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  • Fecha de publicación: Jueves, 01 Marzo 2012, 00:35 horas

El tratar de señalar a Dios en un mundo que literalmente ha ingerido la teoría de la evolución puede ser una experiencia atemorizante. Parece ser que el tema de los orígenes es un tópico, que sólo esos con entrenamiento apropiado o credenciales son capaces de exponer. Muchos cristianos, cuando son confrontados

con el tema de los orígenes optan por retirarse. Pero la evidencia abrumadora apoya la realidad de la creación.

Es un mito común entre nuestra generación creer que los científicos son los árbitros de toda verdad. Idealmente, la ciencia verdadera debería operar con una mente abierta y sin ideas preconcebidas. Además, a fin de que la ciencia funcione, las teorías deben ser reevaluadas constantemente. La información nueva que sale a la luz debería alterar las teorías antiguas. Desafortunadamente eso no es lo que ocurre siempre.

El registro muestra que la comunidad científica no siempre ha sido tan abierta de mente como asegura ser. Cuando llegamos a la bien establecida teoría de la evolución, pocos científicos tienen la mente abierta. Para muchos, ya hace tiempo que la evolución pasó del reino de la teoría y ahora es aceptada y promovida como un hecho establecido.

Cuando se presenta evidencia contraria, en lugar de volver a examinar la teoría, la gran mayoría de quienes apoyan la evolución simplemente descartan los hechos por considerar que carecen de importancia, o dicen que los sucesos presentados no se comprenden porque no están dados en términos evolutivos.

Si se ve confrontado con alguien que es escéptico acerca de la creación bíblica, recuerde, usted no necesita un título en ciencia a fin de defender su fe en el Creador. Todo lo que necesita es algo de sentido común y lógica.

También es importante reconocer que la mayoría de las personas creen en la evolución porque no han considerado cuidadosamente los hechos por sí mismos. Simplemente los aceptan porque se les ha enseñado que deben creerlo. De hecho, a quienes estudian la evolución se les asigna la calificación en los exámenes de ciencia, dependiendo del grado hasta donde han creído por entero la teoría.

Finalmente, cuando uno presenta evidencia que le muestra a las personas el Creador, tal como hizo Pablo en el Areópago, es posible recibir tres respuestas. Algunos harán un gesto de desprecio y estarán hostiles emocionalmente. Otros tal vez estén dispuestos a considerar lo que se ha dicho, pero no van a cambiar de inmediato su punto de vista. Mientras que un tercer grupo creerá y sus vidas serán transformadas.

Es imperativo recordar como creyente en Cristo, que la batalla que enfrentamos con esos que se nos oponen, no es intelectual. Muchas personas han optado por creer en la evolución porque han encontrado que es una forma conveniente de distanciarse de Dios. Justamente no desean tener que rendirle cuentas.

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