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Boletin dominical - 16/01/11

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

  Me siento deudor para con la congregación, ya que tengo muchos compromisos con los hermanos y con cuantos nos escuchan.  Vamos por parte:

• Mi problema se manifestó por primera vez el 17 de diciembre del año 2010 a eso de las 5:00 Hs.  Duró unos 20 minutos.  Fue una experiencia desagradable. 

 

     Me siento deudor para con la congregación, ya que tengo muchos compromisos con los hermanos y con cuantos nos escuchan.  Vamos por parte:

• Mi problema se manifestó por primera vez el 17 de diciembre del año 2010 a eso de las 5:00 Hs.  Duró unos 20 minutos.  Fue una experiencia desagradable.  Mis fuerzas me abandonaron y no me pude levantar de la cama.  Pasada la crisis, me levanté y todo marchaba bien.  Todo ese día trabajé como de costumbre, pero luego a las 15:00 Hs. volvió repentinamente a manifestarse un cuadro parecido, aunque duró mucho menos.  Con la ayuda de Don Ramón y el Hno. Leonardo pudieron meterme en el automóvil y me trasladaron hasta el Centro Médico Bautista.  Allí, en Urgencias, después de un cuidadoso examen, me dijeron que debía internarme a fin de hacer los análisis correspondientes para saber por qué el pulso cardíaco había disparado tanto.  Pasada esa noche me trasladaron a una habitación privada donde pasé mucho mejor.
• ¿Resultado?  Tumor en el cerebro, pero… operable y aparentemente benigno, ya que no se procedió a hacer una biopsia.  Conociendo el elevado costo que un tratamiento de tal magnitud implica, decidí que tenía mejores oportunidades en Buenos Aires, en el Hospital Alemán.  De manera que el hermano Ricardo Iribarren hizo los arreglos allá y, mientras esperamos para salir a esa ciudad, junto con Rosanna y Ángel, lo único que podemos hacer es orar para que el Señor me permita regresar totalmente recuperado.
• ¿Qué es mejor, “partir y estar con Cristo” o continuar luchando?  Yo no vacilaría en contestar que para mí, en particular, preferiría continuar sirviendo a mis hermanos en la Iglesia y mucho más allá, pues considero que hay mucho aún por hacer.  Pero esto no está en mis manos, sino en las manos de mi Señor, pues él sabe mucho mejor.  Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.  Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.  Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.  Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros (Fil. 1:21-26).

Tal vez me es fácil decidir porque no viví la experiencia de Pablo según 3 Corintios 12:1-10: Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor.  Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.  Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.  De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades.  Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí.  Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.  Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.  Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.  Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

Por lo visto, cuando Pablo llegó hasta el “tercer cielo”, quedó tan encantado que casi ya no quería regresar, sin embargo, mencionó a la hermandad de Filipos y reconoció que su presencia les era necesaria.  En otras palabras, sabía que ellos necesitaban más de su ayuda.  No quiero compararme con este gigante del Señor, además, no volé hasta el tercer cielo para desear la muerte a fin de comenzar allá ese nuevo entorno que será eterno.  Mucho amo la obra aquí en Paraguay.  Por nada me iría de aquí a otro país, otro continente, otra ciudad, etc.  Tengo la convicción que el Señor me puso aquí y aquí me quedo hasta que Él decida lo contrario.

• ¿Qué debemos hacer de aquí en más?  Pido a los hermanos seguir orando, tanto por mí, como por mi esposa y el pequeño Ángel.  Así entre los tres nos necesitamos mucho.  Somos compatibles y podemos servir al Señor en familia.
Yo francamente no sé por cuánto tiempo estaré ausente, pero habrá hermanos que ocuparán mi lugar durante mi silencio.  Agradezco mucho al Hno. Américo Auada, al Hno. Rogelio Castiglioni, a mi sobrino Héctor y otros quienes participaron el domingo pasado, cubriendo todo cuanto era necesario.
• Finalmente trataré, en lo posible, de tener al tanto a la iglesia de cómo me irá con los diagnósticos y la terapia en Buenos Aires.

            J. A. Holowaty, Pastor

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