La recompensa celestial
- Fecha de publicación: Sábado, 05 Abril 2008, 18:45 horas
- Escrito por Pastor, J. A. Holowaty
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Siempre me ha llamado poderosamente la atención el hecho de que se hable tan poco de lo que la Biblia llama RECOMPENSA y a veces GALARDÓN.
Al estudiar este tema, uno descubre que el hecho de ignorarlo o simplemente no escudriñarlo ni enseñar acerca de su importancia, es algo que Satanás usa como parte de su arsenal para mantener a los salvos en la mediocridad, inútiles para el servicio del Señor.
A raíz de este tema, surgen muchas preguntas. Algunas de ellas tienen respuestas claras, otras no.
¿Seremos todos iguales en el cielo?
¿Iremos todos al mismo lugar?
¿Es posible que los cristianos dedicados al servicio del Señor al igual que los indiferentes, finalmente reciban todos lo mismo?
¿A qué se refiere la Biblia cuando habla de galardones o recompensas?
¿Qué significa edificar con... madera, heno u hojarasca, versus... oro, plata y piedras preciosas? (1 Co. 3:12-15).
¿Es lo mismo la vida eterna en el cielo y el hecho de… "heredar el reino de Dios?"
¿Qué diferencia hay entre el Tribunal de Cristo y el Gran Trono Blanco?
¿Habrá disconformidad, protestas, tristeza y vergüenza cuando estemos ante el Tribunal de Cristo y el Señor esté revisando nuestra conducta como cristianos y nos dé el veredicto final?
Este tema sobre la… RECOMPENSA CELESTIAL lo hemos descuidado trágicamente, tanto los predicadores, los pastores, los misioneros, como los cristianos en general.
Si Ud. busca algún libro sobre este tema, difícilmente lo hallará, porque casi nada se ha escrito sobre la cuestión RECOMPENSA CELESTIAL y ETERNA.
¿En qué momento sucederá esto?
El programa de Dios para los tiempos finales es bastante claro en la Biblia, aunque algunos aspectos no los podamos explicar. Pero la Biblia dice con toda claridad que todo comenzará cuando se produzca el arrebatamiento de la iglesia.
La mayoría de los cristianos como que… se asustan cuando se insiste en la proximidad de este evento. Pero aquí no se trata únicamente del arrebatamiento, indicando que nuestro tiempo (el de la iglesia) puede que sea muy breve, sino que debemos tener en cuenta la brevedad de la vida presente también.
Aun si viviéramos hasta cerca de los 100 años o más, ¿qué es todo esto si despertáramos a la realidad de la conducta cristiana y no comenzamos a acumular para el cielo?
El RAPTO no debe asustarnos ni desesperarnos, debe ser más bien un evento que nos anime. Esto es lo que dice el apóstol Pablo cuando escribe y describe cómo acontecerá:
"Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras" (1 Ts. 4:16-18).
Enumeremos lo que Pablo dice
1. "El Señor mismo", no un ángel ni otro mensajero alguno, "con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo".
La Biblia no aclara la cuestión "trompeta de Dios".
La Biblia no dice si ese trompetazo lo oirán todos, incluyendo los incrédulos.
La Biblia no dice que Jesús llega a la tierra.
La Biblia dice que algo grandioso ocurrirá en relación a la iglesia, no a los mundanos ni en relación a Israel. Este hecho tiene que ver exclusivamente con la iglesia.
2. "Y los muertos en Cristo resucitarán primero".
Esta parte se amplía en otros pasajes:
"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1 Co. 15:51,52).
Cuando suena la "voz de arcángel"… "con trompeta de Dios", lo primero que ocurre es que todos aquellos que "murieron en Cristo resucitarán".
La Biblia NO dice si los que "murieron en Cristo" en Su preencarnación resucitarán también. A mi juicio, aquí resucitarán TODOS LOS SALVOS, tanto los del Nuevo como los del Antiguo Testamentos.
3. "Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos (con los salvos resucitados) para recibir al Señor en el aire".
En un instante, los muertos resucitarán y los que en ese momento estén en sus cuerpos, serán transformados. ¿Cuánto tiempo tomará para que todo esto ocurra? Pablo dice que esto tomará solamente el tiempo de un... "abrir y cerrar de ojos". En el original griego significa una milésima fracción de segundo.
Es notable que las velocidades que hemos logrado son fantásticas, y Daniel nos dice que, entre otras cosas, cuando se esté acercando este acontecimiento… "Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará" (Dn. 12:4b).
Ahora que conocemos las velocidades mejor que antes, nos damos cuenta que esto es perfectamente posible y que Dios burlará todo cuanto en velocidad los hombres hayan alcanzado.
• La Luna orbita la Tierra a una distancia media de 384.403 kilómetros y a una velocidad aproximada de 3.700 kilómetros por hora. Usted puede darle la vuelta a la Luna caminando en 27 años. Un rayo de luz viaja a unos 300 mil kilómetros por segundo, de tal manera que un rayo de luz llega a la Luna en sólo un segundo y medio.
• Si se pudiera viajar a esa velocidad, llegaríamos a Venus en dos minutos y 18 segundos porque sólo se encuentra a 41 millones, 841.800 kilómetros de distancia.
