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Boletin dominical - 20/02/11

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

Por lo visto son ya millones los que están despertando para que no los maten “lentamente”. Lo que sigue son testimonios de lo que les resulta una dieta conocida como «HALLELUJAH». El primer testimonio es el de mi hermana (Amalia).  ¡Viera cómo cambió!  ¿Pasará la medicina alopática a la historia?  Está por verse.

Por lo visto son ya millones los que están despertando para que no los maten “lentamente”. Lo que sigue son testimonios de lo que les resulta una dieta conocida como «HALLELUJAH». El primer testimonio es el de mi hermana (Amalia).  ¡Viera cómo cambió!  ¿Pasará la medicina alopática a la historia?  Está por verse.

Este es apenas uno de los tantos movimientos encabezados por médicos a favor de... «no más químicos» para el cuerpo.  Hay aquellos que no se basan en dietas estrictas.  Lea con cuidado lo que sigue.

Amalia, Vista, California - «Fui diagnosticada con distrofia muscular en 1988.  Afectó mi rostro, hombros, la parte superior de los brazos y la parte inferior de las piernas.  Los doctores necesitaron más de un año para dar un diagnóstico.  Al principio me sentí asustada, porque sabía que no había cura.  Un grupo de amigos cristianos estaban orando por mí.
Por años viví una vida miserable.  Luego en el año 2005, mi amiga Clarissa me compartió La dieta Hallelujah.  Me dijo que estaba segura de que ese régimen podía ayudarme, así que lo comencé el 2 de mayo de 2005.
Antes de iniciar la dieta pasaba algunas noches sin poder dormir debido al dolor.  En ocasiones, sólo dormía menos de dos horas.  Necesitaba almohadas extras para que mis brazos pudieran descansar y para apoyar mi cabeza.  Casi no podía hacer las labores en el hogar.  El tiempo más difícil para mí, era cuando tenía que permanecer de pie por algún tiempo, debido a mi debilidad extrema.  Pero entonces sólo podía estar sentada por cortos períodos, porque hacerlo también me era muy difícil.  Esta era mi condición para el tiempo en que adopté La dieta Hallelujah.  A los cinco días de haber iniciado la dieta (la cual incluía grandes cantidades de jugos de vegetales), mi cuerpo comenzó a sentirse mejor.  Ya llevo casi seis años en este régimen y ya no tomo ningún tipo de pastillas para el dolor o para dormir, y puedo reposar por la noche sin ayuda de medicamentos hasta nueve horas.
Mi vida es completamente diferente ahora.  Mi esposo y yo alabamos a Dios por mi curación y le damos las gracias a las personas que usó para ayudarme.  Quiero agradecerle al pastor Malkmus por este ministerio, y espero que mi testimonio ayude a aquellos que lo lean».

