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Más que Jonás en este lugar

  • Fecha de publicación: Domingo, 29 Septiembre 2024, 07:52 horas

El libro de Jonás nos ofrece una semblanza profética de toda la historia de la salvación.  Anticipa proféticamente los tratos de Dios con el hombre, desde la primera venida de Jesús hasta su retorno.  También ofrece una visión de la restauración nacional y espiritual de Israel.  Por ejemplo, los escribas y los fariseos demandaban una señal de Jesús, su respuesta incluyó una referencia específica a Jonás: “Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar” (Mt. 12:41).

Cada vez que la Biblia dice: “He aquí” o “De cierto”, el Espíritu Santo desea enfatizar una verdad espiritual.  Cuando Jesús señalando hacia sí mismo, dijo: “He aquí más que Jonás en este lugar”, no sólo estaba confirmando la autenticidad histórica de Jonás, sino que también ratificaba lo superior de su propia personalidad.  Aunque Jonás era un simple hombre, débil, terco y desobediente, a pesar de todo era una semblanza de Jesucristo.  El Señor no se comparó con ningún otro profeta, con la única excepción de Jonás.  Al referirse al libro de Jonás, demostró que verdaderamente es profético.  Cuando describió al pueblo judío de su tiempo, le llamó “generación mala y adúltera”, agregando, que “demanda[ba] señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (Mt. 12:39).

Sus palabras: “He aquí más que Jonás en este lugar”, significan que Él mismo es la meta espiritual más alta en la historia de Israel.  Realmente, es mucho más que Jonás, porque es “EL REY DE LOS JUDÍOS” (Mt. 27:37), “el rey de Israel” (Mt. 27:42).  Un día el Señor Jesús llevará al pueblo judío débil, imperfecto y terco para que alcance su meta divina.  De tal manera, que el libro de Jonás no es sólo una obra maestra de la literatura, sino también de un profundo carácter profético.  Por medio de este libro Dios nos permite echar una ojeada a sus tratos majestuosos en la historia y a su soberanía incomparable. 

Un resumen de la historia judía 

Leemos en Jonás 1:1, 2: “Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amital, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí”.  El libro de Jonás comienza con la Palabra de Dios para los judíos, justo como una historia espiritual, la forma como Dios trata con las naciones del mundo.  Israel es el canal de revelación divina, la fuente de los profetas y el poste indicador para Jesús.  El pueblo judío es el fundamento de la encarnación de Cristo.  El predicador Ernest Schrupp, escribió: «El cristianismo necesita el judaísmo del cual se deriva.  No puede negar estas raíces sin dañarse a sí mismo.  Vamos a examinar las cosas por las cuales debemos estar agradecidos con Israel:

  • El conocimiento del Dios vivo y verdadero, porque Dios se revela a sí mismo en Israel.
  • La Ley, como una ayuda de Dios para los vivientes, como la base de la ética con el doble mandamiento del amor.
  • Las Sagradas Escrituras como un todo: El Antiguo y Nuevo Testamentos, como la Palabra de Dios.

4. La salvación para todos a través del Salvador, el Señor Jesucristo, un judío, quien retornará a Sion, para Israel y para el mundo entero: ‘Porque la salvación viene de los judíos’ (Jn. 4:22b).  ‘Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad’ (Ro. 11:25, 26).  Dios también usó a Jonás, un judío, para llevarle su mensaje de juicio y salvación a los gentiles en Nínive».

Muchos en los círculos cristianos olvidan a menudo, que la Palabra de Dios fue enviada primero a los judíos, que nos llegó por intermedio de ellos.  Romanos 9:4, 5 dice: “Que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”.

En Éxodo 4:22, Isaías 1:2 y 63:16 se le llama a Israel el “primogénito” de Dios.  Dios usó a Jonás para llevarle su mensaje a los de Nínive: “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí” (Jon. 1:2).  Él originalmente llamó a Israel para que le llevara salvación al mundo, para que fuese una bendición a todas las naciones: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gn. 12:3).

Dado por Dios a los judíos, el Verbo de Dios vino en su primera venida en el tiempo designado como el Cristo encarnado para Israel, y también vino individualmente para las personas en todas las naciones.  “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:1-4, 14).  “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).

Al igual que en la vida de Jonás también hubo un punto de viraje en la historia del mundo: “Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová” (Jon. 1:3).  Pero como Jonás, el pueblo del tiempo de Jesús falló miserablemente, Israel como nación ignoró la primera venida de Jesús, tal como dice en Juan 1:11: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”.  En Jonás 1:3, vemos que está repetida la frase “de la presencia de Jehová”.  Israel ha estado ahora fuera de la presencia de Jehová por más de 2.000 años y la gran mayoría todavía están ciegos en lo que al Señor se refiere:

  • Estaban fuera de la presencia de Dios cuando Jesús estuvo en medio de ellos.  Lo rechazaron.
  • Estaban fuera de la presencia de Dios cuando fueron dispersados por todo el mundo en el año 70 de la era cristiana y fueron vendidos a los gentiles.

En lugar de andar en los caminos del Señor, los judíos le han vuelto la espalda de continuo.  Se mezclaron con las naciones, pero estando en medio de ellas se aislaron, tal como hiciera Jonás en el barco.  El hecho de que Jonás pagara su pasaje, es tal vez una semblanza de los pactos que Israel ha hecho de continuo con las naciones, porque siempre ha tenido que pagar.  El pueblo ya no está bajo la providencia de su Dios.  Cuando Israel le vuelve la espalda a Dios, siempre paga por ello.  Por esto perdió el sacrificio, la adoración y el templo fue destruido dos veces.

Esto de encontrarse fuera de la presencia de Dios demuestra cómo Israel ha estado ciego durante el curso de la historia.  Jonás 1:4, 5 continúa: “Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.  Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos.  Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir”.
Continuará...

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