• Después de cuatro minutos y medio habríamos pasado Mercurio, el cual sólo está a unos 80 millones, 465 mil kilómetros.
• Podríamos viajar a Marte en cuatro minutos y 21 segundos, ya que sólo se halla a 54 millones, 716.200 kilómetros de distancia.
• La siguiente parada sería Júpiter, que se encuentra a 590 millones, 613.100 kilómetros de distancia y necesitaríamos 35 minutos para llegar allí.
• Saturno está casi al doble de la distancia de Júpiter, a 1.271 millones, 347 mil kilómetros de distancia.
• Finalmente pasaríamos Urano, Neptuno y por último Plutón a unos 4.345 millones, 110 mil kilómetros de distancia. Sin embargo, con haber ido tan lejos, todavía no hemos salido del sistema solar.
• La estrella del norte está a 64 billones, 372 mil millones de kilómetros de distancia, pero todavía no es muy lejos, comparado con el espacio conocido.
• La estrella llamada Betelgeuse está a un trillón, 416 mil, 184 billones de kilómetros de distancia de nosotros y tiene un diámetro de 402 millones, 325 mil kilómetros, el cual es mucho mayor que la órbita de la Tierra.
• ¿De dónde provino todo esto? ¿Quién lo hizo? De ninguna manera puede ser un accidente, un producto de la casualidad. Alguien tuvo que hacerlo y la Biblia nos dice que fue Jesucristo.
Estas velocidades y distancias escapan a toda explicación humana. Esto nos hace ver que el arrebatamiento seguramente se llevará a cabo a la velocidad del pensamiento.
En un momento dado, todos los redimidos partirán a la presencia del Señor.
Los cristianos somos muy diferentes
Básicamente hay dos clases de cristianos. Los que son cristianos espirituales y los que en la Biblia se llaman carnales.
Los espirituales son aquellos guiados, en su vida diaria, por el Espíritu Santo, tal como dice la Biblia:
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza… Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gá. 5:22,23,25).
Un poco antes, el apóstol habla de los carnales, diciendo:
"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gá. 5:19-21).
Note bien que Pablo NO dice que "los tales no son salvos", sino que "no heredarán el reino de Dios". Es necesario tener en mente estas enseñanzas si no queremos equivocar el camino.
Hay que admitir que la mayoría, la gran mayoría de los creyentes hoy están en esta categoría. Estamos en la categoría de quienes NO heredarán el reino de Dios. Analicemos brevemente la lista de pecados que Pablo menciona:
Adulterio: ¿Qué es? El diccionario dice que es "la violación de la fe conyugal. Falsificación, fraude".
Si a esta definición le agregamos lo que Jesús dijo sobre el adulterio, tendremos que reconocer la gravedad de este pecado.
"Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt. 5:28).
El adulterio es también falsificar un documento, un producto, una marca, etc.
Fornicación: "Unión carnal fuera del matrimonio", dice el diccionario.
Inmundicia: "Suciedad, basura, impureza, vicio, repugnante, impuro, deshonesto", dice el diccionario.
Lascivia: "Propensión a la lujuria o al deleite carnal", dice el diccionario.
Idolatría: Todos sabemos que un idólatra es aquel (y aquella) para quien algo o alguien ocupa el lugar que le pertenece a Dios.
Puede ser el deporte, el dinero, el trabajo, el alimento, los amigos, la fama, lo mismo que la adoración de ídolos, supuestos santos, peregrinaciones religiosas, rezos, penitencias impuestas por hombres, etc.
Hechicerías: Simplemente todo tipo de sortilegio (de suerte), la superstición. El practicar estas cosas o tener miedo a que alguien le haga un hechizo, etc.
Enemistades: Hay muchos cristianos que viven enemistados. Son salvos, pero su orgullo les impide despojarse de esa enemistad y viven en esta condición.
Pleitos: "Disputa o litigio judicial entre dos personas… Disputa o riña doméstica", dice el diccionario. Desde luego que todos aquellos que andan en pleitos, son carnales, especialmente cuando los pleitos son entre los propios hermanos en la fe.
A esto justamente se refiere Pablo, cuando dice:
"Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos?" (1 Co. 6:5,6).
El mismo Pablo y en la misma carta a los Corintios identifica a estos hermanos como "carnales" cuando dice: "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo" (1 Co. 3:1).
Entiendo que hay pastores y grandes predicadores que dicen que no hay tal como… "cristianos carnales", pero la Biblia los menciona muchas veces, explícita e implícitamente.
Celos: Esta palabra es bien interesante, porque significa tanto lo muy bueno como lo muy malo. Siempre dependerá del contexto. El diccionario dice: "Cuidado, esmero que se pone en el cumplimiento de un deber. Diligencia, emulación. Gran actividad inspirada por la fe religiosa o por el afecto a una persona. Entusiasmo, animación, asiduidad". Pero también la palabra CELO es cuando una persona siente envidia y se siente disgustada porque otra puede y ella no, tiene y ella no, recibe y ella no.
