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Boletin dominical - 25/09/11

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

¿Cuánto sabe usted acerca de Hipócrates?  Es bueno que aprovechemos esta página para enriquecer nuestro conocimiento.

Hipócrates, quien vivió aproximadamente entre los años 460 al 377 A.C., el médico más importante de la antigüedad, es considerado el padre de la medicina.  Nació probablemente en la isla de Cos, Grecia.

Sorano de Éfeso afirmaba que su padre se llamaba Heráclides y también era médico.  Mientras que su madre se llamaba Praxítela, hija de Tizane.  Tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, y al menos una hija.  Y tanto sus hijos varones como su yerno, Polibo, fueron alumnos suyos.  Según Galeno, un médico romano,  Polibo fue su auténtico sucesor.

El mismo Sorano relata que Hipócrates aprendió medicina de su padre y su abuelo, además de estudiar filosofía y otras materias con Demócrito y Gorgias.  Probablemente continuó su formación en el Asclepeion de Cos y fue discípulo del médico tracio Heródico de Selimbria.

Su nombre se asocia al juramento hipocrático, aunque es muy posible que no fuera el autor del documento.  De hecho, de las casi setenta obras que forman parte de la Corpus hippocraticum, es posible que sólo escribiera alrededor de seis.  Ésta probablemente, es lo único que queda de la biblioteca médica de la famosa Escuela de Medicina de Cos.

Entre las obras más importantes de la Corpus hippocraticum está el Tratado de los aires, las aguas y los lugares, que en vez de atribuir un origen divino a las enfermedades, discute sus causas ambientales.  Él creía que considerar el clima de una población, el agua o su situación, en un lugar en el que los vientos sean favorables, son elementos que pueden ayudar al médico a evaluar la salud general de sus habitantes.  Otras de sus obras, Tratado del pronóstico y Aforismos, anticiparon la idea, entonces revolucionaria, de que el médico podría predecir la evolución de una enfermedad mediante la observación de un número suficiente de casos similares.

La idea de la medicina preventiva, concebida por primera vez en Régimen y en Régimen en enfermedades agudas, hace hincapié no sólo en la dieta, sino también en el estilo de vida del paciente y en cómo ello influye sobre su estado de salud y convalecencia.  La enfermedad sagrada, un tratado sobre la epilepsia, revela el rudimentario conocimiento de la anatomía que imperaba en la antigua Grecia.

Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su vida.  Se cree que murió a la edad de 83 ó 90 años, aunque otros escritores aseguran que superó largamente los 100 años.

Es considerado el primer médico que rechazó las supersticiones, leyendas y creencias populares que señalaban como causantes de las enfermedades a las fuerzas sobrenaturales.  Separó la disciplina de la medicina de la religión, creyendo y argumentando que la enfermedad no era un castigo infligido por los dioses, sino la consecuencia de factores ambientales, la dieta y los hábitos de vida.  De hecho, no hay ni una sola mención a una presunta enfermedad mística en todo el Corpus hipocrático.

Era reacio a administrar drogas o emprender tratamientos especializados, por lo que, tras el diagnóstico general, seguía una terapia generalizada.  Sin embargo, en determinadas ocasiones utilizaba drogas potentes.  Este enfoque pasivo tuvo mucho éxito a la hora de tratar trastornos relativamente simples, como los huesos rotos.

Uno de los puntos fuertes de la medicina hipocrática es la importancia que daba al pronóstico.  En su tiempo la terapia medicinal estaba poco desarrollada y a menudo lo mejor que podía hacer el médico era evaluar una enfermedad y deducir el curso más probable, basándose en las informaciones recogidas en historiales de casos similares.

La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro humores, unos fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción semejante.  Creían que cuando los cuatro humores, que eran la sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema,  se desequilibraban, el individuo enfermaba y permanecía enfermo hasta que recuperaba el equilibrio.  La terapia hipocrática se concentraba al restaurar este equilibrio.  Por ejemplo, se creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema.

Hipócrates es considerado un precursor de la dietética, promoviendo el consumo de legumbres y frutas, aunque sus enseñanzas al respecto fueron consideradas obsoletas.  Según él, los alimentos se clasificaban en función de su correspondencia con uno u otro de los cuatro elementos: el agua, la tierra, el aire y el fuego, que correspondían a cuatro temperamentos definidos por la teoría de los cuatro humores: flemático, melancólico, sanguíneo y colérico, respectivamente.

Sostenía que para conservar la buena salud a lo largo del tiempo, hay que tener una dieta equilibrada.  Por eso, los médicos que se basaban en la tradición hipocrática recomendaban a sus pacientes consumir alimentos que correspondieran con el inverso de su temperamento, para corregir el desequilibrio de los humores.

Según Hipócrates, la alimentación también tenía que variar según el clima y las estaciones, que creía influían en los humores.  Enseñaba que en invierno, un período en que domina el frío y la humedad, era preferible consumir carnes con salsa, cocinadas con especias calientes; en primavera, cuando domina el calor y la humedad, aconsejaba pasar poco a poco de los pucheros a los asados y empezar a comer más legumbres verdes; en verano, cuando domina el calor, era el momento de consumir carnes y pescados a la plancha, más ligeros, y preferir alimentos fríos y húmedos como el melón, la ciruela o la cereza; en otoño, un período en que empieza el frío, aconsejaba comer alimentos apetitosos y ligeramente ácidos para expulsar la melancolía, así como reducir el consumo de vino y frutas.

J. Holowaty, Pastor

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