La salvación para los pecadores está disponible aún
- Fecha de publicación: Sábado, 13 Mayo 2023, 21:16 horas
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Los años y los días pasan y el Señor aún nos tiene aquí, haciéndonos ver que, por su gracia, la salvación para los pecadores está disponible aún, lo único que se necesita es que estemos dispuestos a hablar del Salvador que nos salvó y que los ama a ellos también. Debemos ser claros en lo que decimos al evangelizar. La misma palabra «evangelio» significa «buena nueva», porque son nuevas (noticias) de salvación eterna por medio de Cristo. Pero… ¿Cuán claros y explícitos debemos ser con nuestro interlocutor? Muy sencillo. Debemos ser tan claros como quisiéramos que el médico fuera con nosotros cuando acudimos a su consultorio porque nos damos cuenta que algo anda mal en nuestro cuerpo.
Si encontramos a un católico romano, debemos estar seguros de que aún no es salvo, y si lo es, debemos hacerle ver que, de continuar donde está, será, en el mejor de los casos, un vegetal. Debemos decirle que debe desprenderse de ese sistema de paganismo. Sepamos que se trata de la madre de todas las sectas. Debemos decirle que ni María, ni santos, ni rituales salvan. Únicamente Cristo Jesús. No tengamos temor de la verdad, porque, después de todo nosotros a nadie salvamos. Nuestro deber es sembrar la semilla y el Señor se encargará del resto. Debemos decirle también que las obras no salvan, que los sacrificios que el pecador haga como medio de salvación, de nada le valdrá; que el único que perdona pecados es Dios y que debemos acudir a él directamente en el nombre de Cristo, nuestro Salvador. Debemos ser bien claros en esto. Ningún hombre tiene autoridad para perdonar nuestros pecados, sino Aquel que murió por nosotros, pagó el precio exigido por Dios para que pudiéramos ser libres y perdonados para siempre. ¡Cuántos católicos romanos aceptarían con verdadero gozo al Salvador que los espera y los ama, si tan sólo alguien fuera lo suficientemente claro y les hablara de esa vida nueva! Ningún católico romano sabe que es salvo, porque simplemente no lo es.
Si queremos ser buenos sembradores y buenos propagadores del evangelio, debemos conocer los textos bíblicos que en cada caso corresponden. Juan 14:6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, puede ser de gran ayuda, especialmente cuando tratamos con católicos romanos. Si Jesús es EL camino, si él es LA verdad, y si es LA vida, él no deja lugar, ni para santos ni para buenas obras ni para Mará ni para Ana ni para Teresa ni para Juana ni para Sofía. Tampoco hay lugar para buenas obras si queremos acercarnos a Dios, algo de… caridad, meditaciones, prender velas, llevar crucifijos, señal de la ceniza, hacer cara larga un viernes por año, repetir ciertos rezos a modo de penitencia, peregrinación a alguno de esos “lugares altos”, como lo hacían los antiguos paganos donde quemaban a sus bebés al “dios” Moloc. Puede usted peregrinar todo lo que quiera, rezar día y noche, convertir todos los viernes del año en “no carne”, etc., y lo único que tal vez logre, será mejorar su salud física por consumir menos carne; y por supuesto, mejorar su economía también, porque la carne es algo costosa.
¿Entiende usted, mi estimado hermano, la ignorancia en la cual está sumida la mayor parte de nuestra sociedad? ¿Entiende la urgencia que esto debe despertar en nosotros para compartir lo que tenemos con cuantos deseen escucharnos? ¿Hará lo que ya otros hacen para justificar su “negligencia”, asumiendo que Dios ya “predestinó” a cuantos han de ser salvos? ¡Usted sabe que el Señor no quiere que un sólo pecador se pierda y sabe que él amó “al mundo”, no sólo a los “predestinados”! Por favor lea Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
También dice la Biblia: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo… Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. (Hch. 3:19 -21, 4:11, 12). “Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2 P. 2:9).
¡Cuánto material tenemos disponible en la Palabra de Dios y no lo aprovechamos ahora que tenemos vida, fuerzas, almas que se pierden y completa libertad para predicar el evangelio!
No se detenga demasiado con fustigar las sectas, porque con cada día surgen nuevas: que “Pare de sufrir”, que “G-12”, que “Santos de los últimos días”, que “Iglesia Universal”, que “Carismáticos Protestantes”, que “Iglesia de la Comunidad Metropolitana” y finalmente, “Carismáticos Unidos”. Si lo hace, Satanás habrá sacado su tajada, desviándolo de su obligación.
No se deje manipular por Satanás. No invierta tiempo ni energía para hablar de los fundadores de cada una de las sectas. La orden de nuestro Salvador es bien clara en Mateo 28:18-20. No convierta «La gran comisión» en “La gran omisión”. Y si usted es católico romano, por favor reconozca que lo amamos mucho, razón por la cual deseamos su salvación.
No nos burlamos de usted, porque nosotros estuvimos en lo mismo. Pero “alguien” tuvo valor para hablarnos de Cristo, y ¡Cuánto agradecemos a quien lo hizo!
¿Por qué no decide hoy mismo por Cristo? Deje que el Señor se ocupe de las sectas y de cuantos las propagan. Deje todas sus interrogantes o toda su confusión a cargo de Cristo. Comience depositando su fe en él y aceptando ahora mismo el perdón que él le ofrece. ¿Lo hará? La decisión es suya.