Hay celo entre los predicadores, entre las familias, entre los esposos, porque él cree que su esposa podrá irse con otro, o de parte de ella, que cree que él se irá con otra. El celo y la codicia son... "primos hermanos".
Iras: Se trata de gente que se enciende en ira por cosas negativas que pudieran suceder. Cólera, enojo, apetito de venganza, furia.
Hay algunos creyentes que suelen decir "tenga cuidado conmigo, porque cuando me enojo, soy capaz de quién sabe qué". Estos cristianos que pretenden justificar este pecado, deben saber que están excluidos del reino de Dios, no entrarán allá. Sí, son salvos, pero esta actitud les impide participar del gobierno conjuntamente con el Salvador.
Contiendas: Esto es altercado, disputa, riña, todo lo cual es común en el mundo y entre cristianos carnales, pero los hermanos con sólida vida espiritual si van a contender, lo harán tal como dice la Biblia:
"... me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Judas 3b).
Las discusiones que tienen que ver con la defensa de la verdad, están muy bien en su lugar. Si estamos tratando de demostrar a un hereje que está equivocado y hablamos apasionadamente, ¡amén! Pero contender por asuntos de esta vida o asuntos secundarios, aunque relacionados con la vida cristiana, sepamos que este es "otro plato de los carnales".
Disensiones: Esto es oposición, contrariedad, discordia y altercados.
Herejías: Pocos cristianos entienden bien el significado de esta palabra, porque etimológicamente significa ESCOGER. Pero en el contexto bíblico la palabra adquirió un significado técnico y señalaba cualquier desviación de la ortodoxia.
De esta manera, según el significado etimológico, el cristiano carnal "escoge" entre aquellas verdades que le convienen. Desde este punto parten las separaciones y divisiones en asuntos de doctrina.
Envidias: Me gusta cómo el diccionario define esta palabra: "Disgusto o pesar del bien ajeno". Hay padres que envidian a otros padres porque tienen hijos más inteligentes, mejor formados, tal vez más sanos y con mayores probabilidades de prosperar.
Hay cristianos envidiosos, porque otro hermano puede hacer lo que yo no puedo, porque todos quieren estar en su clase, porque lo admiran y a mí no. Las muchachas también, porque ella tiene un pretendiente y yo no.
Esta es otra marca registrada de los cristianos carnales.
Homicidios: Esta palabra significa matar a una persona. Uno diría que es imposible que un cristiano mate a alguien, a menos que sea un accidente o tal vez en defensa de su familia. Pero parece que Juan la usa en otro sentido:
"Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn. 3:15).
A primera vista pareciera que Juan nos dice que el que aborrece a su hermano, no tiene vida eterna, no es salvo. Juan no dice esto, sino que hace una comparación entre el homicida literal y el homicida espiritual. Así como el homicida literal está cargado de odio contra su prójimo al punto que literalmente lo mata, así también el cristiano que abriga odio en su corazón contra otro, cristiano o no, "en el corazón lo está matando", dice la paráfrasis.
La palabra homicidio aquí, es equivalente al odio que un cristiano puede tener en su corazón, especialmente contra otro cristiano.
Hay cristianos que son así, que no pueden perdonar (dicen que no pueden), incluso entre familiares. Padres que no perdonan a sus hijos y viceversa.
Borracheras: Muy sencillo, es el hecho de emborracharse. No importa si a la borrachera, o alcoholismo, lo llamamos… "enfermedad", sigue siendo lo mismo. Hay muchos cristianos que no se pueden desprender de su botella.
He aquí cómo habla la misma BOTELLA de lo que tiene para ofrecer a sus víctimas:
YO SOY LA BOTELLA
Yo soy la botella, del crimen sostén.
Amigo que pasas, conóceme bien,
No me tomes nunca, oye mi consejo.
Y serás dichoso cuando fueres viejo.
Pues soy la causante de las desventuras
De los sinsabores y las amarguras.
Soy de los cobardes el falso valor.
Y para las madres, afrenta y dolor.
Yo hago que muchos se tornen violentos,
Y de Dios quebranten los diez mandamientos.
Yo soy el origen de incontables males,
Pues a muchos llevo a los hospitales.
Yo soy la deshonra y la esclavitud,
El mayor peligro de la juventud.
Por donde yo paso dejo la pobreza.
Siembro la discordia, dejo la tristeza.
Campos y ciudades saben de mis huellas,
Y he sido la ruina de mujeres bellas.
Cumplo de las sombras la fatal misión.
De arrastrar al hombre a la perdición.
No hay memoria sana que mi mal no venza.
Pues soy de los hijos el temor y vergüenza.
Soy de los ingratos el remordimiento,
Y de las esposas el mayor tormento.
Yo soy la botella del vicio fatal,
Que voy por el camino con paso triunfal.
Si eres prudente, recuerda este consejo:
¡NO TOMES LICOR!
No hay borracho feliz, y se ríe únicamente cuando está bajo el efecto del alcohol. Los muchos hermanos en Asia Menor en los días de Pablo, provenían del mundo. Vivieron vidas entregadas a los vicios y los placeres. No conocían otra clase de vida. Ahora, para algunos de ellos, era bastante difícil dejar algunos vicios y hábitos. En Grecia ocurría lo mismo. Era mucha la carnalidad entre los corintios también.
