“En un momento, en un abrir y cerrar de ojos”
- Fecha de publicación: Sábado, 09 Octubre 2021, 17:28 horas
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“En un momento, en un abrir y cerrar de ojos”
(1 Corintios 15:52)
¿Cómo se sentiría usted si, por ejemplo, uno de estos días, al levantarse por la mañana, se da cuenta que algo verdaderamente extraño ha ocurrido? Usted dormía plácidamente, descansó bien, se levantó y comenzó una nueva rutina. Se afeitó, se peinó, arregló su cama, recogió los elementos que necesita llevar consigo al trabajo, tomó un poco de agua para prepararse un café, etc... Luego, para informarse de lo que ocurre, se fijó en el reloj y es la hora de noticias en su emisora preferida.
Sin pérdida de tiempo usted mueve la perilla del receptor para que le entregue las noticias de última hora.
Pero, ¡qué sorpresa lo que está escuchando! El locutor comienza diciendo...
«Buenos días amigos oyentes. Si acaba de levantarse y nada sabe aún, repetimos la noticia que estremeció esta noche a todo el mundo y aún sigue ocupando el primer lugar en todos los medios informativos. Hace ya casi cuatro horas que se notó algo extraño, y según nos informan las agencias noticiosas, esto ocurrió simultáneamente en todo el mundo. Para poder comprender lo ocurrido, digamos que... en primer lugar, muchas personas desaparecieron repentinamente. También supimos que existen evidencias de que ni aún los cementerios se salvaron de este sacudón, ya que en todos ellos se han notado tumbas abiertas, pero hasta el momento no hay certeza de que esto haya sido la obra de un ser humano, porque es imposible que todo el mundo se haya puesto de acuerdo para algo tan extraño como el de sacar tantos cadáveres en todos los sitios donde éstos yacían.
Es probable (decía el reportero radial) que usted mismo, mi estimado escucha sea una de las personas que haya perdido a algún familiar; como cónyuge, hijo, padre, madre, etc... Alguien que compartía con usted su casa hasta ayer. Le recomiendo que se fije, si acaba de levantarse, si realmente aquellos que cree que duermen en alguna otra habitación, todavía están allí».
A esta altura de las noticias usted ya no quiere café, ni desayuno alguno, ahora se siente como no sabiendo qué pensar. Las noticias siguen, lo que se está diciendo comenzó a preocuparle muy seriamente, porque había escuchado alguna vez la cuestión del “arrebatamiento de la Iglesia”, pero nunca le prestó mucha atención. Pensó siempre que se trataba de creencias de cierto segmento de la sociedad que ostenta una religión donde tal cosa se enseña. Ahora comienzan a invadirle algunos recuerdos, algunas expresiones bíblicas que por allí escuchó. Teme abrir la puerta del dormitorio de sus pequeños, porque sospecha que, tal vez, también ellos han desaparecido.
De pronto comienzan a desfilar ante su memoria una serie de expresiones bíblicas, tales como... “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados (1 Co. 15:52) ...Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts. 4:17).
Y se pregunta: «¿Será posible que, en este momento, estas profecías, de la pluma de Pablo, se hayan cumplido? ¿Es posible que el tan mentado arrebatamiento de la Iglesia se haya producido? ¿Ya los verdaderos cristianos se han unido con su Salvador y su Señor en algún lugar en el espacio, lejos de este planeta? ¡No, no puede ser, no es otra cosa que un sueño, imaginación mía!» Usted comienza a pensar de cuántas veces “así... de pasada” le tocó oír a algún predicador por allí o leer algún breve tratadito que alguien le entregó, donde justamente se hablaba de este evento. Pero, no prestó mucha atención, porque simplemente le pareció que estas cosas no hay que tomarlas literalmente. ¡Cómo es posible, pensaba usted, que tanta gente que no cree en estas cosas esté equivocada! Pero, a pesar de las vueltas que quiere darle al asunto, no ve explicación alguna.
Bien, estimado lector, lo que le estoy relatando no es imaginación de la mente humana. Es exactamente lo que sucederá en cualquier momento, y el personaje aquí, bien podría ser usted mismo.
Sin pérdida de tiempo, haga las paces con Dios hoy mismo recibiendo por la fe a Jesucristo como su Salvador y su Señor. Déjese de buscar las supuestas... “coincidencias” entre religiones. Busque ser salvo cuanto antes. La salvación es asunto tan personal como el mismo nacimiento y la muerte. El Señor Jesucristo vino a salvarle, él murió en la Cruz del Calvario por USTED. Usted es el único responsable del destino eterno de su alma. Sin pérdida de tiempo humíllese delante de Dios y reciba, reconozca, por la fe, a Jesucristo como su Salvador. Confiésele todos sus pecados. Su soberbia, su incredulidad, su materialismo, su desprecio al amor de Dios. Todo esto es grave pecado, por lo cual él desea perdonarle y hacerle apto para el cielo. No busque la solución a su problema del pecado en alguna religión, porque la solución es Jesucristo y nadie más.