando sin un presidente por cuatro años desde su fundación, pero durante los años de su administración floreció.
Dunster estableció las reglas de administración y admisión, los requerimientos para los diferentes grados, fortaleció el plan de estudios, ordenó la construcción de edificios, atrajo a los estudiantes y enseñaba tiempo completo. Era un incansable recolector de fondos destinados a la educación y aunque él mismo era pobre, donó cuarenta hectáreas de su propia tierra para la universidad.
El movimiento bautista estaba progresando lentamente a través de Nueva Inglaterra en ese tiempo, y esos que estaban dirigiéndolo soportaban persecución en la colonia de la Bahía de Massachusetts. Dunster estaba atribulado por esta intolerancia y comenzó a investigar sus argumentos en apoyo al bautismo de los creyentes. Entre más estudiaba, más convencido llegó a estar de la posición de los bautistas. Para 1653 estaba tan fuertemente opuesto al bautismo de los infantes que rehusó permitir que bautizaran a sus cuatro hijos. Esto causó gran agitación entre la comunidad de Harvard. Debido a esta controversia presentó su renuncia, pero no le fue aceptada.
Dunster era una figura tan querida y respetada en Harvard, que si hubiera estado dispuesto a permanecer en silencio respecto a su punto de vista del bautismo, habría podido conservar su posición indefinidamente. Pero era un hombre de convicciones y estaba tan completamente convencido de la verdad del bautismo de los creyentes, que predicó una serie de sermones en contra del bautismo de los infantes. En una ocasión, incluso interrumpió un servicio bautismal en la iglesia de Cambridge. Por este último incidente fue acusado por el gran jurado y encontrado culpable de perturbar la adoración pública, y fue sentenciado a recibir una amonestación pública.
Bajo estas circunstancias, Harvard estaba demasiado avergonzada por permitir que Dunster continuara como presidente, y el 24 de octubre de 1653, aceptaron la renuncia que habían rechazado previamente. Había servido a Harvard como presidente por catorce años.
Pasó los últimos cinco años de su vida como pastor de la iglesia de Scituate, en la colonia de Plymouth. El anterior pastor Charles Chauncy, le sucedió como presidente de Harvard.
Dunster no guardó ninguna animosidad por esta experiencia. A su muerte dejó legados a varios de las personas de Harvard que le habían pedido la renuncia.
Reflexión
Henry Dunster reconoció que era un gran honor ser el primer presidente de la primera universidad en América. Sin embargo, cuando fue removido debido a sus convicciones, no guardó rencor en contra de sus oponentes ¿Cómo se siente con respecto a esos que han sido injustos con usted? ¿Puede perdonarlos bondadosamente?
“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Levítico 19:18).