¿Quiénes somos frente al Señor?
- Fecha de publicación: Sábado, 01 Marzo 2025, 21:53 horas
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2. Él es nuestro Salvador, nosotros quienes fuimos salvos por Él.
3. Él es sin pecado (jamás pecó), pero nosotros somos pecadores.
4. Él nos perdonó todos nuestros pecados, nosotros nada tuvimos que perdonarle, porque Él nunca nos ofendió.
5. Él es totalmente santo, nosotros, únicamente en la medida que Él nos santificó.
6. Él está en el cielo, nosotros en el suelo.
7. Él murió por nosotros clavado de una cruz, nosotros no morimos por nadie.
8. Él, después de muerto, fue sepultado y resucitó. Nosotros no morimos, ni resucitamos por nadie.
9. Él volverá para recibir a su Iglesia en el aire, nosotros seremos uno de los miles de millones de recibidos en las alturas.
10. Él es la cabeza de la Iglesia, nosotros somos una pieza de Su iglesia.
11. Él convocará a todos los suyos para entregarles, estando en Su tribunal, lo que corresponda por nuestro servicio como sus hijos. Nosotros seremos uno de los que compareceremos ante ese tribunal.
12. Él vendrá para reinar por mil años, nosotros seremos uno de sus súbditos.
13. Él es el verdadero Pastor, nosotros somos apenas una de sus ovejas.
14. Él fue obediente hasta la muerte, y muerte por crucifixión. Nosotros nunca fuimos amenazados de muerte y menos crucificados.
15. Él nos ofrece la salvación sin obras, nosotros solamente la recibimos por la fe.
16. Él no tuvo padre humano, porque fue engendrado por el Espíritu Santo. Nosotros en cambio, sabemos muy bien quiénes son nuestros padres.
17. Él lo sabe todo, nosotros somos faltos de entendimiento.
18. Él es el Maestro, nosotros somos los alumnos.
19. Él nos buscó y nos encontró, porque nosotros nunca lo habríamos hallado.
20. Él vino del cielo, para buscarnos en la tierra.
21. Él no necesita creer ni confiar en nosotros, porque lo sabe todo, pero nosotros lo tenemos todo confiando y creyendo en él.
22. Él promete y lo cumple todo, nosotros, comenzamos a prometer, y lo más seguro es que nada cumplimos.
23. Él se encargó de nuestra salvación desde el principio hasta el fin, nada dejó para nosotros.
24. Él nos compró la salvación, el perdón de nuestros pecados, el cielo, la vida eterna, pagando nada menos que con su vida pura y santa al morir por nosotros clavado de una cruz.
25. Él inspiró la Biblia, con sus 66 libros, y nos prohibió agregar ni quitar nada.
26. Él no tiene preguntas difíciles de contestar, pero responde a cada una de las nuestras, ¡y por escrito!
27. Él nunca nos consulta, pero nosotros lo hacemos cada día, y de rodillas le agradecemos y le pedimos, presentándole cuantas cosas que recordamos o creemos que debemos pedir y agradecer.
28. Él nos llama «hijo», nosotros lo llamamos «Padre nuestro que estás en los cielos».
29. Él nos salvó y nos mantiene salvos y finalmente, nos llevará a su presencia, porque no nos salvamos solos, jamás podríamos permanecer salvos por nuestra propia cuenta, ¡y menos ascender al cielo! ¡Bendito sea nuestro Creador, nuestro Redentor y nuestro único Señor!
30. Él es el Padre amoroso, nosotros el hijo pródigo.
31. Él nos ama siempre, nosotros a veces lo olvidamos o lo ignoramos. Pero su amor es eterno.
Tal vez usted se pregunte: «¿Y qué hicimos para lograr tanto del Señor?» La pregunta es muy fácil de contestar. Lo único que nosotros hicimos, fue depositar totalmente nuestra fe en Él.
Pronto entendimos la historia de la sangre del cordero que las familias (cada una) de los hebreos allá en Egipto debían sacrificar y con su sangre pintar “...los dos postes y en el dintel de las casas en que lo (habían) de comer” (Ex. 12:7b). Porque dijo Dios: “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Ex. 12:12, 13).
¡Y funcionó la sangre que dejaron los hebreos a la entrada de sus casas! Nosotros entendimos, que el Señor nos salvó mediante Su propio sacrificio. Él, a semejanza de ese cordero inocente, derramó su propia sangre en nuestro lugar y ahora desea que nosotros confiemos y depositemos nuestra fe en Él, en ese mismo momento obtenemos la VIDA ETERNA. ¡Él es ese... “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”
Si usted se encuentra en el camino incorrecto, ¿Confiará en Él para ser perdonado y salvo por la eternidad?
Haga esta sencilla oración, diríjase con toda confianza al Señor con estas palabras: «Dios mío, en el nombre de Cristo Jesús yo vengo a ti, y te ruego que me des tu salvación. Perdóname todos mis pecados, yo te abro mi ser, oh Señor, yo te pido que entres en mi vida. Te entrego mi alma, y te pido que me ayudes a seguirte fielmente. Gracias por la nueva vida, gracias por conocerte y por otorgarme la Salvación. En el nombre de Cristo Jesús. Amén».