David y Goliat como semblanzas proféticas (III)
- Fecha de publicación: Sábado, 05 Agosto 2023, 19:58 horas
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Goliat como semblanza del Anticristo
Cuando los filisteos congregaron sus ejércitos para la guerra en contra de Israel y el ejército israelita bajo las órdenes del rey Saúl, los tres hermanos mayores de David se encontraban entre los soldados, pero David no. En ese momento se encontraba cuidando el rebaño de su padre. Esto significa proféticamente que cuando los ejércitos de las naciones se congreguen en contra de Israel, el David celestial, nuestro Señor Jesucristo, todavía no estará en Israel. Él como entonces, estará cuidando las ovejas de su Padre, a la Iglesia redimida de entre las naciones, como el Buen Pastor. Todos los que creemos en Él somos sus ovejas. Procedamos a continuación a examinar la aparición en escena de Goliat y los paralelos proféticos que encontramos en la Palabra de Dios.
El primer Goliat, salió en medio del campamento de los filisteos, casi como si apareciera de la nada. Leemos en 1 Samuel 17:4-7: “Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro...” Como el Goliat de ese tiempo, el Anticristo también aparecerá de súbito, casi como de la nada, del campamento de la unión de las naciones, el cual está estructurándose hoy como nunca antes. Será grande y poderoso. Dice en 1 Samuel 17:1: “Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim”. En otras palabras, los filisteos integraron una especie de unión para destruir a Israel y enviaron al más alto y más fuerte de sus hombres delante de ellos: “Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat...”
En los últimos días, cuando la aflicción de su pueblo sea prácticamente insoportable, el Señor intervendrá a favor de Jerusalén e Israel en una forma maravillosa y milagrosa. ¿Por qué? ¡Para que toda la tierra sepa que hay Dios en Israel! David le dio muerte al gigante que se burlaba, a Goliat, a quien temía todo el ejército de Israel... ¡con una sola piedra! Cuando David avanzaba en dirección al filisteo, el rey Saúl le preguntó a Abner, el capitán de su ejército: “¿De quién es hijo ese joven?” (1 S. 17:55). Pero... ¿Por qué Saúl hizo esta pregunta? ¿Por qué no reconoció a David? David había estado en su palacio y había tocado el arpa para alejar el espíritu malo que oprimía a Saúl. Él incluso había sido su paje de armas, como dice la Escritura en 1 Samuel 16:14-22: “El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio. Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él. Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las ovejas. Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David su hijo. Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas. Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos”.
A pesar de todo, ni Saúl ni Abner ni el pueblo reconocieron a David. Pero... ¿Por qué? Porque David en esto es una semblanza profética del Mesías de Israel. Jesucristo vino a la casa de Israel hace más de dos mil años. Sanó a los enfermos, le devolvió la vista a los ciegos, hizo caminar a los inválidos, hizo oír a los sordos y expulsó a los demonios. Pero al final fue rechazado como el Mesías por el pueblo de Israel, simplemente porque no le reconocieron. Pero... ¿Cuándo reconocerá Israel al Señor Jesucristo como su Mesías? Cuando retorne en poder y gran gloria y derrote por completo al gran “Goliat”, al Anticristo, junto con todos sus ejércitos que se congregarán en el Armagedón.
David, un cuadro profético
de Jesucristo
Por consiguiente, la confrontación entre David y Goliat, señala proféticamente a la confrontación futura entre Jesús y el Anticristo. Nos estamos aproximando rápidamente hacia ese evento.
La Biblia habla mucho de la relación y la comparación entre David y el más grande Rey de Israel, Jesucristo. Tal como dijera Pedro en Hechos 2:29-31: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción”. Veamos también Mateo 1:1: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”; y Apocalipsis 3:7, 5:5: “Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre… Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”; y todo el capítulo 22.
A continuación, mencionamos esas semblanzas entre David y el Señor Jesucristo:
1. El Señor Jesús perfeccionó lo que Dios testificó de David. “He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo que quiero” (Hch. 13:22). Jesús dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Jn. 4:34). Él fue coronado con espinas, fue motivo de mofa, azotado y escarnecido. Tomó los pecados del mundo sobre sí mismo, fue crucificado y estuvo dispuesto a hacer la voluntad de su Padre, ¡incluso hasta la muerte! Antes de inclinar su cabeza al morir, exclamó triunfante, “Consumado es” (Jn. 19:30).
2. EL LUGAR DE NACIMIENTO: David nació en Belén, “Ven te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey” (1 S. 16:1). Asimismo, “Jesús nació en Belén de Judea...” (Mt. 2:1).
3. LA HUMILLACIÓN VOLUNTARIA: El sometimiento de David y su posición humilde en la casa de su padre “apac[entando] las ovejas” (1 S. 16:11), señalan a Jesús, quien por voluntad de su Padre celestial ocupó el lugar más modesto en la casa de Israel, sometiéndose a sus hermanos los israelitas y convirtiéndose en el más bajo de ellos. Jesús, quien “Estando en condición de hombre, se humilló a sí mismo...” (Ef. 2:8).
4. David señalaba proféticamente a Dios hablándonos a través de su Hijo Jesucristo. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (He. 1:1, 2).
5. SU UNGIMIENTO: El ungimiento de David como rey en medio de sus hermanos es una hermosa semblanza del ungimiento de Jesús en su bautismo en medio de Israel: “Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos...” (1 S. 16:13). “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él” (Mt. 3:16).
6. SU APARIENCIA: La Escritura dice de David, “Y era rubio, hermoso de ojos y de buen parecer” (1 S. 16:12). Mientras que leemos del Señor Jesucristo en Salmos 45:2: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios...”
7. PASTOR Y REY: David fue pastor y rey. Unió a las doce tribus de Israel y fue el fundador de Jerusalén. Jesucristo es el buen pastor, pero también el Rey de los judíos. ¡Él guiará a su pueblo, los unirá nuevamente, y un día se sentará sobre el trono de David en Jerusalén!
8. LIBERTADOR: David fue un guerrero que libró a Israel de los enemigos que le rodeaban. Él solo obtuvo la victoria completa sobre los filisteos. Jesús por su parte librará a Israel de la enemistad de las naciones, ¡porque es el gran Libertador!
9. EL AMADO DE DIOS: David fue un hombre conforme al corazón de Dios y por eso es una semblanza profética del Señor Jesús quien hizo la voluntad del Padre con todo su corazón. En su bautismo se escuchó la voz de su Padre diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3:17).
Continuará...