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¿Las piedras hablan hoy?

  • Fecha de publicación: Sábado, 23 Septiembre 2023, 19:20 horas

Cuando el Señor entraba triunfalmente en la ciudad de Jerusalén, sus discípulos le aclamaban: “¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lc. 19:38-40).

Esta respuesta de Jesús puede extrañar a primera vista, pero no es tan difícil entenderla ahora, a la luz, especialmente, de la ciencia llamada arqueología. Años antes que Jesús expresara estas palabras, Josué dijo:
“Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios” (Jos. 24:27).

¿Es posible que una piedra hable, preguntándose en una corte para dar testimonio contra el acusado? ¿Dijo Jesús que algún día “las piedras hablarían” o sus palabras no tienen significado alguno?

Un informe con fecha 10 de septiembre del año 1992, decía: «Arqueólogos han descubierto en Israel un estadio deportivo que data de 2.000 años y que han calificado como un significativo monumento en las cercanías de la antigua ciudad costera de Desacera, informaron funcionarios.

El Estadio, de por lo menos 270 metros de longitud, se encuentra cerca de un anfiteatro romano restaurado en Israel, Penina Eliezer. Este es el segundo hallazgo de este tipo en el último mes y aporta nuevos fundamentos a los escritos del historiador hebreo romano del siglo primero, Flavio Josefo. Una fortaleza descubierta en agosto del mismo año confirmó la existencia de una gran batalla descrita por Josefo en su historia “Guerra de los Judíos”.

Josefo describió el estadio en Cesarea, sobre la costa del Mediterráneo, 18 Km. al norte de Tel Aviv, como el lugar donde los líderes judíos se reunían para protestar contra la orden que emitiera el empresario Tiberio, de colocar símbolos de las legiones romanas frente al templo judío en Jerusalén.

El gobernador romano Poncio Pilato mandó a sus soldados rodear a los judíos y les ordenó a estos a abandonar el lugar pacíficamente o de lo contrario morirían. Según Josefo, los judíos se quedaron en lugar de irse y ofrecieron sus cuellos a las espadas de los romanos. Cuando Pilato se dio cuenta de que tendría que ordenar la matanza de los judíos, retrocedió y ordenó que retiraran los símbolos. Hasta ahora, los arqueólogos han descubierto en el estadio por lo menos ocho filas de asientos con secciones intactas de más de 36 metros de longitud. Los investigadores piensan que normalmente el estadio era utilizado para competencias deportivas, entre ellas, carreras de caballos».

No es extraño ver en la propia ciudad de Jerusalén, lo mismo que en otros lugares de Israel, a los constructores tratando de ahondar sus cimientos y en ello encontrarse con sorpresas arqueológicas. Las piedras “están hablando hoy mismo”. Hablan de la veracidad de la Biblia, de doctrinas tales como la resurrección corporal de nuestro Salvador. Las piedras “gritan a voz en cuello” la fidelidad e inmutabilidad de la Biblia, la Palabra de Dios. Muchos de los… “discípulos” hoy No proclaman ya el Evangelio. O bien se han cansado o ya no están muy seguros de lo que una vez abrazaron con tanto entusiasmo. Pero Dios permite que la arqueología sustancie la Palabra inspirada escrita. Los incrédulos no son convincentes, si la enorme cantidad de denominaciones confunde al pecador, si las prácticas abiertamente ocultistas de tantos “Ministros del Evangelio”, constituyen una barrera para la fe sencilla para la salvación; aquí tenemos algo maravilloso. La arqueología exhibe elocuentemente para que los que no quieren creer, puedan ver.

¡Las milenarias piedras dan testimonio hoy de la veracidad de la Biblia!

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