Orgías y cosas semejantes a estas: ¿Cuál es el significado de esta palabra?
Es probable que alguien piense que es completamente imposible que un salvo esté comprometido con este pecado. Sin embargo los hay muchos, si entendemos bien el significado correcto del término:
"Fiesta solemne de Baco, entre los antiguos. Fiesta en que se come y bebe sin moderación y se cometen otros excesos". Se usan palabras como… "aquelarre, bacanal, francachela, jaleo, jolgorio... Desenfreno en la satisfacción de apetitos y pasiones".
Todo tipo de excesos, en la comida, la bebida, las palabras, especialmente cuando se congregan personas de ambos sexos, todo ello se llama orgías también. No es únicamente lo que en general solemos entender, limitando el término al indiscriminado intercambio entre los esposos a puertas cerradas y a oscuras.
¿Esta es la vida de los cristianos carnales? Sí, lamentablemente muchísimos cristianos viven una vida increíblemente mundana. A los hermanos en Corinto, Pablo les dijo:
"De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles (paganos); tanto que alguno tiene la mujer de su padre" (1 Co. 5:1).
Pero... ¿Dice Pablo que los que cometían tan horripilantes pecados eran inconversos, eran mundanos? De ninguna manera. El dirige la carta "a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo..." (1 Co. 1:2).
Si Ud. es un cristiano carnal, si yo lo soy, entonces tendremos la oportunidad de conocer a muchísimos corintios y también de otras nacionalidades allá.
Hay mucho parecido entre el perdido y el carnal
Es muy difícil distinguir a un cristiano redimido, pero extremadamente carnal, de una persona todavía no salva. Tienen más en común estos dos, que el cristiano carnal con el cristiano espiritual. Lo que los distingue es la eternidad que respectivamente tendrán.
• Ambos carecen del conocimiento de la Biblia.
• Ambos son desordenados en su vida y muchas veces fracasados en su matrimonio y con sus hijos.
• Ambos son incapaces de discernir las Escrituras, porque ninguno de los dos es guiado por el Espíritu Santo.
• Ambos viven sin jamás haber entendido lo que es la oración.
• Ambos carecen de gozo y de paz.
• Ambos manejan sus negocios (si los tienen) con astucia e injusticia.
• Ambos son la preocupación de los demás hermanos. Uno, porque no es salvo y el otro, porque aunque lo es, vive como perdido, o dicho en otras palabras, no es santo.
• Ambos son inútiles para la obra del Señor. El primero no quiere creer y el segundo no quiere obedecer.
• Ambos desobedecen a Dios. El inconverso no quiere arrepentirse para ser salvo y el segundo no quiere servirle como corresponde al salvo.
• Ambos viven para la vida presente y nada tienen para el futuro eterno.
¿Cómo son los espirituales?
Pablo enumera varios frutos, o si se quiere, uno sólo con todos los gustos que Dios requiere, porque... no dice "los frutos del Espíritu" sino "el fruto del Espíritu": "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gá. 5:22,23b).
Amor: Debido a la literatura romántica y secular (profana), tendemos a pensar que el amor es sólo un sentimiento. Si así fuera, Dios no diría, por ejemplo: "Amarás a tu prójimo"..." (Mt. 5:43). Un sentimiento no se puede legislar.
Por ejemplo, el esposo no siempre "siente" amor hacia su esposa y ella lo mismo, no siempre siente amor por él. Jesús dijo:
"Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Jn. 14:15).
Ciertamente el amor es también algo de sentimiento, dependiendo a qué nos estamos refiriendo. Los hijos "sienten" amor por los padres, los enamorados "sienten" amor entre sí, los que casi adoran a los animales, sin duda, "sienten" amor por los gatos, perros, cotorras, palomas, conejos, etc.
Pero el amor del que se habla como fruto de una vida cristiana intachable es: RESPONSABIBLIDAD, FIDELIDAD, OBEDIENCIA Y AFECTO; es en realidad todo cuanto Pablo menciona en esos versículos (Gá. 5:22,23). La lista está encabezada por el amor y luego le agrega, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
El AMOR del cual habla el apóstol, es realmente el equivalente a la OBEDIENCIA.
Hay mucha diferencia entre el perdido y el espiritual
• El espiritual obedece al Señor. Él perdido le desobedece.
• El espiritual dice: "debo amar". El perdido dice: "no siento amor".
• El espiritual dice: "debo ser diferente". El perdido se excusa con: "todos lo hacen".
• El espiritual dice: "Dios no lo aprueba en su Palabra". El perdido dice: "si te hace bien, practícalo".
• El espiritual dice: "debo buscar el bien de mi cónyuge y mis hijos". Pero el perdido dice: "que cada uno se arregle como puede".
• El espiritual dice: "tendré que dar cuentas a Dios cuando comparezca delante de él". El perdido dice: "yo no creo esas cosas".
• El espiritual dice: "Dios me está probando porque me ama y desea para mí mayor recompensa". Pero el incrédulo dice: "y si Dios existe, ¿por qué permite que sufra yo tanto?"
