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Cómo criar a sus niños

  • Fecha de publicación: Sábado, 17 Agosto 2024, 18:53 horas

Policarpo, quien fuera obispo de la ciudad de Esmirna y conoció personalmente al apóstol Juan.  Los registros de esa época testifican que fue un ejemplo evangelizador de los primeros cristianos, teniendo contacto personal con otros padres apostólicos, como Ireneo de Lyon quien fue su discípulo, e Ignacio de Antioquía.  Fue quemado en la hoguera en el año 155 de la era cristiana, durante el gobierno del emperador Antonino Pío.  Este mártir se convirtió a la edad de 9 años.

Jonathan Edwards, conocido como uno de los más grandes y profundos teólogos cristianos en la historia de Estados Unidos, fue salvo a la edad de 7 años.

El conde Nikolaus Zinzendorf, un religioso alemán y reformador social, obispo de la Iglesia Morava recibió al Señor Jesucristo como su Salvador a la edad de 4 años, y expresó así su compromiso con Él: «Querido Salvador, quiero que Tú seas mío y yo sea Tuyo».

El gran comentarista Matthew Henry, mejor conocido por su Comentario Expositivo del Antiguo y Nuevo Testamentos, el que provee un estudio exhaustivo de la Biblia, versículo por versículo, se convirtió a los 11 años.

Robert Hall conocido como el príncipe de los predicadores bautistas, recibió al Señor Jesucristo como su Salvador a la edad de 11 años.

Charles Spurgeon, un Pastor bautista británico, considerado por muchos como el mayor predicador que ha existido desde el Apóstol Pablo de Tarso, fue salvo a la edad de 12 años.

Todos estos grandes creyentes tuvieron un factor común: que fueron criados por padres cristianos.  Los padres de cada familia son el cimiento de la iglesia cristiana.  Si son fuertes en su fe, las iglesias serán fuertes; si las iglesias son fuertes, las comunidades también lo serán; si las comunidades son vigorosas, igualmente las naciones; y si las naciones son sólidas, entonces, nuestro mundo será mucho mejor.

Para que esto sea posible, los padres de familia, o alguno de los dos, esto en el caso de que sólo esté el padre o la madre como cabeza del hogar, lo primero que tienen que hacer es examinarse para asegurarse que son salvos y que han sido entrenados en el conocimiento de la Palabra de Dios.  El fundamento para la apologética correcta es la salvación y la madurez espiritual adquirida por la lectura de la Biblia y el conocimiento de la sana doctrina.

Usted no tiene que contar con un doctorado en filosofía o teología para enseñar a sus hijos, pero sí es importante que tenga un corazón sometido al Señor Jesucristo y a su Palabra. De hecho, probablemente le sacará más provecho a su aprendizaje en la medida en que enseña y discipula a sus niños.

Asuma esta responsabilidad en el entrenamiento de sus hijos. No dependa de la iglesia o del sistema escolar para instruirlos, sino que esté dispuesto a hacerlo por sí mismo.  Desafortunadamente, muchas iglesias no equipan a los jóvenes para que conozcan su fe y aprendan a compartirla con otros.

Lo primero que debe hacer es guiarlos desde pequeños en la lectura de la Biblia y la oración, de forma regular.  No existe ninguna fórmula mágica, sino que asegúrese de practicar la devoción cotidiana junto con su familia, dependiendo de la edad de sus hijos.  Todo lo que tiene que hacer es leer pasajes básicos de la Palabra de Dios, de forma lenta dependiendo de la edad de los niños, y escudriñar y discutir el pasaje o los pasajes con ellos tan pronto hayan terminado la lectura.

Antes de los devocionales, ore en compañía de ellos.  Enséñeles a ser capaces de orar en voz alta y en público, para que la confianza y relación con Dios aumente día a día.  Asegúrese de leer la Biblia en una traducción que sea de fácil comprensión si son pequeños. Una vez más, no se preocupe por ser perfecto, sólo haga un esfuerzo y obtendrá buenos resultados.

Hable con sus hijos acerca de Dios y de la vida espiritual de ellos.  Aunque deben creer personalmente en Cristo como su Salvador, los animamos a que los inviten a que sean salvos. No le dejen eso a su Pastor o al ministerio de jóvenes de la iglesia; son los padres quienes primero deben hablarles personalmente a sus hijos acerca del Señor.

Una vez que su hijo o hija sea salvo, o salva, enséñele a compartir su fe con los no creyentes.  Entrenarlos acerca de cómo evangelizar a otros los ayudará a caminar con el Señor en seguridad y madurez. También permitirá que de forma más efectiva alcance a otros en el mundo para Cristo.  Permítanos ahora compartir esta receta que ha sido recomendada por el Creador de la humanidad.

Receta para criar a un niño

• 1 taza de Proverbios 22:6: “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”.

• 2 cucharadas de Proverbios 19:13a, porque “Dolor es para su padre el hijo necio...” 

1 pizca de Proverbios 23:13: “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá”.

• 1 cucharadita de té de Proverbios 3:5: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”.

• ½ Taza de Tito 2:3-7: “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.  Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad”.

Mezcle todos estos ingredientes, agréguele una libra de persistencia, una taza de amor, y revuelva todo bien hasta que tenga la consistencia adecuada.  Finalmente añádale una pizca de Efesios 6:4, y quedará lista: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.
Continuará...

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