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Dios de Jacob, Dios de Israel - P3

  • Fecha de publicación: Sábado, 20 Julio 2024, 21:32 horas

La Escritura registra literalmente cientos de promesas de Dios, de que Israel nunca cesaría de existir: “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová” (Jr. 31:35-37).  Esto no puede ser anulado, ni siquiera por Dios, pues si lo hiciera se convertiría en un mentiroso.  Tampoco puede ser espiritualizado, tal como si dijéramos que el territorio de Canaán que más tarde se convirtió en Israel, simplemente significa la herencia celestial de la Iglesia. 

Es innegable que Israel en un tiempo fue poseedor de un territorio físico e histórico que le fue entregado por decreto eterno de Dios.  Es igualmente un hecho histórico que fue expulsado de allí por Jehová debido a su rebelión. Y no es menos un hecho histórico que Israel se convirtió nuevamente en nación el 14 de mayo de 1948, y que desde entonces millones de judíos han retornado a su tierra ancestral desde más de cien países diferentes, tal como profetizó la Escritura.  Esto es apenas el comienzo del cumplimiento de las promesas de Dios sobre la restauración de Israel, de que el final sería mucho mejor que el principio.  Unas pocas de las muchas promesas de Dios podemos encontrar en Génesis 12:7a; 13:15; 15:18; 17:7, 8; 26:3; 28:13, que dice: Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra… Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre… En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates… Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos… Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre… Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia… Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia”.

Refiriéndose al odio de los vecinos de Israel en ese tiempo, Salmo 83:3, 4 anticipa el plan declarado de los musulmanes para borrar a Israel del mapa.  Con el mismo esfuerzo para destruirlos, algunas denominaciones “cristianas” han iniciado un boicot contra las compañías que hacen negocios con Israel.  Teólogos de reemplazo, y muchos otros aliados con ellos, han rechazado el significado del Israel moderno como el cumplimiento de las promesas de Dios a Abraham, Isaac y Jacob.  En un documento titulado: Carta abierta a los evangélicos y a otros interesados: El pueblo de Dios, el Territorio de Israel y la imparcialidad del Evangelio, ellos declaran: «Las promesas de la herencia que Dios dio a Abraham... no aplican a ningún grupo étnico en particular, sino a la Iglesia de Jesucristo, el verdadero Israel... El derecho de cualquier otro grupo étnico o religioso al territorio en el Medio Oriente conocido como la ‘Tierra Santa’ no es apoyado por la Escritura.  De hecho, las promesas específicas del territorio en el Antiguo Testamento, se cumplieron bajo Josué».

¿Un pacto perpetuo que se cumplió bajo Josué, quien sólo vivió 110 años? ¡En los días de Josué, cientos de promesas específicas dadas a Israel en el Antiguo Testamento, ni siquiera habían sido pronunciadas todavía por los profetas de Israel, sino que fueron registradas por ellos siglos después de muerto Josué!  Incluso las profecías de Moisés dadas durante la vida de Josué, de que Israel pecaría y sería expulsado del territorio no se cumplieron bajo Josué.  Esta declaración de los señores Teólogos, entre otros, es un desafío tal en contra del Dios de Israel, que a uno le parece increíble que esto provenga de “eruditos bíblicos”.  Dice la Palabra de Dios: “Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra” (Jr. 23:7, 8).

Esto se está cumpliendo en nuestros días.  Leemos en Éxodo 32:9-14 que cuando Dios le dijo a Moisés que destruiría a Israel y haría de él una gran nación.  “Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre. Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo” (Éxodo 32:11-14).  A pesar de todo, un creciente número de personas que aseguran ser cristianas, ¡declaran que el pacto eterno de Dios con Israel fue anulado!

Si Dios no guarda el pacto eterno que hizo con los patriarcas de Israel, Abraham, Isaac y Jacob, entonces se está negando a sí mismo.  Eso mismo es cierto para las cientos de promesas literales que hizo Dios de que restauraría Israel plenamente en su territorio.  Si sólo una falla, entonces el Señor se niega a sí mismo y no es digno de nuestra confianza.  Aquí están unas pocas de las muchas promesas que podría citar: “Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad... Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia... Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja... No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante... Multiplicaré sobre vosotros hombres y ganado, y serán multiplicados y crecerán; y os haré morar como solíais antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová... Y nunca más te haré oír injuria de naciones, ni más llevarás denuestos de pueblos, ni harás más morir a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor... Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país... Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra... Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre. Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre” (Ez. 34:12, 16, 22, 28; 36:11, 15, 24, 27; 37:25-28).

Si la palabra “perpetuo” respecto a Israel no significa perpetuo, entonces, ¿cómo podemos confiar en la promesa de Juan 3:16 de vida eterna para esos que creen en Cristo?  El Dios de Abraham, Isaac, Jacob e Israel, es el único Dios verdadero.  El Mesías de Israel, es el único Dios verdadero.  El Mesías prometido a Israel por los profetas judíos, vino hace más de mil años.  Es el Salvador de todos los que creen en Él, como Ese quien, en cumplimiento de lo dicho por los profetas hebreos, murió por los pecados del mundo, resucitó de entre los muertos y ascendió a la mano derecha del Padre.  Quien va a regresar en poder y gloria para castigar al mundo por su abuso contra su pueblo Israel y para gobernar a la humanidad desde el trono de David en Jerusalén.  Permanezcamos firmes en esa verdad de la Escritura y prediquemos el Evangelio verdadero de Dios, al judío primeramente y también a los gentiles.

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