• El espiritual dice: "disfruto de paz, gozo y tranquilidad en el servicio del Señor". Pero el perdido pasa la vida sirviéndose a sí mismo.
• El espiritual dice: "debo darle gracias a Dios que tengo la oportunidad de servirle, incluso con mis bienes y mi capacidad, porque mi salvación él me la pagó". Pero el pecador dice: "trato de hacer todo el bien que pueda para ver si le agrado a Dios".
• El espiritual tiene asegurado el cielo mediante la fe en Jesucristo, pero el perdido tiene asegurado el infierno por negarse a depositar su fe en él.
Es fácil notar que la manera de pensar y de vivir del perdido se parece muchísimo al cristiano carnal. A pesar de todo, el cristiano carnal se salva por el mismo medio que el espiritual. El pecador, una vez salvo, decide qué clase de cristiano será. De ahí también su recompensa será acorde con sus obras.
Pero... ¿realmente compareceremos ante el tribunal de Cristo?
Es bueno que volvamos a recordar que cuando hablamos del "Tribunal de Cristo" estamos hablando de un lugar, donde todos cuantos comparezcamos, lo haremos por ser salvos.
Cristo, quien juzgará sentado en ese tribunal, no estará revisando nuestros archivos para determinar si somos salvos o no. Todos cuantos estemos allí habremos sido salvos antes. Lo que en este tribunal se revisará es nuestra conducta aquí en este mundo desde el día de nuestra salvación hasta el día de nuestra muerte o el rapto (si éste nos sorprende en nuestros cuerpos).
Ante el tribunal de Cristo nadie será juzgado y echado en el infierno, pero todos seremos juzgados en base a nuestra conducta para luego recibir la recompensa que nos corresponda.
Mientras la salvación es enteramente por gracia, la recompensa es enteramente por obras.
Nosotros los cristianos somos bien habilidosos para tomar un versículo aquí, otro más allá y componer una especie de..."Textología pretextológica" (algo que yo inventé), donde la salvación por la gracia divina, sin obras, es bien destacada y al mismo tiempo la conducta del cristiano es bien tapada. Un ejemplo es Ef. 2:8,9, dejando siempre sin mencionar el v. 10.
Leyendo el pasaje completo uno descubre muy bien lo que dice el apóstol:
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Ef. 2:8-10).
El cristiano es como una locomotora que funciona con la energía llamada gracia divina. Pero el primer vagón que se le engancha, se llama "OBRAS".
La Biblia dice que esas buenas obras "Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas".
Si el cristiano no tuviese las buenas obras, no podría ser feliz.
Si el cristiano no practica las buenas obras, aunque es salvo por la gracia, es un "CRISTIANO INFELIZ", porque anda... "desgraciado" (sin valorar la gracia).
Cuando hablamos de este tema (obras versus gracia) debemos tener mucho cuidado de no caer en el sistema católico romano, donde las obras son necesarias para la salvación. Esto ocurre también con frecuencia entre muchos cristianos, incluso predicadores de renombre que suelen decir: "bueno, las obras son los frutos, de modo que son la prueba de la salvación". Suena a verdad, parece muy acertado. Y en realidad hay un poco de verdad, yo diría bastante. Por ejemplo, las obras son siempre (o deben ser) los frutos de la salvación, pero en el sentido que no son el medio. Esto NO significa que todos los cristianos tienen "frutos visibles". Algunos cristianos tienen tanto "follaje" (linda apariencia de buenos cristianos), que si hay algún fruto por allí, ni aun los pájaros los encuentran.
Obviamente, los frutos de un árbol, por ejemplo, son para provecho de quienes los comen. Los no salvos son los hambrientos y nosotros debemos alimentarlos con abundantes frutos de una vida espiritualmente bien formada. Una conducta cristiana intachable es siempre bien vista, incluso por los que no son cristianos. ¿Cómo los mundanos saben quién es quién entre los cristianos? Cuando están hambrientos de consejo, no van a las plantas que no tienen frutos.
Una cita de la Biblia que hace pensar bastante y que generalmente se la toma livianamente, es la siguiente:
"Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?" (Stg. 2:14-22).
No se apresure a sacar conclusiones de este interesante pasaje de Santiago, porque si le parece que Abraham fue justificado por las obras, antes de aceptar esto, lea las siguientes palabras:
"¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia" (Ro. 4:1-5).
Uno diría que Santiago y Pablo se contradicen y, sin embargo no hay tal. Lo que ocurre es que Santiago habla de nuestra fe que nos "justifica" o identifica como cristianos ante los demás.
No podemos saber lo que ha ocurrido en una persona regenerada, si su fe es solamente subjetiva o es algo que no se muestra en la pantalla del diario vivir. Dios no necesita de obras para salvar al pecador y justificarlo, pero nosotros estamos aquí para que... "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mt. 5:16).
Santiago escribe a… "hermanos míos". Podemos pensar que estos... "hermanos" son judíos, hermanos de sangre, pero no parece así, más bien Santiago escribe a sus hermanos en la común fe. Cuando él pregunta: "¿Podrá la fe salvarle?", no está hablando de alguien aún no salvo. Porque NO es la fe la que nos salva. Nos salva Jesucristo mismo, pero nosotros usamos la fe como medio para recibir esta salvación por su gracia.
