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David y Goliat como semblanzas proféticas (IV)

  • Fecha de publicación: Sábado, 12 Agosto 2023, 20:05 horas

Continuamos con las semblanzas entre David y el Señor Jesucristo:

10. NO RECONOCIDO AL PRINCIPIO: David al principio no fue reconocido por su familia como su rey y fue despreciado por sus hermanos a pesar de haber estado presente al momento de su unción: “Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos...”  (1 S. 16:13).  Jesús, asimismo, no fue reconocido como el Mesías de Israel: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Jn. 1:11).

11. NO RECONOCIDO HASTA EL FIN: David no fue reconocido por Israel.  Aunque había servido en la casa del rey y librado a Saúl de un espíritu malo, el rey preguntó: “¿De quién es hijo ese joven?” (1 S. 17:55).  Desde un punto de vista profético, Jesús servía en la casa de Israel, pero no fue reconocido por su pueblo.  Israel sólo lo reconocerá como su Mesías cuando retorne con gran poder y gloria y venza al gran “Goliat”, al Anticristo, con todos sus ejércitos reunidos en el Armagedón: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zac. 12:10).

12. LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD: Leemos en 1 Samuel 17:38, 39: “Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza.  Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba.  Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué.  Y David echó de sí aquellas cosas”.  Aquí tenemos un cuadro de la verdad espiritual que nada puede ser logrado a través de las obras de la ley, es decir, por nuestros propios esfuerzos.

La ley nos inmoviliza.  David se despojó de la armadura de Saúl y confrontó a Goliat en fe.  Mientras que Jesús nos ha librado de la maldición de la ley y nos llamó a libertad, trayéndonos la gracia: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)... Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados...” (Gá. 3:13; 5:13).  “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Co. 8:9).  “Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley) y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios” (He. 7:18, 19).

13. LOS SIETE HERMANOS DE DAVID: Estos 7 hermanos de David son un cuadro de la nación de Israel, la que no reconoció a su hermano y Salvador.  Leamos una vez más las palabras de 1 Samuel 17:28: “Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá?”.  Eliab no creía que David libertaría a Israel.  ¡Los hermanos biológicos del Señor tampoco creyeron en Él al principio!  Como dice Juan 7:5: “Pero ni aun sus hermanos creían en él”.  David era el octavo hijo de Isaí.  El número 8 significa en la Biblia “un nuevo principio”.  La nueva semana comienza el octavo día.  Jesús es el gran “ocho”.  El valor numérico del nombre de Jesús en griego es “888”, en gran contraste con el número del Anticristo que es “666”.

14. LA VICTORIA TRIPLE DE DAVID: David primero venció al león, después a un oso y por último a Goliat.  La Biblia nos revela la victoria triple de Jesucristo, la cual está retratada para nosotros en tres cuadros.  En 1 Samuel 17:34-36 dice: “David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.  Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente”.

La victoria de David sobre el león equivale a la victoria de Jesús sobre el diablo.  En 1 Pedro 5:8 leemos: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.  Jesús venció al “león rugiente” en la cruz del Calvario y desde entonces ha salvado a muchas ovejas.  Y dice en Gálatas 1:4 a este respecto: “El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”.  ¡David también cuidaba las ovejas de su padre y venció al león!

Por otra parte, su victoria sobre el oso es una semblanza de su futura confrontación con Gog, en tierra de Magog.  Hemos llegado finalmente a los eventos descritos en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel, “Gog en tierra de Magog”, el oso del norte, vendrá y peleará contra Israel.

En la Biblia el oso siempre representa un gran poder, un poder mundial.  El imperio medo-persa, por ejemplo, es retratado como un oso en Daniel 7:5, y dice en Proverbios 28:15: “León rugiente y oso hambriento es el príncipe impío sobre el pueblo pobre”.  Gog, de la tierra de Magog, atacará a Israel, la palabra profética así lo declara.  ¡Nosotros nos encontramos en camino al cumplimiento de los capítulos 38 y 39 de Ezequiel!  Quizá el oso ruso no actuará como un poder comunista, sino ciertamente como un poder despiadado.  Sin embargo, todo pasará, ¡la Palabra de Dios se cumplirá!

La victoria de David sobre la serpiente es una semblanza de la futura confrontación del Señor Jesucristo, contra “la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás” (Ap. 12:9).

El discurso de Goliat

Goliat es descrito como un hombre con gran poder de oratoria.  Dice en 1 Samuel 17:8, 10 y 11: “Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí... Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo”.

Aquí vemos un claro paralelo con el Anticristo, de quien está escrito: “También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo” (Ap. 13:5, 6).

El miedo a Goliat

Al principio nadie se atrevía a pelear contra Goliat. Leemos en 1 Samuel 17:24, 25a: “Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.  Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? ...”

Y del Anticristo, el Goliat de los últimos días, dice la Escritura: “Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Ap. 13:3, 4).
                           Continuará...

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