Las siete mentiras de Satanás
- Fecha de publicación: Domingo, 07 Febrero 2021, 04:05 horas
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Desde luego que Satanás tiene mucho más que siete mentiras. Es rico en engaños y estafas, pero debemos destacar aquí que estas mentiras están dirigidas especialmente a quienes todavía no son salvos. Recordemos lo que dijo Jesús, de cómo el diablo se especializa en la mentira y el engaño: “¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Jn. 8:43, 44).
Para poder mantener al perdido alejado del Salvador, Satanás como dueño de ese producto se vale de la mentira y este boletín está dirigido especialmente a las personas que escuchan el Evangelio, porque es a ellos a quienes Satanás les ofrece muy buenas excusas.
I. “Todavía no, después lo haré”
Satanás no siempre puede mantener a su víctima alejada de la Palabra de Dios. Es bastante común que el hombre o la mujer pecadores, asistan a una conferencia bíblica, lean la Biblia o alguna literatura cristiana. Todo esto bien puede llevarlos a decidirse por Cristo y escapar de las garras de este tirano, padre de mentira. Es entonces, cuando el pecador se expone a la Palabra, que Satanás pone a funcionar su arsenal de excusas. Cuando nota que el pecador está decidiendo o que se está dando cuenta de que ha llegado el momento de arrepentirse, confesar sus pecados y depositar su fe en Cristo para ser salvo por Su gracia. Es entonces cuando este mentiroso le dice al oído: «Está bien, todo es verdad, estás perdido, todo lo que has oído o leído es cierto, pero... déjalo para otro día, mañana podrás convertirte».
Lo que Satanás no le dice a este pecador, es que su víctima está por cometer el pecado de presunción. Porque con una actitud así, el pecador pretende tener dominio sobre su vida, es como si dijera: «Ya tendré oportunidad mañana, dentro de una semana, dentro de un mes, etc.» Satanás sabe que cualquier tiempo que el pecador le conceda, aunque sean unas horas, puede ser suficiente para alejarlo definitivamente de su inquietud espiritual. Si usted ha caído en esta trampa, quiero que antes de hacerle caso al diablo, recuerde estas advertencias bíblicas (He. 3:7, 13, 15; 4:7; 2 Co. 6:1, 2).
Todas estas advertencias son para que el pecador no posponga su decisión. Puede sobrevivir una muerte inesperada que acabe así con cualquier oportunidad, Dios puede endurecer el corazón del pecador al punto que ya no puede tomar una decisión (2 Ts. 2:11, 12).
Es posible también que la Iglesia sea arrebatada, entonces ya será tarde cualquier intento de salvación.
II. “Debo estar seguro de que podré ser fiel”
Es común escuchar esto. Hay quienes dicen: «Bueno, una cosa así hay que tomarla con calma, porque intentar ser cristiano en una forma precipitada y luego no poder cumplir, ¡sería como burlarse de Dios!» ¿Puede imaginarse al carcelero de Filipos en el siguiente diálogo?: “Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y enseguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído en Dios” (Hch. 18:27-34).
Todo esto lo dice la Biblia, pero supongamos que el carcelero hubiera querido “estar seguro de poder cumplir” y por ello hubiera entablado la siguiente conversación con Pablo y Silas: «Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?» Y luego, al oír la respuesta hubiera dicho: «Bueno, permítanme pensarlo bien. Tengo esposa e hijos, tengo amigos y superiores. Primero debo estar seguro de que mi familia me acompañará en esta nueva fe... Esto es algo muy serio, no se puede jugar con Dios. No quiero fracasar, quiero emprender ese camino cuando esté totalmente seguro de poder cumplir con los mandamientos de Dios».
Son muchos los que toman textos fuera de su contexto y se lo aplican a los perdidos cuando en realidad dichos textos corresponden al cristiano y a su deseo de ser misionero, pastor o evangelista de tiempo completo. Un ejemplo claro lo puede leer en Lucas 14:25-33.
Esta enseñanza no debe aplicarse al cristiano. No es cierto que el Señor esté diciendo al inconverso que primero debe ver bien, sacar cuentas y considerar si puede ser cristiano. Esta enseñanza es para aquellos que creen que han recibido un llamamiento divino, que tienen vocación pastoral o algo así. Que creen que deben dedicarse por entero a la obra espiritual. Ellos tendrán que ver si están dispuestos a someterse a pruebas de todo tipo.
Todo lo que el pecador tiene que hacer es recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador, amarle y servirle. Nunca llegará el día en que “se sienta seguro de poder permanecer fiel”. La Biblia dice: “No por obras, para que nadie se gloríe” (Ef. 2:9).
Otro pasaje que confunde la gran mayoría es este que dice: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mt. 24:13). Sólo hay que fijarse en qué contexto se encuentra esta declaración solemne para notar que la palabra “persevere” aplica directamente a los judíos sobrevivientes de la Gran Tribulación. Los cristianos ya son salvos, no hay nada que tratar después. La supervivencia de los judíos durante la Gran Tribulación será su garantía de que recibirán con gozo al Señor Jesús como su Mesías y de que llorarán con gran lamento por haberlo rechazado.
El pecador no tiene por qué preocuparse de no poder cumplir, porque nadie puede cumplir nada. Jesús dijo: “Consumado es”. Él consumó, cumplió y concluyó nuestra salvación.
En Juan 10:27, 28, Jesús No dice:
- “Mis ovejas deben oír mi voz”, porque los salvos lo están haciendo.
- “Mis ovejas deben seguirme”, sino “me siguen...”
- “Mis ovejas deben tener vida eterna”, sino “yo les doy vida eterna...”
- “Mis ovejas no deben perecer jamás”, sino “no perecerán jamás”
- “Mis ovejas deben permanecer en mi mano”, sino “nadie las arrebatará de mi mano...”
Años después, respecto a este tema, Pablo afirmó lo que leemos en 2 Timoteo 1:12 y Romanos 8:33-38.
La Biblia afirma que el cristiano llega a ser hijo de Dios por la obra milagrosa del nuevo nacimiento que el Señor mismo le otorga. Cuando después de escuchar la palabra de Dios, arrepentido deposita su fe en él, recibiéndole como su Salvador personal todo suficiente. En el caso del nacimiento espiritual, el pecador experimenta el nuevo nacimiento si quiere, si no quiere no lo logra. Una vez que el pecador desea la salvación, el Espíritu Santo se encarga de que experimente el nuevo nacimiento.
Continuará...