Santiago plantea situaciones hipotéticas de alguien que necesita alimento y abrigo. Si el necesitado se acerca a un cristiano llamando a su puerta, y éste, con una "carita de bonachón" le dice: «¡Siento mucho que usted esté así, tan necesitado! Pero estaré orando por usted. Que Dios le acompañe, le proteja, le dé el abrigo y el alimento necesario». Ciertamente este pobre individuo no pudo ver la fe del cristiano, porque el fruto de su fe habría sido ayudarle con abrigo y alimento. Este cristiano CREE BIEN, PERO VIVE MAL por lo cual su fe es considerada muerta.
Santiago no dice que este supuesto hermano carece de fe o que no es regenerado, él creyó en Cristo y fue salvo, pero él no justificó su fe ante los demás.
La parte que confirma esto es cuando Santiago dice: "Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras" ( Stg. 2:18). Es como decir: "Tú puedes hablar a medio mundo que crees en Dios, que crees en Cristo y que eres salvo por la fe en él. Esto puede ser cierto, pero si tu fe no tiene obras ¿cuántos llegarán a ser salvos gracias a tu testimonio de fe?"
Por otra parte, alguien que habla poco y nada de su fe, pero prefiere que sus obras se encarguen de esto, bien sabemos lo que sucederá, serán los pecadores quienes preguntarán: "¿Qué tiene usted que yo no tengo? ¿Cómo es que usted se conduce de esta manera tan compasiva?"
Pablo, hablando de la fe de Abraham, dice que si él fue justificado por las obras (habla aquí de la justificación ante Dios) entonces tiene buena base para la jactancia. Pero Abraham no solamente creyó en Dios, sino que le obedeció, de modo que su fe fue justificada ante Dios y ante los hombres. Para Dios bastó la fe de Abraham cuando le dijo que saliera de Ur y se fuera a otra tierra que le sería mostrada. Luego cuando Abraham salió de su tierra "sin saber a dónde iba", los demás lo vieron salir y le preguntaban a dónde se iba. Él tenía la oportunidad de hablarles de su fe, de modo que lo que antes era subjetivo, ahora llegó a ser objetivo; lo que era fe sin obras, ahora esa fe fue llevada a la acción.
Es imperativo que sepamos siempre, mientras abordamos este tema del tribunal de Cristo, que la salvación es por la gracia y que la recompensa o galardón es por obras. También es necesario que recordemos que tenemos asegurado el cielo como eternidad porque el Señor, mediante su muerte, nos redimió. Pero también es cierto que, aunque todos los redimidos por su gracia, somos también potencialmente herederos de su reino, la mayoría NO entrará en su reino. La diferencia entre tener vida eterna y co-reinar con Cristo, lo veremos más adelante.
La Biblia dice que compareceremos ante el tribunal de Cristo
Podríamos hablar de varios juicios que están en el futuro, pero nos limitaremos a este que conocemos como EL TRIBUNAL DE CRISTO. No olvidemos que todos los juicios estarán a cargo del mismo Juez: "Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo" (Jn. 5:22).
A nosotros nos interesa ahora nuestra cita con Él cuando se revelará lo que realmente hemos sido mientras vivimos aquí como cristianos. De ninguna manera pretendo ofrecer todas las citas bíblicas que hablan sobre este juicio, pero podremos darnos cuenta que el asunto es más serio de lo que solemos pensar.
Los textos que la mayoría conoce dicen: "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Co. 5:10).
"Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor" (1 Co. 3:8).
"Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (He. 4:13).
"Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios" (1 Co. 4:5).
"Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras" (Ap. 2:23).
"Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace" (Ec. 3:17).
Todos estos pasajes tienen algo en común y es que Dios ha establecido un día, un momento y a1gún lugar, cuando él revisará la conducta de cada hombre y mujer salvos. ¿Por qué lo hará él? Uno pensaría que es para demostrar cuán hipócritas éramos en la tierra. Cuántas veces hemos ocultado nuestras obras, pensamientos, inclinaciones y deseos. Alguien diría: "Bueno, por fin sabremos quién es quién", pero esta manera de razonar no es bíblica ni tampoco es la manera en que Dios hace las cosas.
Yo creo que este juicio ante el tribunal de Cristo se hace necesario debido a que cada uno recibirá de él acorde con su conducta. Cada uno de nosotros podremos saber por qué él nos encumbrará tanto o por qué tendremos que ocupar un lugar tan secundario.
Hay muchos cristianos que creen que cuando comparezcamos ante el tribunal de Cristo, allí recibiremos cada uno nuestras coronas y luego las depositaremos a sus pies. Esta manera tan infantil de pensar no tiene en cuenta que las coronas son alegóricas y que allí habrá bastante tristeza, protestas y cosas parecidas: "Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados" (1 Jn. 2:28).
¡Esta vida es tan breve!
