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La teología del labrador

  • Fecha de publicación: Miércoles, 29 Febrero 2012, 23:02 horas

La Biblia está colmada de ilustraciones que todos pueden comprender. A lo largo del Antiguo y Nuevo Testamentos hay muchos ejemplos en los que Dios revela verdades, valiéndose de la terminología de los labradores. ¿Ha pensado alguna vez cuán poderosas pueden ser estas ilustraciones?

Si no, espero que el tema de este artículo haga una diferencia en su vida.

El profeta Isaías se refirió a la salvación como a una semilla. Sus palabras declaran cuán digno de confianza es Dios cuando se trata de su regalo de salvación. Isaías declaró: "Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié" (Is. 55:10, 11).

Esta porción de la Escritura de Isaías es un ejemplo perfecto de cómo puede ser comprendida la verdad por una simple ilustración. Sabemos que la humedad de la lluvia y la nieve proveen las condiciones necesarias para que las semillas en estado latente germinen. De la misma forma el Espíritu Santo puede estimular el crecimiento en las semillas en estado latente plantadas por la Palabra de Dios. Una vez que la Palabra ha sido sembrada, traerá fruto en su tiempo apropiado. ¡Qué ilustración más hermosa que todos pueden comprender!

Jesús a menudo enseñaba en parábolas, y extendió el cuadro de Isaías de la semilla un poco más, en la Parábola del Sembrador. Al hablarle a personas que estaban familiarizadas con las labores del campo o la jardinería, les describió las cosas diferentes que ocurren cuando un sembrador va y siembra su semilla. Algunas semillas cayeron junto al camino y las aves las devoraron. Otras, cayeron en pedregales y como la tierra no tenía profundidad, tan pronto como germinaron se secaron. Otras semillas cayeron en los espinos y los espinos las ahogaron. Finalmente unas cayeron en buena tierra y crecieron y dieron buen fruto, al 100%.

Cuando los discípulos del Señor Jesucristo cuestionaron el significado de la parábola, respondió diciendo: "Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto" (Lc. 8:11-14).

La parábola del sembrador describe los varios resultados que pueden ocurrir cuando le testificamos a nuestra propia generación. Creo que cada creyente ha sido llamado para sembrar semillas, lo demás depende de Dios. ¿Está usted haciendo su parte? Si no, ¿no cree que sería un buen tiempo para comenzar?

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