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¿Quién está detrás de la fiesta de halloween?

  • Fecha de publicación: Sábado, 29 Octubre 2022, 12:47 horas

El mes de octubre, muchas familias en el mundo celebran su... Halloween con mucho entusiasmo y arreglos grotescos, con calabazas, calaveras, esqueletos y figuras de todo tipo; con más entusiasmo que la misma Navidad.  Para la presente generación, el Señor del universo, el creador y redentor nuestro, ha sido reemplazado por el “adversario”, el peor enemigo del hombre.  Bien nos vienen hoy las palabras del apóstol en 1 Pedro 5:8, 9: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”. 

Por favor, tome en serio al diablo.  Él no es un personaje mitológico como muchos piensan.  Es real, deja sus huellas cada día.  No es necesario investigar mucho para darnos cuenta de esto.  Mire lo que ocurre en cualquier hospital, la cantidad de enfermos sufriendo agudos dolores.  Mire lo que sucede con los hogares destruidos, niños desamparados y sin saber por qué.  Dé una miradita también a la cárcel y note que su población va en aumento, tanto que los gobiernos no cuentan con suficientes fondos para ampliar los recintos donde encerrar a tantos criminales.  Luego, si todavía necesita más evidencias, mire a los actuales pastores y predicadores.  Escuche lo que enseñan.  Note la insaciable codicia de quienes predican la prosperidad material, la salud física, las manifestaciones sobrenaturales (reales o ficticias), el endiosamiento del hombre y la adoración de imágenes; mire las procesiones religiosas, las estatuas y supuestas deidades construidas por los hombres. 

¿Qué hace que las cosas anden así?  ¿Quién está detrás de cada mentira, cada disfraz, cada niño desamparado, cada matrimonio divorciado, cada muerte en plena juventud debido al alcohol, las drogas, el suicidio, el homicidio y los grupos rivales de matones?  ¿Qué en cuanto a la cantidad de abortos donde un indefenso bebé es muerto por su propia madre y con ayuda de un médico, a quienes mejor les cabría el título de “Fetosidiólogos”?  ¿Quién está detrás de tantos desalmados, brutos, salvajes, sin sentimientos, quienes todo lo que buscan son placeres, comodidades, diversiones y todo aquello que supla sus ambiciones egoístas?  Detrás de todo esto está Satanás.  Él se propuso desbaratar los planes divinos.  Pero como no lo logró, entonces se ha lanzado como el león hambriento sobre su presa.  Éste se ha lanzado sobre los hombres para causar el mayor dolor y destrucción posibles.  Cuando él sea echado en el lago de fuego, aquellos que lo verán caer, se sorprenderán: “¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros?  Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.  ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!  Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones” (Is. 14:10-12). 

Pero Satanás opera con gran éxito en medio de los cristianos también.  Él se propuso, y en gran parte lo logró, degenerar a toda una generación.  La música, por ejemplo, que es uno de los artes más maravillosos, ha llegado a ser la plaga en muchos “servicios religiosos”, que, aunque se llamen cristianos, son totalmente mundanos, tanto en su música como en lo que se enseña desde sus púlpitos. 

Satanás, debido a sus actividades tan amplias, tiene muchos nombres.  Como ejemplo, nombremos algunos de ellos, pues cada nombre tiene que ver con las funciones que desempeña.  Él derivará sus poderes a un hombre al cual la Biblia llama “Anticristo” (contra Cristo).  Juan, hablando de este sujeto, dice: “...y el dragón (Satanás) le dio su poder y su trono, y grande autoridad” (Ap. 13:2).  Dios, en la persona de Cristo se hizo hombre para salvarlo de la condenación eterna.  Satanás, en la persona del Anticristo pretenderá ser Dios para arrastrar a los condenados al infierno. 

Muy pronto la Navidad será una celebración abolida por disposición legal, pero difícilmente alguien se oponga.  Mientras tanto, en su lugar se instaurará el Halloween, y a no dudar, muchos “cristianos” gustosos revelarán su verdadera identidad.

Cuando hablamos de Satanás, no podemos menos que incluir en esto al Anticristo, ya que este personaje será dominado completamente por Satanás.  Tanto él como sus seguidores son especialistas en la mentira.  Es por eso que Juan escribió: “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo?  Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo” (1 Jn. 2:22).

Dicho en términos parafraseados, esto significa que todo aquel que niega que Jesús es el Cristo, Dios con los hombres, automáticamente niega a Dios mismo, su persona, sus atributos y todo cuanto él ha creado.

Como si esto fuera poco, el Anticristo tiene otro nombre que lo identifica perfectamente, él se llama “el hombre de pecado, el hijo de perdición”.  Por eso Pablo escribe: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Ts. 2:3).  A no dudar que este doble título que recibe este personaje es el más aterrador, importante y revelador de todos los calificativos dados al Anticristo en la Biblia.  Diagnostica su personalidad y expone su espantoso carácter.  Nos deja saber que este hombre estará poseído por una naturaleza doble: será un hombre, y al mismo tiempo más que un hombre.  Será la parodia de Satanás, del Dios-hombre, la encarnación de Satanás.  “El hombre de pecado”: con sólo pensar por un momento en este título del Anticristo, uno se asusta.  El pecado comenzó con la intervención de Satanás y terminará también con él. 

Finalmente, “el hijo de perdición”, no podría haber otro calificativo más terrible.  No sólo un hombre degenerado, sino la descendencia del dragón.  No únicamente lo peor de la raza humana, sino la encarnación del diablo, la emanación del mismo infierno.

Recuerde, la salvación es un don de Dios, tal como lo es la vida misma.  Una vez salvo, no hay obra alguna que sea necesaria para permanecer salvo.  Tampoco el salvo puede hacer obra alguna para perder su salvación.  La Biblia dice que el mismo Salvador que nos salva, él también nos perfecciona, no nosotros a nosotros mismos: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6).

¡Anímese hermano!  Cuidado con las voces en contra de la salvación por la gracia divina.  Incluso tenga cuidado con la voz de su conciencia.  Si le condena, esa es su labor, porque como cristianos no debemos pecar y “sentirnos bien”.  Pero su salvación NO depende de cómo se sienta ni de cuánto le falta para vivir la vida que desea.  Deje que el Señor siga trabajando en usted, pero nunca olvide que Satanás tratará de hacer su trabajo también: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Stg. 4:7).

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