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Boletin dominical - 23/12/12

  • Fecha de publicación: Viernes, 28 Diciembre 2012, 00:19 horas

La ocasión no podría ser mejor para hablar sobre... «Verdades y mentiras acerca de María, la madre de Jesús».  Permitamos que Lucas nos informe de este gran acontecimiento (Lc. 1:26-35).

     Vamos paso por paso para darnos cuenta si realmente conocemos a esa... María que pretendemos conocer.

 1. El versículo 26 habla del “sexto mes”.  Se refiere a Elizabet, la que ya había concebido (hacía seis meses) a Juan el Bautista.
2. El mismo ángel Gabriel que dio la noticia a Elizabet, le comunicó a María que ella concebiría por obra del Espíritu Santo a un Hijo también, aunque ella era virgen y aún no vivía con su esposo, José.
3. María sería bendita entre las mujeres porque tuvo una misión que cumplir la cual ninguna otra tuvo jamás.  No se nos dice que ella era digna y que ninguna otra pudo haber cumplido con esta misión, ya que el Señor no necesitaba más que una sola mujer.
4. Si ella era una... “mini-diosa” por no tener pecado original, como sostiene el paganismo romano, ¿por qué “cuando le vio, se turbó por sus palabras”?  Ciertamente si era “madre de Dios” y es Dios quien creó todas las cosas, ¿acaso no estaba ella acostumbrada a tratar con los ángeles, incluyendo Gabriel?  ¿Por qué no le dijo... «Che Gabriel... ¿para qué vienes a mí?  ¿Cómo está mi Hijo Dios?  Debes saber estimado Gabriel, que ahora obtendré el título de ‘madre de Dios’».  Bien sabemos que María nada parecido dijo, porque era una sencilla doncella que se había conservado pura, sin jamás convivir con un hombre.
5. ¿Qué quería decirle Gabriel cuando pronunció las palabras: “No temas, porque has hallado gracia delante de Dios”?

     En primer lugar, María no era la única que halló gracia en los ojos de Dios.  Mucho antes en el caso de Noé, también se le dijo que halló gracia en los ojos de Dios: “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” (Gn. 6:8).

El énfasis en estas palabras, tanto a María como a Noé, sencillamente significa que ambos fueron salvos por Su gracia.  A Noé, Dios le dio 120 años para que construyera el arca en la cual él y su familia se salvaron, aunque con su testimonio él predicaba el desastre que sobrevendría.  ¿Y María?  ¿Acaso ella no era una mujer sin pecado?  Es mejor que recojamos las palabras de ella misma: “Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.  Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.  Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones” (Lc. 1:45-48).

En cuanto a Noé, el total de cuantos fueron salvos eran ocho personas: “Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua” (1 P. 3:20).
¿Por qué María era bienaventurada?  ¡Porque creyó! (Lc. 1:45).

Agregue a este tema sobre las bienaventuranzas Mateo 5:1-12.  Dichosa no fue María solamente, también lo fue Noé.  Y todos cuantos hemos depositado nuestra fe en el Salvador somos dichosos (bienaventurados).

¿Pretendió María alguna vez ser “madre de Dios”?: “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.  Y el ángel se fue de su presencia” (Lc. 1:38).  Notemos bien lo que ella dice de sí misma: “He aquí la sierva del Señor”.  Hay una abismal diferencia entre madre de Dios o reina del cielo.  La palabra “sierva” se puede traducir también«esclava».  No olvidemos que los esclavos eran comprados por sus amos y se sujetaban a estos.  Los siervos llamaban a sus amos «señor».  María dice: “Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.  El mismo Jesús al que ella acababa de concebir (según ella misma), era su Señor, su Dios y su Salvador.  ¡Qué testimonio el de esta ejemplar sierva del Señor!

¿INTENTÓ LA GENTE ENDIOSARLA ALGUNA VEZ EN LOS DÍAS DEL MINISTERIO DE JESÚS?

     Para descubrir mejor el carácter de esta singular sierva (no reina) del Señor, tenemos un testimonio muy acertado y hasta tierno del carácter de ella: “Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc. 2:19).

El intento de Satanás para endiosarla y así perjudicarla, comenzó durante el ministerio del mismo Señor.  Tenemos dos casos: “Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.  Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” (Lc. 11:27, 28).  “Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.  Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora” (Jn. 2:3, 4).

Notemos otra virtud en esta mujer cuando, lejos de ofenderse por la respuesta del Señor, aprovechó la oportunidad para expresar lo que yo llamo: «Mandamiento de María»: “Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere” (Jn. 2:5).

¡Cuán diferentes serían los marianos de nuestros días si tan sólo hicieran caso a la verdadera María!

Es que... ¿Acaso no sabemos que lo único de María, la madre de Jesús, que tenemos en este tipo de cristianismo es su nombre?  Los cristianos debemos aprender de una vez, que la María que el romanismo ha elevado a diosa, la ha paganizado descaradamente.  La diosa de Babilonia era Semíramis; la de Asiria, Istar; la de China, Shingmoo o Santa Madre.  La de Alemania, Hertha; la de Escandinavia, Disa; la de India, Indrani; la de Etruria, Nutria.  Virgen Patitura para los druidas.  Nana para los sumerios; Afrodita para Grecia; Venus para Roma; Cibeles para Asia Menor; Astarté para Caldea; Isis en Egipto y María en la Iglesia Católica.  Esto explica por qué los pseudo cristianos hablan tanto de... «es lo mismo».  Pero lamentablemente la mayoría de los cristianos bíblicos desconocen qué significa esta afirmación cuando oyen... «Es lo mismo».  Ciertamente, ¡no es lo mismo para los cristianos de Cristo!

  J. Holowaty, Pastor

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