Cómo llegar a ser eternamente salvo
- Fecha de publicación: Sábado, 20 Agosto 2022, 19:28 horas
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Si usted está entre aquellos que desearía ser cristiano(a), esta columna es para usted. Algunas personas creen que deben tomar algún curso bíblico o algo así para llegar a ser cristiano. Otros piensan que hay ciertos “pasos hacia un determinado lugar” para llegar a ser cristiano. También hay quienes creen que en ciertos templos o en ciertos lugares se “imparte la salvación”. Si algo de esto le ocurre a usted, pero su deseo es saber exactamente qué hacer y cómo llegar a ser eternamente salvo, siga leyendo con verdadera atención.
1. En primer lugar, usted debe reconocer que es pecador y que, por lo tanto, está perdido. La Biblia dice que “...No hay justo, ni aun uno” y también dice que “…todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Y como si todo esto fuera poco, luego agrega: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre (Adán), y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Si usted quiere leer todos estos textos, búsquelos en Romanos 3:10, 23 y 5:12.
Recuerde: usted es pecador de nacimiento. Usted peca porque es pecador. Muchos piensan y dicen: «Yo soy pecador porque peco». La cosa no es así, usted peca porque es pecador y esto no es un simple juego de palabras, si usted no fuera pecador por naturaleza, no pecaría.
2. En segundo lugar, usted debe saber que Dios le proveyó un maravilloso recurso de salvación. Las siguientes son palabras del Señor Jesús: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn. 5:24). ¡Imagínese la condición de una persona que no ha creído en Cristo como su salvador después de haber oído (o leído) Su palabra! Esa persona permanece esperando la condenación eterna. No confunda lo de... “recibir a Cristo” con participar de algún ritual religioso, porque nada tiene que ver lo uno con lo otro. La Biblia dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn. 1:12). Recibir a Cristo es, tal como dice aquí, creer en él. No es participar de la hostia, o tal vez de la cena del Señor, del bautismo, de alguna otra ceremonia o liturgia. Siempre se recibe a Cristo como salvador después de estar en contacto atento con la Palabra de Dios.
3. Cuando usted comienza la vida cristiana recibiendo a Jesucristo como su salvador personal, recibe también el Espíritu Santo. Esto es muy importante, porque ahora usted, al leer la Biblia, la entenderá y recibirá gran gozo por poder entenderla. Antes no la entendía porque no contaba con el auxilio del Espíritu Santo, pero ahora que ya recibió a Jesucristo como su salvador, ¡el Espíritu Santo selló para siempre su nueva condición delante de Dios! Ahora no solamente es creatura de Dios (fue creado por él), sino que es también hijo de Dios (porque nació del Espíritu Santo). Esta es la razón por qué su salvación nunca corre peligro de que la pierda, porque la salvación no es algo que usted logró, ni siquiera en parte, sino que usted fue salvo enteramente por la gracia divina, sin obras buenas que pudiera hacer. Pablo escribió a quienes eran ya salvos allá en Éfeso, diciendo: “En él (Cristo) también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras (garantía) de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Ef. 1:13, 14).
Parafraseando estas palabras diríamos así: “En Cristo, cuando ustedes oyeron el evangelio y creyeron en él, fueron sellados por él, por medio del Espíritu Santo, como garantía para que sepan que las promesas divinas llevan Su sello, el Espíritu Santo en ustedes, los ya salvos”.
Siendo todo esto así, usted no necesita someterse a ninguna búsqueda de la “plenitud del Espíritu Santo ni de alguna experiencia sobrenatural para asegurarse de que es salvo”, porque la promesa divina vale más que todas las experiencias que pudiéramos tener.
La Biblia dice que cuando uno llega a ser salvo es como una criatura que acaba de nacer. Espiritualmente, si usted recibe a Cristo ahora, al terminar de leer este boletín, habrá nacido de nuevo. ¡Es tan real esto y tan sencillo! Dios no vende la salvación, tampoco la cambia por buenas obras, ni por oraciones ni ayunos ni llanto, ¡él simplemente nos regala esta nueva vida y nos incluye en su familia, entre los salvos!
4. ¿Qué ocurre con una criatura que acaba de nacer? ¿Qué necesita y qué busca? Bueno, usted sabe que una criatura lo primero que hace es que busca alimento. ¿Ocurre lo mismo con una persona, un pecador que acaba de recibir a Cristo? Sí, exactamente lo mismo. Pero como el nacimiento espiritual no es el físico, el alimento espiritual tampoco es el alimento físico. El alimento espiritual es para el alma, no para el cuerpo. No se preocupe mucho si no entiende eso de... “nacer de nuevo”, porque aquí estamos ante un verdadero milagro. Si es así, usted sabe que un milagro no se puede explicar. Jesús dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3). ¿Y en cuanto al... alimento para el recién nacido en la familia de Dios?
Aquí va el “menú para su alma”:
Lea la Biblia cada día. Una buena porción serían unos tres capítulos cada día y cinco los domingos. Si lo hace, leerá toda la Biblia en un año.
Aprenda a orar (no rezar). Orar significa, no repetir palabras, sino hablar con Dios por los méritos y en el nombre de Cristo.
Congréguese inmediatamente buscando una iglesia verdaderamente bíblica. Si es católico romano, abandone inmediatamente esa iglesia, pues allí nunca conoció al Salvador y no podrá ser alimentado tampoco. No concurra a iglesias carismáticas y todas aquellas donde encontrará ruidos, que son supuestas “alabanzas”. Busque una iglesia donde se enseña sistemáticamente la Palabra de Dios, la Biblia. Las hay muy pocas, pero sí las hay.
¡Adelante amigo(a) y que Dios le prospere en su nueva vida! Procure por todos los medios que toda su familia sea salva también y hable a sus viejos camaradas acerca del perdón de Dios. Abandone sus viejos hábitos, y si algún vicio le mantenía cautivo, deje todo aquello ahora que tiene como aliado al Señor Jesucristo, y él le ayudará. ¡Felicitaciones por su decisión y... si no logramos conocernos aquí, nos veremos en el cielo, cuando el Señor nos recoja!