Las tres limitaciones que Dios impone al hombre
- Fecha de publicación: Sábado, 13 Enero 2024, 19:40 horas
- Visitado 410 veces /
- Tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente /
- Imprimir /
Leyendo la Palabra de Dios es fácil notar que además de creer en Cristo, aceptándole por Salvador y teniendo en cuenta que Dios desea la salvación de todos, también es cierto que el hombre no puede permanecer indiferente sin sufrir serias consecuencias. Analicemos algunos aspectos muy serios relacionados con la vida del hombre y con la seriedad que Dios quiere que cada pecador tome los asuntos espirituales. No podemos jugar con las cosas del Señor por mucho tiempo sin sufrir las consecuencias, no podemos burlarnos de Dios, de Cristo y del Espíritu Santo sin recibir la paga que la Biblia claramente expresa.
Tampoco podemos darnos el lujo de rechazar por tiempo indefinido el plan de nuestra salvación por medio de Cristo, sin exponernos a la desgracia eterna de ser condenados por habernos sobrepasado con nuestro rechazo y postergación del límite que Dios nos impone; no menos cierto es que un cristiano no puede estar mimando algún pecado sin exponerse a una muerte física repentina.
El pecado que no tiene perdón
Vamos a plantearnos esta pregunta: «¿Cuál es el pecado que no tiene perdón?» Las respuestas varían, pero es raro que alguien haya contestado satisfactoriamente a esta pregunta. La misma surge a raíz de una seria declaración de Jesús cuando él se refirió al pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo diciendo que, a diferencia de otros pecados, la blasfemia contra el Espíritu Santo NO TIENE PERDÓN JAMÁS.
En Mateo 12:31, 32, Jesús dice: “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”. Ahora ¿qué había sucedido allí, qué habían dicho aquellos a quienes Jesús dijo estas palabras tan cargadas de significado?
En los versículos 22 al 24 de Mateo 12, dice: “Entonces fue traído a él (a Jesús) un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios”. Debido a este incidente Jesús pronunció la sentencia de que hay cierto pecado que no puede ser perdonado a los hombres jamás: la incredulidad. Definitivamente la incredulidad es un pecado que NO TIENE PERDÓN, porque los hombres, todos pecadores sólo pueden ser salvos por medio de Cristo, todos aquellos que son salvos lo son porque depositaron su fe en los méritos de Cristo. Sin embargo, aunque los fariseos demostraron su incredulidad en él en este caso, Jesús no los acusó de incredulidad, sino por alguna palabra o frase que ellos pronunciaron. ¿Cuál es esa palabra o palabras que ellos pronunciaron? Son estas: «Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios». Con esto ellos, según Jesús, blasfemaron al Espíritu Santo y por haberlo hecho se cerraron las puertas al cielo para siempre.
Notemos lo que dice un poco más adelante: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres (evidentemente se refiere a esto porque está en el mismo contexto), de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mt. 12:36, 37). Esta declaración de Jesús debe ser vista y estudiada a la luz de su contexto, y el contexto es justamente el cuadro de la blasfemia contra el Espíritu Santo.
Sin duda, la incredulidad es un pecado imperdonable, porque es pecado de no creer, pero un incrédulo por incrédulo que sea, si no ha blasfemado al Espíritu Santo siempre tiene oportunidad de ser salvo. En cambio, uno que ha blasfemado al Espíritu Santo no tiene jamás perdón ni en este siglo ni en el venidero.
Hay muchas cosas que consideraríamos imperdonables que los hombres hacen. Hace algún tiempo se publicó una notica sobre la madre de una actriz, la que fue apuñalada en su residencia junto con muchas otras personas por una banda de drogadictos. Varias de las personas que participaron en estos horribles crímenes donde se les suplicaba que les perdonara la vida luego fueron cristianos, aunque todavía encarcelados. Una de las chicas (la que participó personalmente en la matanza); sentada cerca de la madre de la víctima en la corte, pidió a esa madre que la perdonara y le dijo que ella estaba profundamente arrepentida de lo que hizo, sin embargo, esa madre no la perdonó y el juez la mandó nuevamente a la cárcel. Esa mujer, todavía joven lloró moviendo la cabeza; ¿cómo era posible que esa mujer, la mamá de la muerta, no la perdonara?
A Dios gracias ella ya obtuvo otro perdón mucho mayor y sabe que es salva, la madre de la víctima no puede ni quiere perdonar, pero Dios sí la perdonó. Se han dado muchos de estos casos donde la víctima de algún crimen no quiere perdonar y debido a esta actitud el criminal es condenado a pena capital.
Hay muchos pecados, crímenes, etc., que a nuestro juicio son imperdonables, pero el Señor habló de un sólo pecado y dijo que el hombre que cometa ESE pecado jamás tendrá perdón. ¿En qué consiste exactamente este pecado? Para poder entender esto haremos dos cosas:
Primero, notemos bien que cuando Jesús pronunció esta sentencia tan única ellos literalmente habían pronunciado ciertas palabras, las cuales se registran en la Biblia y que ya hemos visto. En segundo lugar, veremos algunos ejemplos donde muchas personas también murieron en poco tiempo después de haber blasfemado al Espíritu Santo. Tome especial nota de todo cuanto mencionaré a continuación, pero no lo crea a menos que tenga sólida base bíblica. Considero que las palabras más terribles pronunciadas por Jesús son estas: “has cometido un pecado que NO te será perdonado, NO HAY PERDÓN ni en este siglo ni en el venidero”. Espero que usted jamás tenga que escuchar esta sentencia de sólo cuatro palabras, porque es completamente posible que cometa este pecado y entonces de nada valdrá sus mejores intenciones y deseos.
Continuará...