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Boletin dominical - 02/01/11

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

Le aconsejo decidir qué desea ser a partir de ahora y durante todo el año.  Decida si desea ser gallina o águila.  ¿Tiene algún problema para decidir?  Lo entiendo, así que le hablaré un poco de estas dos aves.  La gallina es bien conocida, incluso sus costumbres.  Enumeremos algunas  de sus características.

     Año tras año nos vemos en la obligación de darle “el último adiós al año que termina” y acto seguido, una bienvenida al nuevo.

Le aconsejo decidir qué desea ser a partir de ahora y durante todo el año.  Decida si desea ser gallina o águila.  ¿Tiene algún problema para decidir?  Lo entiendo, así que le hablaré un poco de estas dos aves.  La gallina es bien conocida, incluso sus costumbres.  Enumeremos algunas  de sus características.

Es muy doméstica y por lo general tiene muy poca capacidad para volar.

La conocemos porque pone huevos y nos gusta comerlos.

Es muy cuidadosa con sus pollitos, cobijándolos bajo sus alas y evitando que algún gavilán por allí le arrebate a un pollito todavía muy pequeño.  Si no lo sabía, haga alguna vez la prueba cuando encuentre una gallina con sus pollitos e imite al gavilán, ¿sabe lo que sucederá?  ¡Al momento los pollitos caerán al suelo como si estuvieran muertos!  ¿Quién los enseñó para que supieran qué hacer en caso de peligro?  Usted podrá reconocer que los pollitos lo hacen en obediencia a su “mamá”.  Ella emite un sonido como... «crrrr».  Para los pequeños esto significa «emergencia», porque hay algún gavilán volando cerca.  Con el tiempo los “chiquillos” no necesitarán de la alarma de la gallina “mamá”.

Otra característica de la gallina es que pone por allí un huevo y cacarea bastante (no tiene el “don de lengua”, digo... de quedarse quieta).  Es difícil imitar su cacareo por escrito, pero vocalmente es muy fácil.  Hace un... «Cut-cudú cutcut, cutcudú-cut, cuta...»

Jesús mencionó a la gallina y su virtud en Lucas 13:34 cuando se refirió al castigo que vendría sobre Jerusalén, lo que ocurrió el año 70 de nuestra era: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!”.

¿Y qué del águila?
En primer lugar, se lo menciona muchas veces en la Biblia.  En Éxodo 19:4 el Señor le recuerda a Israel cómo él mismo se encargó de sacarlos de la esclavitud en Egipto y llevarlos a la tierra de Canaán.  Se menciona también al águila cuando habla del rejuvenecimiento: “El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Sal. 103:5).  Saciando de bien a cuantos le temen y andan en sus caminos.

Lo mismo ocurre cuando habla de las riquezas materiales las cuales suelen esfumarse como el volar de las águilas: “¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?  Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo” (Pr. 23:5).

El Señor usa también la misma figura para decirle a Israel que de nada le valdría remontarse muy alto para escapar de su Dios: “Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová” (Abd. 4).

Hay varias aves que se mencionan en la Biblia con el mismo nombre.  El cuervo negro que conocemos en esta región, también se lo llama águila: “Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas” (Mt. 24:28).  El águila del que hablamos no se alimenta de roña.

Veamos algunas características de esta maravillosa ave.  En primer lugar, es difícil verlo caminar por el suelo.  Si no está volando, es porque debe estar en algún pico muy alto.

A diferencia de la gallina que improvisa su nido en cualquier lugar y allí pone sus huevos y se sienta sobre ellos cubriéndolos hasta que sus pollitos salgan del cascarón, el águila buscará un lugar en la pared de una roca con un espacio suficiente para hacer su nido y es allí donde luego salen los aguiluchos.  Se dice que mientras la “mamá” permanece sobre los huevos, el “papá” va en busca de alimento y se lo trae a ella también.  Luego, cuando los aguiluchos ya están fuera del cascarón, ambos los atienden: mientras una toma cuidado de los pichones, el otro va a buscar alimento.

Otra característica es la vista de esta ave, lo mismo que su velocidad cuando divisa un pez en aguas limpias.  A semejanza de un rayo, se lanza al agua y es difícil que el pobre pez se salve.  Job nos dice algo sobre esta modalidad del águila: “Pasaron cual naves veloces; como el águila que se arroja sobre la presa” (Job 9:26).

Pero hay más, porque los dos, la pareja de águilas “papá y mamá”, cuando ya saben que los “hijos” deben aprender a volar y a abastecerse de alimento ellos mismos, comienzan a destruir el cómodo nido de su casa, tirando todo al suelo.  Mientras uno de los padres vuela debajo del nido, el otro empuja al “chiquillo” fuera del mismo.  El pobre debe saber volar un poco, pero, por las dudas, uno de los padres que procura ayudarle en caso de peligro, le permite posarse sobre su propio cuerpo con las alas extendidas.

Otro detalle muy interesante es la forma cómo el águila muere.  Dicen los entendidos que para morir, esta ave busca un lugar alto en las zonas rocosas, fijando su mirada hacia el sol, permaneciendo así hasta morir.
Amigo lector, decida hoy mismo.  ¿Desea ser águila o gallina, o tal vez una especie de combinación de ambos?

VAMOS A RESUMIR LAS TAREAS DE AMBAS AVES

     A excepción de cacarear, sea tierno/a como la gallina con sus hijos.  Tome la responsabilidad de protegerlos de sus enemigos.  Estos podrían ser internet, malas amistades, vocabulario sucio, licor, tabaco, etc.
Construya su casa (su vida) sobre la sólida roca que es Cristo, tal como lo hace el águila: “Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Co. 10:4).

Tal como el águila, tenga una vista aguda y procure ver claramente cómo puede equipar debidamente a sus hijos con el alimento espiritual también.
Y, tal como se dice que suele morir el águila (con su frente hacia el sol), ¿no le parece que debemos estar tan bien preparados como para que cuando llegue nuestro momento de partir, podamos hacerlo con la frente hacia el “Sol de justicia”? (Mal.4:2).

¿Qué prefiere, hermano?  ¿Entrar en un nuevo año como gallina o como águila?  Mi recomendación es que con cuidado combine a ambas aves y le aseguro que le irá bien.

Por las dudas, ¿está triste porque el año que pasó usted no ha sido el cristiano que deseaba?  Para este mal le recomiendo leer 1 Corintios 7:10: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.

Jesús, hablando de sí mismo, dijo que estaba mortalmente triste.  La tristeza es una terapia para el alma, “…porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón” (Ec. 7:3b).

¡Usted decide cómo encarar el nuevo año!  ¿Como gallina o como águila?

J. A. Holowaty, Pastor

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