¿Qué es el bautismo?
- Fecha de publicación: Sábado, 05 Noviembre 2022, 19:12 horas
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Comencemos diciendo qué no es el bautismo cristiano, bíblico, estrictamente neotestamentario.
1.El bautismo no es un sacramento, porque no hace santo a quien se bautiza.
2.El bautismo no limpia al pecador de sus pecados, esto lo hace el sacrificio de Cristo.
3. El bautismo no es para bebés, sino para personas que hacen uso de razón, capaces de entender el Evangelio.
4. El bautismo no es indispensable para la salvación, puesto que quien se bautiza ya es una persona salva.
5. El bautismo no indica que el que se bautiza, con esto comienza una nueva vida.
6. El bautizado no llega a ser un mejor cristiano por haberse bautizado.
7. El bautismo no es por aspersión.
Lo que es el bautismo
1. El bautismo es únicamente para los ya salvos, por haber depositado su fe en Cristo Jesús. Porque el bautismo es una... “obra”, pero la salvación no se obtiene por obra alguna, sino por la fe en Cristo.
2. El bautismo no limpia de pecado al que se bautiza, pues se trata de una persona ya salva y perdonada, mediante el sacrificio de Cristo (el bautismo es sacrificio del bautizando).
3. El bautismo es para personas con suficiente edad como para entender su condición de pecador y poder confiar en Cristo Jesús.
4. El bautismo es una ordenanza divina y quien se somete al mismo, declara su obediencia pública a esta ordenanza.
5. El bautismo le une a la membresía de una iglesia local y le permite participar de la Cena del Señor, que es otra ordenanza del Salvador.
6. El bautismo es una elocuente figura de la sepultura y la resurrección. Al aceptar el bautismo bíblico, estamos declarando que creemos en la muerte y resurrección de Cristo. Creemos también que nosotros mismos hemos de resucitar para la eternidad con nuestro Salvador y comunicamos a nuestros semejantes que ya mismo hemos muerto para la vida mundana, como perdidos y condenados, y hemos resucitado para esa nueva vida siendo eternamente salvos.
7. El bautismo es por inmersión por las siguientes razones: Por su significado etimológico. Por su significado simbólico (sepultura y resurrección). Por las evidencias bíblicas de cómo lo hicieron los apóstoles y quienes los siguieron.
Hasta la fecha nadie se ha salvado por medio del BAUTISMO. Todos los salvos lo fueron por medio del arrepentimiento y la fe en Cristo.
¿Puede darse el caso que una persona no salva sea bautizada? SÍ.
¿Puede darse el caso que una persona salva no sea bautizada? SÍ.
8. El bautismo es asunto exclusivo entre el salvo y el Salvador.
Deben ser bautizados los que ya son salvos
Veamos algunos casos donde las personas, primero escucharon el Evangelio, se arrepintieron y luego fueron bautizados.
1. Juan el Bautista reclama el arrepentimiento: “Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados. Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras” (Mt. 3:4-9).
2. Juan el Bautista bautizaba en Enón: “Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados” (Jn. 3:23).
3. Se bautizaron tres mil en un sólo día, todos ellos primero escucharon el mensaje del Evangelio predicado por Pedro y luego, habiéndose arrepentido y recibido a Jesucristo fueron bautizados: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hch. 2:41).
Cuando la Biblia usa expresiones tales como... “se añadieron” o “creyeron” como en el caso de Hechos 4:4, siempre se trata de nuevos cristianos que fueron bautizados. Lo mismo ocurre en Hechos 2:47b: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
Cuando las cosas se hacen como corresponde, el Señor nunca nos deja solos.
• Es Él quien hace que el pecador desee escuchar el Evangelio.
• Es Él quien hace que el pecador entienda lo que escucha.
• Es Él quien lleva al pecador al arrepentimiento.
• Es Él quien robustece, fortalece la fe del pecador.
• Finalmente, es Él quien lleva a ese pecador a desear ser bautizado, porque es irresistible el deseo del nuevo miembro de la familia de Dios, de ser un hijo de Dios obediente.
Un cuadro muy ilustrativo encontramos en Hechos 8:26-38
26 “Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,
28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías.
29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.
30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?