Es extraño por qué son tan pocos los cristianos que trabajan en la causa del Señor. Me refiero a los laicos en general que están dispuestos a hacer algún esfuerzo para ayudar en la enseñanza, el canto, la visitación, el discipulado de los nuevos, etc. Los pocos que hacen algo, muchas veces lo hacen quejándose como si esto fuera una carga. ¡Cómo lo lamentaremos cuando nos presentemos delante del Señor para recibir nuestra remuneración por el servicio que habremos prestado! Sonarán en nuestros oídos las veces que se nos invitó a participar en alguna actividad, la cantidad de trabajos que pudimos haber hecho, pero preferimos la comodidad, la carnalidad y el no ser criticados.
Cuando éramos niños recordamos como los mayores al reunirse hablaban de cuán rápidamente ha pasado el tiempo. Nos parecía que era algo muy lejano para nosotros. Teníamos por delante la adolescencia, la juventud y largos años para desempeñarnos en nuestra profesión, formar nuestro hogar, etc. Pero si nos hemos descuidado y asumimos siempre la actitud de que "algún día" haremos lo que Dios espera de nosotros, cuando reaccionamos, ya nos vamos encogiendo y no servimos para nada. No hay tanta energía, la memoria nos falla, la vista es pobre, la resistencia poca y las demandas muy exigentes.
La Biblia habla mucho de la brevedad de nuestra vida y es bueno que tomemos en cuenta estas advertencias:
El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece" (Job 14:1-2).
"Acuérdate que mi vida es un soplo... Como la nube se desvanece y se va" (Job 7:7a, 9a).
"Porque mis días se han consumido como humo, y mis huesos cual tizón están quemados" (Sal. 102:3).
"Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura" (1 Cro. 29:15).
"Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra" (Job 8:9).
"Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano de afana; amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá" (Sal. 39:4-6).
"Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche" (Is. 38:12).
"¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece" (Stg. 4:13,14).
"Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre" (1 P. 1:24,25a).
"Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos" (Ec. 9:12).
Cuando examinamos las Escrituras donde se habla de la brevedad de nuestra vida, notamos unas cuantas cosas que conviene resaltar:
• Nuestra vida es muy breve, mucho más breve de lo que habíamos pensado.
• Lo que no hicimos cuando debíamos hacerlo, ya no lo haremos.
• No podemos retroceder el reloj de nuestra edad, los años se nos vienen encima, así nos guste o no.
• Aunque nuestra vida es breve, tenemos suficiente tiempo para servir al Señor, si queremos.
• Somos nosotros mismos los que decidimos acumular riquezas aquí en la tierra o allá en el cielo. Esto terrenal se perderá, sin dejar más que ceniza, pero cuanto hagamos para el Señor, será eterno: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mt. 6:19-21). Se refiere a lo material que acumulemos aquí, si no lo hacemos con el fin de invertirlo en los valores eternos, para el engrandecimiento de la causa del Señor. Únicamente lo que hagamos por la divulgación del evangelio permanecerá para siempre. Lo que hagamos aquí, los ahorros y bienes que logremos, el día de nuestra muerte lo dejaremos todo. Pero entonces, si fuimos sabios, lo mejor lo tendremos allá y quedaremos gratamente sorprendidos al mostrarnos el Señor lo que nuestra "inversión" ha logrado.
• En cierto modo, a todos nos espera nuestro propio… "TEKEL". Recordará que estas palabras se las dijo Daniel al rey Belsasar. El profeta de Dios le dijo que tekel quiere decir: "Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto" (Dn. 5:27).
La Biblia no enseña que Dios estará "pesando" nuestras buenas obras y también las malas, para determinar si nos salvamos o no, dependiendo cuales obras pesen más. Estamos hablando ahora de todos aquellos que ya son salvos por la fe en Cristo y cuya salvación es absolutamente segura, pero ante el tribunal de Cristo, el Señor, en cierto modo estará... "pesando" lo que hemos hecho en calidad de salvos y cómo lo hicimos. ¿Se imagina lo que el Señor le dirá a usted en ese momento? Yo debo confesar que francamente tiemblo al meditar sobre mi presencia ante su tribunal. Lamento no haber estudiado este tema cuando era muchacho, en aquellos años cuando comenzaba mi carrera pastoral. Por alguna razón me tomó muchos años para descubrir tanto tesoro en el libro sagrado.
Muchas sorpresas tendremos ante el gran tribunal de Cristo. Algunos estarán felices y contentos, muchos de los cuales eran prácticamente desconocidos aquí, pero el Señor los conocía muy bien. Otros, muy aplaudidos y admirados, no saldrán tan bien de este juicio. Será un momento interesante, momento de suspenso, momento en que estaremos cara a cara frente a nuestro Creador y Redentor. Además, ya no podremos corregir nada, pues nuestro tiempo de servicio en los asuntos del Señor habrá pasado para siempre.
Este será el momento de "pago", estaremos ante su tribunal para recibir nuestra remuneración por los servicios prestados. Él nos dirá lo que teníamos, en términos de dones y/o habilidades. Si lo descuidamos o preferimos invertir esa capacidad, salud y oportunidades para fines materiales y egoístas, ¡cuánto lo lamentaremos!
