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El gran día

  • Fecha de publicación: Viernes, 05 Marzo 2021, 21:21 horas

Desde hace ya algunas décadas, los gobiernos de muchos países se hicieron eco de la “no discriminación”, de la “no clasificación”.  Para algunos asuntos esto parece muy bueno.  Estamos totalmente de acuerdo que no haya discriminación de razas, color de la piel, posición social, grupos étnicos, etc.  Pero todavía el hombre es hombre y la mujer sigue siendo mujer.  Las personas, tanto hombres como mujeres “en sus cabales”, no desean ser del otro sexo.  Quieren ser quienes son y esto no es posible ignorar o negarlo.

¿Qué en cuanto a Dios?  ¿Discrimina Dios también o considera a todos iguales?  Depende de qué estemos hablando.  En cuanto al alejamiento de Él debido al pecado, Dios considera a todos como pecadores y perdidos.  En esto no hay discriminación para con Dios tampoco.  También es cierto, que para Dios todos los pecadores tienen la misma oportunidad para ser salvos.  No hay privilegiados con leyes especiales y beneficios únicos.

EL  GRAN  DÍA cuando todos los cristianos comparezcamos ante el Tribunal de Cristo, allí habrá clara discriminación.  Probablemente descubramos que todos los salvos serán diferentes, al punto que no habrá dos exactamente iguales.  Por lo visto Dios tiene una gran variedad para hacer las cosas llamativas, y con gran diversidad.  Supo crear un universo tan singular de modo que no hay dos estrellas exactamente iguales.

Si vamos a la Biblia y comenzamos a examinarla para ver cómo clasifica Dios a los hombres, quedaremos sorprendidos de la variedad de éstos.

Dios dice que hay pecadores perdidos y pecadores perdonados.  Pecadores justificados y condenados.  Dice que hay quienes tendrán su destino eterno en el infierno y otros en el cielo.  Dice que hay cristianos que recibirán “galardón completo” y otros que “se salvarán, pero así como por fuego”.  Dice que algunos tendrán en la eternidad un rango superior a otros.  Que unos gobernarán y otros serán gobernados.  Todos estos y otros conceptos se repiten una y otra vez en la Biblia.

Creo que si los hombres pudieran, someterían a Dios a juicio y seguramente le impondrían severas multas.  Pero esto nunca sucederá, porque Él es el Juez de todo el Universo: “Engrandécete, oh Juez de la tierra; da el pago a los soberbios” (Sal. 94:2).  “Lejos de ti el hacer tal que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” (Gn. 18:25).  “Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios” (Ec. 3:17a).

Es tanta la diversidad que hay para con Dios, tanta... discriminación y tanta selección, que finalmente habrá, debido a estas diferencias, una separación de toda la raza humana en dos grandes grupos: Los salvos y los no salvos.  Unos irán a la presencia del Señor, estarán con su Amo, con su Señor.  Los otros irán a la presencia de Lucifer, pues al servirle tan fielmente en su vida, lo tendrán por la eternidad como parte de su compañía.  Es significativa la declaración de Eclesiastés 3:17a, porque aquí notamos tanto a los salvos como a los no salvos.  Los salvos también comparecerán para el juicio, pero... ¡qué juicio será este!  El Señor tendrá a su cargo el declarar a cada uno de nosotros como hombres y mujeres que se dedicaron a servirle y les entregará (nos entregará) la recompensa que nos corresponda.  Este es un tipo de juicio.  Serán juzgadas nuestras obras, todo cuanto hicimos y cuanto dejamos de hacer.  Cuanto dijimos o cuanto dejamos de decir. Cuanto contribuimos y cuanto no contribuimos.  Esto sin duda nos separará también los unos de los otros, pues cada uno recibirá lo que le corresponda según Dios, no según los hombres.

También los impíos.  Los no salvos, unos mil años después de este juicio de la labor hecha por los cristianos, serán llamados a juicio.  Pero la sala donde funcionará la Corte será otra también.  No es muy claro cómo será la Sala y el Trono donde el Señor nos llamará para recompensarnos por la labor hecha.  Pero en lo que toca a la otra cita, la de los impíos, sí, se dice que será ante “EL GRAN TRONO BLANCO”.  Todos los que comparezcan ante el Tribunal de Cristo, lo harán porque se tratará de los salvos.  Pero todos aquellos que comparezcan ante el Gran Trono Blanco, lo harán para ser juzgados y condenados para siempre.

Hay otra gran diferencia entre unos y otros.  Por ejemplo, ante el Tribunal de Cristo, habrá básicamente dos clases de personas. Los que resucitarán de entre los muertos y los que serán transformados, porque la cita habrá llegado en el momento cuando éstos aún estén en sus cuerpos.  Estos... transformados, serán retirados de todo el planeta sin pasar por el túnel de la muerte, porque en un instante serán transformados y revestidos de otros cuerpos para entrar más allá de la gravedad, hasta el cielo.  Mientras que los comparecientes para ser eternamente condenados en el infierno, ¡todos ellos procederán de entre los muertos!  Si quiere verificar estos respectivos juicios, no tiene más que leer los siguientes textos de la Biblia.  En cuanto a los salvos lea 1 Corintios 15:51, 52: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.  Y en cuanto a los perdidos, lea Apocalipsis 20:11-15: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Puede usted dar todas las vueltas que quiera a estas declaraciones de la Biblia, pero  sucederá exactamente como las Sagradas Escrituras nos dicen.  Es mucho mejor que preste atención a lo que Dios nos dice y se prepare para participar de la cita ante el Tribunal de Cristo, no que sea conducido ante el Gran Trono Blanco.  Dice la Biblia que los hombres, todos los muy valientes y fuertes, ya resucitados, al ver al Juez ocupando ese Trono, temblarán de temor y desearán que las rocas los cubra: “Y los reyes de la tierra, y los grandes y los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros” (Ap. 6:15).
Haga las paces con Dios hoy mismo.

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