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Boletin dominical - 20/01/13

  • Fecha de publicación: Sábado, 19 Enero 2013, 18:15 horas

¿A dónde fue a parar el “El fin del Mundo”?  ¿No fue más que una burbuja eclesiástica?  No, fue mucho más.  Fue para desprestigiar aún más el Evangelio y a los cristianos bíblicos.  Una especie de... “tiro de gracia”.  Pero... ¿Por qué hay quienes creen a los mentirosos ambulantes, pero no creen en las palabras del mismo Señor sobre este mismo tema?  Si confundimos el arrebatamiento de la iglesia con lo que se dio por llamar «el fin del mundo», es fácil engañar a cuantos no están protegidos por el Señor, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida” (Jn. 14:6).

¿Por qué se cometen tantos errores y con tanta frecuencia en torno a los acontecimientos finales?  En primer lugar, porque no se enseña en las iglesias evangélicas prácticamente nada relacionado con el cumplimiento de las profecías bíblicas.  ¿Y por qué no se enseña?  Porque la mayoría de los pastores de nuestros días tampoco sabe algo al respecto.  ¿Y por qué no saben, si la Biblia habla tanto acerca de los tiempos finales?  Porque ellos mismos no creen que la Biblia sea la única regla de fe y conducta para el cristiano.

Hagamos un bosquejo de los acontecimientos tal como aparece en las Escrituras:

1. El primer acontecimiento que sin duda estremecerá al mundo entero es la partida de la iglesia a Su presencia, conocido como el rapto de la iglesia.
2. La aparición del Anticristo y el gobierno mundial, junto con el sistema monetario basado en el 666.
3. El gobierno mundial a cargo del Anticristo estará previsto para siete años, aunque en la primera mitad de esta tiranía parecerá bueno, porque se impondrá un sistema verdaderamente diabólico.
4. Estando la iglesia de Cristo ya con el Señor, ¿quién seguirá predicando si esto fuera permitido?  Hay tres ángeles que el Señor ya los tiene preparados.  Uno de ellos predicará el Evangelio que predicamos nosotros, llamando a los pecadores al arrepentimiento.  Otros dos le seguirán comunicando la caída de la «Babilonia Eclesiástica» encabezada sin duda por el Vaticano, y aconsejarán a no recibir la marca del Anticristo, respectivamente: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.  Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.  Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero” (Ap. 14 6-10).
5. La persecución de los que entonces reciban a Cristo y de los Judíos será algo jamás visto y “…las dos terceras partes serán cortadas en ella…” (Zac. 13:8).  ¿Sabe usted cuál es la estimación de la población mundial actual?  Siete mil millones.  Saque dos tercios de esto y entonces podrá entender mejor qué será de nuestro pintoresco planeta cuando el Señor recoja a los suyos a Su presencia.
6. No debemos olvidar que la partida de la iglesia será sorpresiva para el mundo, pero no para cuantos recibieron al Señor Jesucristo por Salvador personal.  ¡Son muchos los textos bíblicos que aseguran la ausencia de los salvos aquí en la tierra cuando vengan los días de la Gran Tribulación y la tiranía del Anticristo!  No es posible hallar un sólo texto bíblico aconsejando a los cristianos cómo actuar en medio de tanta maldad.
Bien haríamos en reconocer que los peligros que vivimos hoy, lo mismo que el hambre en muchos lugares del planeta y otras manifestaciones naturales extremadamente destructivas, es apenas una especie de muestra o aperitivo de lo amargo que el mundo sufrirá cuando el Señor recoja a los suyos.
7. Como si todo esto fuera poco, los muertos en Cristo resucitarán en fracción de segundo antes que cuantos estén aún en sus cuerpos sean transformados y así, todos juntos seremos recibidos por el Señor en el aire (1 Co. 15:51, 52; 1 Ts. 4:16-18; Ap. 20:6).
8. Aquí en la tierra, mientras tanto, diez gobernantes de Europa decidirán entregar todo el poder a la Bestia, el Anticristo (Ap. 17:8-13).
9. Mucho antes de esta decisión, Gog y Magog ya habrán hecho su trabajo intentando borrar del mapa a la nación de Israel, pero... ¡Cuán horrible será el fin de semejante aventura! (Ez. 38, 39).
10. Cuando todo esto haya pasado, el escenario mundial estará listo para el descenso del Señor acompañado de su iglesia posando Él sus pies sobre el monte de los Olivos (Zac. 14:1, 3-5; Mt. 24:29-35; 1 Co. 1:7; Tit. 3:11-13; Ro. 5:9, 10).  ¿A qué “ira” se refiere?  Sin duda alguna a la Gran tribulación: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mt. 24:21).
Por algo el Señor dice a los suyos: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.  En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (Jn. 14:1, 2).

El refugio del cristiano está en el cielo.  Nuestro Señor no nos dice que tendremos que refugiarnos en algunos túneles, rocas o sótanos.  Vivamos confiados en Él, sin preocuparnos de un tal... “fin del mundo”.  Todavía nuestro Señor tiene una amplia agenda para cubrir, pero Él desea que lo sepamos y lo creamos.

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