El sueño de Miconio
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Cuando Martín Lutero emprendió la obra que estremeció al mundo, su amigo Miconio expresó simpatía, y dijo, “Pero... Puedo ayudarte mejor en donde estoy. Permaneceré orando mientras tú trabajas duro”. Miconio oró día por día, pero conforme oraba comenzaba a sentirse incómodo.