Efraín y Manasés - (P III)
- Fecha de publicación: Sábado, 25 Enero 2025, 20:11 horas
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En la era presente, Dios está tratando con la Iglesia, y no reanudará su relación con la nación de Israel hasta tanto la Iglesia no haya sido removida de este mundo en el rapto. En el día del hombre, Dios no trata simultáneamente con Israel y la Iglesia. Tuvo comunicación con Israel en el pasado, pero en el presente es con la Iglesia, sin embargo, reanudará sus tratos con Israel en el futuro.
La relación de Dios con Israel en los últimos días, está dentro del panorama de la profecía de Daniel 9:24-27, de las 70 semanas, o después del tiempo de Joel, sobre el cual leemos en la Biblia: “Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado” (Jl. 2:27-32).
La relación de Dios con la Iglesia, no es parte del periodo de las 70 semanas de años. Ya han transcurrido y se han cumplido 69 semanas, es decir, 483 años. El cumplimiento de ellas tuvo lugar con los eventos que culminaron en el Calvario y el comienzo de la Iglesia. Todavía falta por cumplirse la última semana, los futuros siete años de la tribulación, “el tiempo de angustia para Jacob” (Jr. 30:7).
Entre la semana número 69 y la 70 de la profecía de Daniel, hay un intervalo que se ha extendido aproximadamente por 2.000 años. Durante ese lapso, el cronómetro que marca la completación de los 490 años de la profecía de Daniel, ha estado parado, porque Israel fue puesto a un lado mientras Dios trata con la Iglesia. Cuando el Señor concluya su relación con la Iglesia, la removerá de la tierra, y una vez más reanudará su relación con Israel. El cronómetro nuevamente continuará su marcha y se completarán los siete años finales reservados para Israel. Muchos cristianos han pensado que la preponderancia actual de Israel en los asuntos mundiales, se debe a que Dios ha reanudado sus tratos con la nación, pero este no es el caso. La presencia actual de Israel en incredulidad, está fuera del panorama de la profecía de Daniel de las 70 semanas. El involucramiento presente de Israel en los asuntos mundiales está teniendo lugar a la propia conclusión del tiempo en que ha permanecido fuera. Las naciones gentiles están simplemente preparando el escenario para lo que va a ocurrir cuando Dios reanude su relación con el pueblo de pacto.
Durante la hambruna
Un tiempo de gran hambruna se aproxima. En los días de José, después de la temporada de abundancia, el hambre asoló el mundo, lo mismo será en los últimos días: “Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra” (Lc. 21:35).
Cuando el hambre cubrió la tierra durante los días de José, sus hermanos reaparecieron y él reinició su relación con ellos. Esto tipifica el hecho, que cuando el periodo de la tribulación se extienda sobre toda la tierra en el día de Jehová, Él va a salvar a sus hermanos rebeldes de la muerte cuando se den cuenta de quién es él. Igual que José hizo con sus hermanos rebeldes.
El día de José
En la época del hambre del relato de Génesis, los hermanos de José se encontraron en una posición en la cual no tenían a nadie a quien acudir para que los ayudara, excepto Egipto, que era el único lugar donde había trigo. Fue así, como ignorantes de la identidad de José, fueron donde su hermano al que habían maltratado y vendido como esclavo en manos de los gentiles años antes, para pedirle ayuda.
Los hermanos de José no le reconocieron, pero José sí sabía quiénes eran ellos. Entonces, por medio de eventos y circunstancias predeterminadas llevó a sus hermanos a una posición en la cual se vieron forzados a reconocer su culpa en presencia suya, respecto a la forma cómo lo habían tratado en el pasado. Él entonces se reveló ante ellos como su hermano, convirtiéndose en su salvador en ese tiempo de gran hambruna.
El día del Señor
Será durante el tiempo de la Tribulación venidera, que los hermanos de Jesús aparecerán nuevamente en escena y reanudarán sus tratos con Dios en una base nacional. Durante la tribulación, el pueblo judío se encontrará en una posición en que se verá obligado a acudir a Jesús por ayuda. El hambre cubrirá toda la tierra y Satanás, por medio del hombre pecado, emprenderá el ataque más violento e intenso en contra de Israel. Los hermanos de Jesús no tendrán más a quien volverse en busca de ayuda. Desconociendo su identidad verdadera, un día acudirán a su Hermano a quien maltrataron y vendieron en manos de los gentiles dos mil años antes.
Los judíos no sabrán la verdadera identidad de Jesús cuando clamen a Dios el Padre por ayuda, pero Él sí los conocerá a ellos. El Señor entonces llevará a sus hermanos a una posición en la cual se verán forzados a reconocer su culpa por la forma cómo le trataron en el pasado. Los hermanos de Jesús, como los de José en el tiempo de la aflicción, durante la gran hambruna de la tribulación, reconocerán lo mucho que lo ofendieron. Jesús entonces se revelará a ellos como su Salvador y Libertador. Como profetizó Oseas: “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán. Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Os. 5:15; 6:1, 2).
Continuará...