Boletin dominical - 17/01/10
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
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El domingo un hermano, muy gentilmente me entregó una hoja con una serie de textos cuyo contenido reproduzco, porque me pareció necesario hacer ver a cualquier lector cómo la mentira, el engaño y las herejías, vienen envueltas en textos bíblicos.
«La semana pasada estuve en una librería cristiana y al retirarme luego de mi visita me regalaron un marcador con un texto de un lado y el calendario de este nuevo año al dorso.
Al mirarlo tuve que detenerme para leerlo con atención. Me impactó lo que decía y es lo que quiero compartir contigo en este día.
UN PAQUETE DE MENTIRAS (I)
El domingo un hermano, muy gentilmente me entregó una hoja con una serie de textos cuyo contenido reproduzco, porque me pareció necesario hacer ver a cualquier lector cómo la mentira, el engaño y las herejías, vienen envueltas en textos bíblicos.
«La semana pasada estuve en una librería cristiana y al retirarme luego de mi visita me regalaron un marcador con un texto de un lado y el calendario de este nuevo año al dorso.
Al mirarlo tuve que detenerme para leerlo con atención. Me impactó lo que decía y es lo que quiero compartir contigo en este día.
‘Un año nuevo ha comenzado y con él podemos empezar con lo que habíamos dejado de lado y también continuar con las metas que nos habíamos propuesto.
Te animo a que imprimas lo que sigue y lo coloques en un lugar donde lo puedas leer todos los días’.
El siguiente texto, que estaba impreso en el marcador que me regalaron, ha sido extraído del libro Lo que dices, recibes, de Don Gossett (editorial Vida) el cual recomiendo».
LOS NUNCA MÁS
1. «Nunca más confesaré ‘no puedo’»: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). ¿Quería decir Pablo que él era Omnipotente? ¿Está mal admitir uno sus limitaciones? Esta aparente verdad no es otra cosa que “yo soy Dios”. ¿Es sincero el cristiano que grita a los cuatro vientos que lo puede todo? Admitir uno sus limitaciones, es admitir uno su dependencia del Único que TODO LO PUEDE. Cuando Pablo escribió a los Filipenses, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” admitió sus limitaciones propias y destacó uno de los atributos de Cristo.
Pablo sí sufrió muchas derro-tas, muchas amarguras, muchas tribulaciones y luchas, pero no siempre fue victorioso. ¿Por qué Pablo, muchas veces, con mucho dolor, tenía que admitir que realmente NO PODÍA? La respuesta la tiene en Romanos 7:21: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”.
Cuando sacamos un texto fuera de su contexto, nos queda-mos con el pretexto. Esto yo lo llamo «el contraevangelio del pretexto».
2. «Nunca más confesaré pobreza»: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4:19).
¿Sabía usted que muchos “mensajeros de Satanás” predican hoy que si usted es un cristiano pobre, entonces, o no es cristiano del todo, o si lo es, se trata de un enano espiritual? Según estos “mensajeros”, Filipenses 4:19 garantiza riqueza material a todo verdadero cristiano. ¿Cuánta riqueza tenía nuestro Señor?: “Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Lc. 9:58). Si hacemos un repaso por descubrir los bienes del mismo Creador del Universo, nuestro Señor, pronto descubrimos que cuando quería ilustrar la cuestión tributos, tuvo que pedir prestada una moneda de un denario, que era el salario de un día de un obrero: “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?... Mostrad-me la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario” (Mt. 22:17, 19). Cuando llegó la hora de Su muerte clavado de una cruz, la misma no era suya, pues correspondía a Barrabás. ¡El Señor la recibió prestada! Una vez muerto, su cuerpo fue puesto en una tumba prestada también: “Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secreta-mente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un com-puesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromá-ticas, según es costumbre sepul-tar entre los judíos” (Jn. 19:38-40).
¿Quiere ser rico? Es mejor que descubra lo que es la vida y muchas veces el destino del rico: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla” (Stg. 5:1, 2). “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro... Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios” (Pr. 22:1; 30:8, 9). “Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guar-dadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano” (Ec. 5:13, 14).
Para informarnos mejor sobre esto, demos un vistazo a los des-tacados por el Señor en Hebreos 11:36-40: “Otros experimen-taron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; prove-yendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros”. En lugar de gran riqueza, lo que los verdaderos ricos, mientras marchan al hogar eterno tienen, son... tormentos, vituperios, prisiones, cárceles, muertos a filo de espada, anduvieron cubiertos de pieles de ovejas y de cabras. Pobres, angustiados y maltratados.
Satanás sí, ofrece comodi-dades, abundancia material, salud, diversiones y hasta cierta seguridad física, siempre y cuando el incauto acepte su paquete, diciéndole: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mt. 4:9).
En el próximo boletín, continuaremos con las respuestas
J. A. Holowaty, Pastor