Menu

Escuche Radio América

Boletin dominical - 23/09/12

  • Fecha de publicación: Domingo, 23 Septiembre 2012, 10:38 horas

Este año Rosh HaShanah - la Fiesta de la Trompetas, se celebra el 17 de septiembre. Diez días después, el 26, los judíos alrededor del mundo observan Yom Kippur - el Día de Expiación. Ellos se refieren a este tiempo como yamim noraim - los «Días de asombro reverente». Estas festividades portan consigo el tema del arrepentimiento, juicio y expiación. Los judíos fieles consagran esos días para hacer un examen tradicional y cuidadoso de quiénes son ellos en términos de los requerimientos de Dios.

  Son considerados una época de ansiedad, de escudriñar el alma y examinar con temor el compromiso personal de cada uno.

     Rosh HaShanah inicia el año nuevo el primer día del mes de Tisri, el cual sigue a Elul en el calendario judío.  Durante ese mes, los judíos examinan sus vidas personales, al igual que sus relaciones con los demás.  El toque de la trompeta de shofar se escucha cada día de Elul durante el servicio matutino en la sinagoga, recordándoles a los congregados que se aproxima el juicio del nuevo año.  Una tradición dice que Moisés ordenó a los israelitas que se dedicaran a examinarse a sí mismos, recordando el pecado cometido con el becerro de oro.

Durante Elul, los judíos se desean unos a otros, un feliz año nuevo, y para finales del mes, empiezan a recitar plegarias de penitencia.  Algunos rabinos celebran clases especiales y servicios en los cuales oran suplicando el perdón de Dios.  También se dicen unos a otros: «Ojalá sea inscripto tu nombre para un buen año en el Libro de la Vida».  O se desean unos a otros «Una buena inscripción», a lo cual responden: «Lo mismo para ti», o «Un buen sellado para ti».

Al escuchar esto, instantáneamente pensamos en los ciento cuarenta y cuatro mil judíos de las doce tribus, quienes serán sellados durante los juicios de la tribulación, antes del juicio final.

Dice Levíticos 23:24b respecto a la Fiesta de las Trompetas: “...En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación”.  Tal como se observa tradicionalmente, la trompeta debe sonar en tal forma que su toque inspire temor en el corazón de quienes lo escuchen.  El toque es una combinación de un sonido largo, tres cortos y nueve cortos finales que se interrumpen cada uno por un silencio.  ¡Todos están combinados para producir un total de cien reverberaciones que conmuevan el alma!

Todas estas actividades se consideran como preparación para un solo día de oración y ayuno constante, para la observación tradicional de Yom Kippur.  Las oraciones están dedicadas a implorar el perdón de Dios y renovación espiritual, y están marcadas por una actitud de arrepentimiento.

Los libros de la Vida y de la Muerte vienen a la memoria de los judíos arrepentidos.  Yom Kippur se vislumbra como un recordatorio del juicio final venidero, un tiempo cuando el Dios del Cielo cumplirá sus promesas anticipadas en el Éxodo y en las diez plagas de Egipto, las cuales son una semblanza del sistema mundial.

Los cristianos vemos en esas plagas, un presagio de la gran tribulación, cuando Dios en efecto, librará a su pueblo y destruirá el sistema mundial, de la misma forma como en una ocasión destruyó al Faraón de Egipto.

Este año, en el mes de septiembre, debemos estar atentos conforme los judíos conmemoran una vez más una serie de actividades que se remontan hasta el tiempo de Moisés, tal como están registradas en los cinco primeros libros de la Biblia e inscriptos en los corazones del pueblo judío.

Estudiamos la profecía con el conocimiento que los juicios de la tribulación no pueden estar en un futuro tan distante.  Y conforme suene la trompeta este año, debemos estar atentos a sus reverberaciones en los dramáticos eventos que están sucediéndose ahora mismo en Israel.

Como atalayas del pueblo cristiano, nuestra meta continua es recordar a cuantos nos escuchan, lo que significan los tipos y símbolos de la profecía bíblica.

Las semblanzas proféticas en las fiestas judías

     Son muchas las semblanzas proféticas del Señor Jesucristo que encontramos en el Antiguo Testamento y que no debemos pasar por alto, ya que proféticamente son exactas.  Desde Génesis hasta Apocalipsis, Dios ha entretejido en la Escritura retratos de Jesús que anticipan su primera venida como Mesías - su encarnación; el arrebatamiento de los creyentes - conocido como el rapto; y también su regreso para reinar en la tierra - o su segunda venida.

Una de estas maravillosas semblanzas proféticas son las fiestas solemnes judías.  A lo largo de la historia han ocurrido numerosos eventos espirituales durante sus celebraciones, eventos que además demuestran el principio, de que en ellas hay información encubierta.  Colosenses 2:16, 17a, verifica este concepto: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir...”  Este principio obliga a los estudiantes a buscar una comprensión más profunda de estas fiestas solemnes dadas por Dios.

El capítulo 23 de Levítico nos ofrece una lista completa de siete fiestas solemnes judías.  Y en el versículo 2, Dios le dice a Moisés: “Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas”.

Vale la pena hacer notar, tal como lo señala Coulson Shepherd en su libro Las fiestas solemnes judías, que el significado de la palabra hebrea mowar que en nuestra Biblia se traduce como “fiestas”, de acuerdo con la Concordancia Exhaustiva de la Biblia, porta el significado de «cumplir una cita».  Mientras que el término hebreo miqraw traducido como “santas convocaciones”, quiere decir una «reunión pública o un ensayo».

Tal vez estas festividades son semblanzas de las citas de Dios con la humanidad.  ¿Serán estas santas convocaciones dadas a los judíos, muestras de Dios de los grandes eventos futuros en el calendario de Dios?

                                                                         J. Holowaty, Pastor

volver arriba