La falsa iglesia de los adventistas
- Fecha de publicación: Sábado, 13 Septiembre 2025, 20:32 horas
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Queremos compartir a continuación un relato que fue escrito por el Pr. José Holowaty, quien fue el director fundador de nuestra emisora Radio América y la amada Iglesia Bíblica Misionera. Ponga mucha atención y verá cómo Satanás actúa y nos rodea con la intención de destruir el cristianismo bíblico.
«Cuando yo comenzaba el ministerio en una Iglesia que era mucho más vieja que yo, me encontré con que el campo de batalla difiere mucho de la academia militar, cuando uno recibe instrucciones en su carrera. La verdadera prueba viene cuando le toca salir al campo de batalla y entonces se encuentra con un montón de circunstancias que nunca había estudiado.
Algo así sucede también con la vida de un pastor recién graduado. Aprendió muchas cosas muy buenas, su cabeza está llena de buenas soluciones (y todas suponen funcionar bien...) En mi caso las cosas no siempre fueron así.
Recuerdo muy bien que en una oportunidad leí en un diario que en cierto salón alguien presentaría unas vistas (diapositivas) de Israel, cuando todavía muy pocas personas viajaban a ese país. Yo acudí a esa cita y ciertamente la presentación fue magistral. El hombre sabía hablar bien y fue él y su hija quienes hicieron el trabajo. El salón estaba repleto, pero el conferencista insistió que deseaba hablar con algún pastor si estaba allí presente. Yo, con poco o casi nada de experiencia, me presenté y le indiqué en dónde estaba nuestro templo. Quedó entusiasmado el caballero y acordamos una reunión para un domingo por la noche. Aunque él era “adventista”, yo consideré que quien quiera que fuera, ver diapositivas de Israel no perjudicaría a la Iglesia.
Lo que yo no conocía a esa altura de mi inexperiencia, eran... “Los improvistos”. Él era mayor que yo, pronto se dio cuenta de mi inexperiencia y aprovechó la oportunidad (o pensó que la aprovechó). Grande fue mi sorpresa cuando, terminada la conferencia, el hombre dijo que si alguno de la congregación deseaba obtener más información sobre Israel etc., que él distribuiría una tarjeta en la cual los interesados podían anotar su nombre y dirección postal. A esta altura yo me di cuenta de que ya había que dejar que pase lo que pase, como cuando se incendia un edificio y las llamas son ya muy altas y no parece haber posibilidad alguna para salvar algo.
Pero... Dios estaba allí y él sabía que yo obré de buena fe. No deseaba meter en serio compromiso doctrinal a la Iglesia. Recuerdo que cuando él terminó de repartir las tarjetas, yo me puse de pie y dije: «Los que son miembros de esta Iglesia, escriban la dirección de aquí, de modo que resulte más fácil para todos...» En realidad, yo no tenía ninguna mala intención. Recién unos días después me di cuenta, cuando el cartero me traía sobres llenos de impresos a nombre de miembros de nuestra Iglesia.
¡¿Qué he hecho?! Me dije. Pero no tenía a quién culpar, yo era el único culpable, y reconocí que Dios hizo que ese domingo por la noche yo me pusiera de pie y ofreciera “tan generosamente” la dirección de nuestro templo. Esto hizo que prácticamente ninguna familia de esta Iglesia recibiera literatura alguna, porque ni bien llegaba un sobre a mis manos, era echado en el basurero, como debe ser. Aprendí una gran lección y mucho le agradecí al Señor.
Mi única explicación es que el Señor me acompañó como lo ha hecho siempre. Hay muchos grupos e iglesias “cristianos” que se dedican a visitar a los que ya son salvos tratando de debilitar su fe y crear dudas en sus mentes regalando libritos de cómo sanar la mente, tener buenos hábitos alimenticios, que guardar el sábado agrada a Dios y otros horrores de esta secta. Lo que digo sucedió hace varios años, y todavía doy gracias a Dios por haberme protegido: “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad” (Sal. 91: 1-4). Mi convicción es que cuando andamos bien con el Señor, cuando nos sujetamos a Su palabra, la Biblia, en momentos de alguna imprudencia, él sabrá protegernos. Pero eso sí, recomiendo, especialmente a los jóvenes cristianos, a no dejarse llevar por sus... logros (si los hay) o por los halagos que reciben de otros. La gente que solamente nos alaba no necesariamente es la mejor amistad. No digo que cuantos admiran y ponderan lo que hacemos, sean falsos o que su amistad, en alguna forma pudieran esconder siempre su verdadera intención. Lo que debemos recordar es que no siempre los que nos llaman la atención o nos muestran nuestros... bemoles, nos... “caen bien”. Debemos pedir al Señor que nos ayude a madurar en la fe y a cultivar la verdadera humildad. Un consejo que provenga de una persona mayor suele ser muy oportuno».
El sabio Salomón nos dice: “El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta; el que reprende al impío se atrae mancha. No reprendas al escarnecedor para que no te reprenda; Corrige al sabio y te amará” (Pr. 9:7,8). “El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento. El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la humildad” (Pr. 15:31-33).
El mal no es tanto en hacer algo en forma equivocada y acarrear algún grado de daño. Lo que realmente es lamentable, es cuando no queremos recibir consejos y cuando en nuestra opinión, la culpa siempre la tienen los otros: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Jn. 4:1).
No olvidemos hermanos que Dios tiene el control de toda la situación en nuestra vida, sigamos orando unos por otros.