Boletin dominical 01-04-12
- Fecha de publicación: Sábado, 31 Marzo 2012, 18:53 horas
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Vamos a titular nuestro pensamiento esta vez… «EL BANDIDO PANTALLA».
Un cristiano cuenta la siguiente historia acerca de cómo este bandido se acomodó en la casa de sus padres.
«Hace ya muchos años mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población.
Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia.
El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros. Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia, en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial.
Mis padres eran instructores complementarios: Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer. Pero el extraño era nuestro narrador. Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias. Él siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia. ¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro!
Llevó a mi familia al primer partido de fútbol. Me hacía reír y me hacía llorar. El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba. A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. (Ahora me pregunto si ella habrá rogado alguna vez, para que el extraño se fuera).
Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase. Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacía que papá se retorciera y mi madre se ruborizara.
Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol. Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente. Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas. Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo. Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos.
Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño. Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permaneció en nuestro hogar.
Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio. No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía.
Se requiere que esto lo sepan todas las familias que aman al Señor.
Se le conoce como ‘Televisor’, pero yo lo llamo ‘El bandido pantalla’. Por lo visto este ‘tipo’ se casó y su ‘esposa’ se llama ‘Internet» y su único ‘hijo’ ‘Celular’.
¡Qué tragedia! Pasaron los años y recién entonces, leyendo la Biblia me di cuenta de que Pablo menciona a esta pequeña ‘familia’ en Romanos 1:18, 22-27: ‘Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad… Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío’».
Mientras la “familia Bandido” Pantalla tenga su rincón en su hogar, su vivienda será una verdadera cueva de ladrones, no un altar divino. Padre e hijos tendrán que soportar voluntariamente una tiranía intelectual y espiritual jamás igualadas. Aquí es bueno que recordemos, una vez más, el consejo divino: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8). ¿Cómo vivir esta recomendación del apóstol cuando la mente está invadida por la obscenidad, la violencia, el alcohol, el vocabulario sucio, los asaltos, las drogas, los abortos (feticidios) y todo esto es lo que, al comienzo fue “Mr. Bandido Pantalla”? Pero ahora ya no está sólo, porque lo acompaña su “esposa”, Internet y su “hijo” Celular.
¿Qué hacer con ellos? ¿Sabe cómo usarlos? ¿Acaso no nos proveen entretenimiento, compañía, comodidad y conocimiento?
¿Qué lugar ocupa la Palabra de Dios en su hogar? ¿Quiere que se lo diga? ¡El mismo que ocupa su corazón!
J. Holowaty, Pastor