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Nuestros primeros pasos

  • Fecha de publicación: Jueves, 01 Marzo 2012, 03:55 horas

El dogma de la evolución propone que los humanos evolucionaron de seres como simios. Mientras los evolucionistas están convencidos que la evolución es un hecho, a menudo argumentan acerca de cómo ocurrió la evolución. Ahora discutiremos cómo nuestros supuestos ancestros aprendieron a caminar erguidos.

Cada pareja que ha tenido un hijo puede recordar exactamente el momento y el lugar. Se trata del día en que su bebé dio su primer paso. ¡Qué gran emoción! Por primera vez, un bultito de amor que gateaba, desafió la gravedad, se levantó de sus cuatro extremidades y se convirtió en bípedo, el término que usan los científicos para describir a esos que pueden caminar en dos pies.

Según los evolucionistas, hubo un día cuando nuestro tatara, tatara, tatarabuelo, quien era un mono en transición de convertirse en hombre, dio su primer paso para la humanidad. Para ser imparcial y estar correcto respecto a su sexo, creo que también debo mencionar a nuestra tatara, tatara, tatarabuela, la señora mona quien también estaba en su camino de convertirse en un ser humano de posición erguida.

Según los que apoyan la evolución, así haya sido macho o hembra, el día que el primer simio caminó erguido, fue uno grandioso para la humanidad. Lo que nadie sabe por cierto es que desencadenó la urgencia de los primeros bípedos. Mientras la mayoría está de acuerdo en que caminar erguido fue la clave que puso en moción el linaje de mono a hombre, todavía hay un buen número de hechos que deben ser explicados.

Por ejemplo, considere este debate tal como está expuesto en un artículo que fue publicado en la revista Time del 22 de julio del año 2002, escrito por Michael Lemonick y Andrea Dorfman, titulado Padre de todos nosotros, el cual pretende responder la importante pregunta de cómo y por qué el hombre comenzó a caminar. Dicen: «Hace una década, la teoría líder sugería que el cambio en el clima había secado a África, reemplazando los bosques, en donde medraban los simios, con las praderas. Un simio que caminara erguido estaba más apropiado para este medio, ya que no tendría necesidad de trepar a los árboles. El estar de pie les permitía tener una mejor visión por encima de la yerba de los enemigos potenciales. Incluso, la posición vertical los dejaba menos expuestos a los rayos del sol».

Esta idea fue aceptada ampliamente por algún tiempo como una explicación. Sin embargo, el científico Tim White, de la Universidad Berkeley de California, aseguró que el hombre-simio primitivo también vivía en áreas con bosques parciales y no sólo en praderas.

Obviamente esto creó un problema de importancia acerca de la pregunta de «cómo el hombre aprendió a caminar en dos piernas». ¿Qué otras fuerzas evolutivas existieron que forzaron a nuestros ancestros a dar sus primeros pasos? Si los árboles se hallaban en los alrededores, entonces nuestros ancestros no habrían tenido que ponerse de pie para ver.

El artículo en la revista Time provee información sobre este dilema. Leemos: «Un simio caminando en dos piernas podía recorrer estos espacios abiertos, tal como la teoría más antigua contiende y conseguir un hábitat seguro en el bosque próximo. Con sus manos libres, el simio podía cargar alimentos extra. Los mejores machos que caminaban erguidos podían llevar más alimentos para las hembras de la especie, aumentando las oportunidades de conseguir una pareja y pasarle sus genes...»

¿Está usted convencido? ¿Qué le ocurrirá a nuestra generación si esta teoría es cierta? La mayoría de hombres que conozco hoy conducen sus vehículos a los supermercados para comprar la comida. ¿Significa esto que las piernas de estos hombres terminarán desprendiéndoseles o evolucionarán para convertirse en algo más?

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