31 El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
32 El pasaje de la Escritura que leía era este:
Como oveja a la muerte fue llevado;
Y como cordero mudo delante del que lo trasquila,
Así no abrió su boca.
33 En su humillación no se le hizo justicia;
Mas su generación, ¿quién la contará?
Porque fue quitada de la tierra su vida.
34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro?
35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó”.
Este es un cuadro pintoresco, ilustrativo, muy elocuente y muy claro de cómo las cosas salen cuando se las hace bien. Hay varios elementos aquí que debemos destacar.
1) El etíope tenía una profunda inquietud espiritual.
2) El etíope estaba leyendo las profecías, pero no entendía lo que leía.
3) El etíope no sabía a quién acudir buscando socorro, alguien que pudiera explicarle el asunto de Cristo Jesús.
4) El etíope era un hombre de gobierno (Ministro del Tesoro).
5) Dios se valió de un medio sobrenatural, movilizando incluso a su agente angelical para socorrer a este caballero que deseaba ser salvo.
Una vez más, se confirma la exactitud de la promesa divina de Jeremías 29:12, 13: “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.
Notemos otro detalle de este caballero africano: ¡Él estaba regresando de Jerusalén!: “Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar” (Hch. 8:27b).
Eso de concurrir al templo, adorar, alabar, participar, etc., no significa que uno es ya, necesariamente salvo, hijo de Dios.
El mundo está lleno de templos, catedrales, pagodas, mezquitas y todo cuanto huele a religión, pero únicamente el Espíritu Santo es el que produce la gran diferencia, porque hace que la Palabra de Dios resulte clara, permitiendo que el pecador perdido sea salvo.
¿Notó lo que sucedió luego con este funcionario del Estado? “...y siguió gozoso su camino” (Hch. 8:39b). El gozo que experimentó al recibir a Cristo, él nunca lo había vivido.
Ni bien entendió el mensaje que le presentó Felipe, inmediatamente solicitó ser bautizado, porque deseaba ser un cristiano obediente desde el primer momento.
Él no comenzó a discutir con Felipe si el bautismo debía ser únicamente en el nombre de Jesús, o en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Él no se puso a averiguar sobre el movimiento de los... “sólo Jesús”.
Tampoco se le ocurrió lo del bautismo por aspersión.
¿Le habrá presentado el Evangelio a Candace, la reina de los etíopes? ¿Le habrá preguntado ella por qué él había cambiado tanto después de regresar de Jerusalén? ¿Habrá llegado a ser, con el tiempo, un pastor de una gran congregación africana...?
Nada de todo esto podemos asegurar. Lo que de él sabemos es como sigue:
1) Él buscaba la verdad en el lugar correcto, ya que, al no encontrar ayuda espiritual en el templo de Jerusalén, la encontró mediante la lectura de la Biblia.
2) Él reconoció su ignorancia. Sin duda tenía su propia religión, pero no se le ocurrió siquiera invocarla. Él le dijo a Felipe que, aunque leía sin problema alguno, entendía las palabras, pero no entendía el mensaje que encerraba.
3) Escuchó a quien Dios le había enviado para que fuera salvo.
4) Felipe no le habló mucho de bautismo, aunque seguramente dijo algo acerca del día de Pentecostés cuando el Espíritu Santo descendió y tres mil fueron salvos.
5) Tampoco el etíope tuvo que tomar un cursillo PRE-BAUTISMAL, ni lo tuvieron “un año en observación...”
¿Qué de quienes fueron bautizados hoy?
1. Deberán hacer algunos arreglos en su rutina para dedicar tiempo diariamente a la lectura de la Biblia: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 P. 2:2).
2. Revisen el arsenal de sus amistades mundanas, especialmente los jóvenes: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:15-17). El... “mundo” no es el planeta, sino la gente mundana, las diversiones mundanas, el comportamiento y los atractivos mundanos.
3. Sean personas conocidas como quienes oran mucho: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Fil. 4:6). ¡Aprendan a “conferenciar con el Señor”! Busquen diariamente un momento a solas con Él.
4. En cuarto y último lugar, nunca dejen de congregarse, teniendo una iglesia bíblica, centrada en la sana doctrina: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (He. 10:23-25).
Estos son los CUATRO PILARES que deberán sostener la nueva vida que están comenzando.