Clarissa, Vista, California - «La razón porqué estoy tan interesada en el Ministerio para el Cuidado de la Salud es porque Dios continúa poniendo en mi camino a personas que desean curarse y quiero estar entrenada para encontrarme en una mejor posición para ayudarlas.
Era una mujer muy enferma.  Incluso tenía que usar una silla de ruedas para caminar distancias largas.  Un día, en mi tiempo de intimidad con el Señor, estaba leyendo el pasaje de la Escritura en que Él le preguntó a un hombre si deseaba estar bien.  El hombre dijo que sí, y Jesús le sanó.  Conforme estudiaba este pasaje, sentí que el Señor me preguntaba: ‘¿Deseas estar bien?’.  Yo repliqué: ‘¡Señor, tú sabes que los doctores dicen que mi fibromialgia es incurable!’.  Su respuesta fue: ‘¡Rissa!’.  Y yo repliqué: ‘Yo sé Señor, que sí deseas curarme, puedo ponerme bien, por lo tanto ¡te pido que me sanes!’.
Ese mismo día, el Señor puso en mi camino a las personas correctas, con la información precisa (una amiga que sabía acerca del poder curativo de los jugos de vegetales y al médico de la familia, quien me dijo que tomar jugos era la cosa más importante que podía hacer para mi salud).  Esta amiga que me habló de los jugos, me puso en contacto con otra persona que me introdujo en La dieta Hallelujah.
El 20 de marzo de 2001, invité a mi esposo a comer en un restaurante de carnes para celebrar nuestro vigésimo aniversario de matrimonio.  Mientras me servían el bistec humeante, lo miré y dije: ‘¡Esta es la última porción de carne que comeré porque mañana iniciaré la dieta Hallelujah!’.  Al día siguiente comencé la dieta y nunca me he arrepentido.
A los cuatro meses de haberla iniciado mi familia se me unió, sin ninguna presión de mi parte, sino porque ellos estaban viendo los resultados tan fantásticos en mí.  Al término de un año había perdido 50 libras, ¡y mi fibromialgia incurable había desaparecido!  Como hija de un pastor bautista y capellán de la marina, tuve el privilegio de aprender del amor de Jesús por mí, desde los más tempranos años de mi vida.  Luego, cuando mi padre estaba sirviendo a nuestro país durante el conflicto en Vietnam, respondí a la invitación de aceptar a Cristo en una pequeña iglesia bautista en Shawnee, Oklahoma, a la edad de 5 años.  ¡Gloria a Dios!  Hasta este mismo día, mi vida está dedicada a glorificarle y servirle.  Eso incluye alabarle por haberme enseñado a encontrar la sanidad mediante el estilo de vida Hallelujah y ayudando a otros a hallar el camino para su salud, a fin de que puedan servirle mejor.
En el Ministerio para el Cuidado de la Salud de Clarissa se encuentra esta lista de los problemas físicos de los cuales, o se ha mejorado, o han desaparecido por completo, desde que adoptó La dieta Hallelujah:
¿Fibromialgia incurable? ¡desapareció!
¿Alergias? ¡curadas por competo!
¿Problemas de anemia? ¡mucho mejor!
¿Caspa? ¡desapareció!
¿Picazón en la piel? ¡desapareció!
¿Olor corporal? ¡desapareció!
¿Dolor en la espalda? ¡muy bien!
¿Intestinos irritables? ¡Casi curada!
¿Dolores menstruales? ¡curada!
¿Hemorroides? ¡curada!
¿Depresión? ¡desapareció!
¿Fatiga inmoderada? ¡desapareció!
¿Lagunas mentales? ¡desaparecieron!
¿Insomnio? ¡curada!
¿Malestares matutinos? ¡desaparecieron!
¿Dificultad para caminar? ¡desapareció!
¿Dificultades respiratorias? ¡desaparecieron!
¿Dolor cuando trataba de hacer ejercicios? ¡desapareció! (Ahora es un placer ejercitar mi cuerpo en el gimnasio tres a cuatro días por semana).
¿Dolores de cabeza frecuentes? ¡curados!
¿Dolores estomacales? ¡curados! (Sólo cuando como algo inapropiado).
¿Fascitis plantar? ¡curada!
¿Colesterol y triglicéridos altos? ¡curada!
¿Obesidad? ¡Perdí otras 45 libras y después de ser talla 18, ahora soy talla 4!».

Personalmente opté por otro camino.  Lo considero mucho menos riguroso y de mucho mejor y más rápido resultado, tal como mi caso lo requiere.  Pero es más, ya que nosotros los cristianos podemos darnos el lujo de combinar la oración con la provisión divina que el Creador nos proveyó.  Tal vez, tal como me ocurrió, usted también se sorprenderá de cuánto desconocemos sobre el mecanismo de la oración al tratarse de recuperación física.
Si Dios permite, tendré la oportunidad de compartir con ustedes lo que he aprendido.  Oren para cuando tengamos que regresar.  Él nos acompañe y nos proteja.

Muchos saludos hermanos. J. Holowaty

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