Pero también estarán aquellos que se esforzaron mucho, algunos de ellos fueron pastores, otros misioneros, otros dedicaron su profesión para ayudar en el campo de la medicina, otros aportaron generosamente para la obra, otros trabajaron con enfermos o con reclusos en las cárceles, otros imprimieron literatura. Otros, no pudiendo hacer más por su condición física limitada, dedicaron tiempo para orar e interceder por los que trabajaban. Estos recibirán con gran alegría lo que el Señor les asigne.
¿Cómo distribuimos nuestro tiempo?
Cada uno de nosotros decide qué hará con su tiempo y cómo lo distribuirá. Somos en realidad mayordomos del tiempo que Dios nos da. Tenemos 24 horas por cada día, disponemos de 7 días semanales, 30 días mensuales y aproximadamente un promedio de 70 años de vida física. Resulta curioso descubrir cómo cada uno de nosotros invertimos estas horas, días, semanas, meses y la vida toda.
Alguien hizo un estudio de cómo vivimos y en qué invertimos nuestro tiempo, dando el siguiente resultado si tomamos la vida de un hombre que vivió 70 años:
Promedio del tiempo durmiendo 24 años
En su puesto de trabajo 14 años
Diversiones, cine y entretenimiento 8 años
Sentado ante la mesa de comer 6 años
Movilizándose de un lugar a otro 5 años
Conversando 4 años
Educándose 3 años
Estudiando y leyendo 2 años
Esto nos da un total de 66 años. Nos quedan todavía cuatro años que el hombre los emplea en cosas varias como la hora que asiste al templo semanalmente y los 5 minutos que probablemente invierte cada día para orar. Si así fuera, 5 minutos diarios para la oración equivaldría a 5 meses de oración en los 70 años de vida. Si comparamos que invierte 6 años sentado ante la mesa de comer y 4 años para conversar, somos de muy poca oración.
"Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" (Ef. 5:14-17).
"Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado" (Fil. 2:14-16).
Sin duda alguna ese... "día de Cristo", debe ser el tribunal del cual estamos hablando, cuando los hermanos de las iglesias que Pablo conoció, y muchas de ellas él mismo estableció, estarán allá también. Los pastores estaremos tristes también al ver a tantos hermanos que vivieron como cristianos carnales.
La muerte nos nivela a todos
Cuenta la historia que Diógenes, un afamado filósofo, examinaba cuidadosamente una gran colección de esqueletos humanos apilados uno encima del otro. Alejandro el Grande se detuvo ante él, curioso por saber qué estaba haciendo, y le preguntó: «¿Qué haces aquí con esto?» «Estoy buscando el esqueleto de su padre, pero no puedo distinguirlo entre esos de los esclavos». Alejandro entendió sus palabras: "Todos somos iguales a la hora de la muerte".
La muerte no respeta posiciones sociales, intelectuales ni religiosas; no respeta costumbres, tradiciones, razas ni sexos. La muerte simplemente no tiene favoritos, todos sabemos que llegará nuestra hora también y entonces se cumple lo que dice el escritor sagrado: "No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee" (Ec. 8:8).
Doña… Muerte, nunca tiene mala cosecha porque su "producto" es infalible, sin importar el tiempo ni las condiciones sociales o políticas. Los dueños de las mortuorias saben que siempre tendrán "clientes" y en la "ciudad cementerio", ingresan diariamente nuevos "pobladores". Es una "ciudad" de "gente acostada" donde no hay necesidad de luchar por el problema ambiental ni el costo de la renta. Nadie contamina el aire, no hay departamento de policías ni bomberos ni hospitales ni cárceles, pero al mismo tiempo, nadie quiere ir a ese lugar. Los que ya se fueron, la gran mayoría lo hicieron contra su voluntad.
De acuerdo con estimados actuales dados en la Enciclopedia Multimedia Grolier, unas 50 millones de personas mueren cada año a través del mundo. En este mismo momento, aproximadamente un millón están en proceso de morir sólo en Estados Unidos.
Antes del siglo XX, la mayoría de los norteamericanos morían aproximadamente a los 50 años de edad, debido a enfermedades. La muerte normalmente ocurría en el hogar. Típicamente los familiares del moribundo se reunían en el hogar, por lo general junto al lecho del enfermo y hasta lo ayudaban a prepararse para la partida. Ya para mediados del siglo XX la muerte se convirtió en algo más privado. Las personas no querían hablar de este tema. A pesar de que la muerte es una experiencia universal, no querían pensar en ella a menos que se vieran forzados a hacerlo.
Pero… ¿Qué es la muerte?
La definición médica es: "La muerte involucra la cesación de todos los procesos metabólicos de la vida". Esta es una buena definición en lo que a muerte del cuerpo se refiere. Esta definición no contempla las implicaciones de la muerte espiritual.
Desde el punto de vista bíblico, los seres humanos tenemos una parte material, es decir, un cuerpo físico; y también una parte inmaterial, el alma o espíritu. Cuando el ser humano experimenta la muerte física, es el momento cuando su parte inmaterial abandona el cuerpo mortal. En el Nuevo Testamento, la palabra griega para muerte literalmente significa "separación".