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La vida que agrada a Dios

  • Fecha de publicación: Domingo, 05 Enero 2025, 07:56 horas

Si tuviéramos que sugerir algún tema en especial para nuestras Iglesias Bíblicas, me parece que urge la “SANTIDAD”.  El texto ideal sería 1 Tesalonicenses capítulos 4 y 5. El título que aparece en la Biblia es “La vida que agrada a Dios”. ¡Cuántas veces nos habremos preguntado sobre esto! Seguramente que no deseamos vivir una vida que desagrade a Dios. En esta misma porción de las Escrituras, dice: “Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación…” (1Ts. 4:2, 3ª).

Si tiene la menor duda de algo y desea saber cuál es la voluntad de Dios para tomar alguna decisión, puede estar seguro de que la santidad personal suya, siempre es la voluntad divina. Una vez que tome en serio esta declaración, le será muy fácil descubrir Su voluntad en todas las demás decisiones.

- ¿No estaremos viviendo una vida cristiana superficial y sin una verdadera comunión con nuestro Salvador?

- ¿No habremos caído en ritualismos dominicales, en oraciones huecas y sin contenido, en hogares donde la luz de Cristo no brilla, ni la Biblia ocupa el lugar que le corresponde?

- ¿No será cierto que usted y su cónyuge viven cada uno por su lado, desesperados por mejorar su nivel material, sin considerar el precio que están pagando para lograrlo? Es fácil caer en la trampa del descuido de la familia debido a nuestras ambiciones materiales exageradas.

- Es fácil olvidar la vida de oración, tanto personal como familiar.

- Es fácil olvidar la formación espiritual de nuestros hijos, pretendiendo que esto es asunto de la Iglesia.

- Es fácil permitir que nuestros hijos se conviertan en “INTERNETADICTOS”, nutriéndose de los manjares satánicos e infernales, sin que siquiera nos demos cuenta.

Creer bien y vivir mejor

Uno puede ser un cristiano “a toda prueba”, si lo consideramos solamente por lo que cree. Nada de malo hay en esto. Pero bien sabemos que la vida práctica debe revelar nuestra vida espiritual. Jesús dijo a cuantos lo escuchaban: “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen” (Mt. 23:2, 3).

Sí, los escribas y fariseos enseñaban bien, tal vez… muy bien, porque Jesús no encontró un sólo punto que estuviese fuera de lo estrictamente escritural. Pero donde ellos fallaron, fue en la vida práctica. Nuestra vida práctica debería de ir mejorando en la medida que mejoramos en el conocimiento de la sana doctrina bíblica. Si esto no ocurre, entonces tenemos ante nuestros ojos la luz roja y debemos detenernos para ver cómo superar un problema que no es cualquier cosa. Hemos escuchado a quienes dicen: «Bueno, el Señor mira el corazón».  Pero no olvidemos estas palabras: “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt. 12:34).

Lo que el Señor les dice a estos líderes espirituales, es que es difícil explicar lo que ellos hacían. Generalmente uno habla lo que hay en su corazón, es decir, lo que tiene en sus pensamientos: planes y deseos verdaderos. Pero estos pretendidos líderes, en la intimidad de su mente eran una cosa y en la explicación de las Escrituras eran otra. Este es el engaño de Satanás usado para persuadirnos a los cristianos, que lo único que vale en la vida cristiana es lo que uno cree. Ciertamente es muy importante creer correctamente, ser bíblicos, ser fundamentalistas y atenernos a las Escrituras y no a interpretaciones caprichosas de hombres liberales que seducen a los ignorantes llevándolos a la apostasía; pero pretender que ya somos buenos cristianos sólo porque interpretamos correctamente las Escrituras, NO ES SUFICIENTE. Propongámonos durante este año que comienza a analizar sobre estos temas, es decir, comenzando con nuestras familias y avanzando hacia una conducta que armonice con nuestras convicciones bíblicas. ¡Que el Señor nos ayude!

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