Un despertar espiritual
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Un despertar espiritual
Asahel Nettleton fue una figura líder en el segundo gran despertar espiritual ocurrido en Estados Unidos - desde finales de la década de 1790 hasta comienzos de los 1840. En abril de 1820 le escribió la siguiente carta al Colegio Unión en Schenectady, New York, describiendo así lo que estaba teniendo lugar en esa área:
“En esta región, y especialmente en el condado de Saratoga, desde tiempo atrás no ha habido un despertar espiritual en ninguna parte de este estado... Cerca de cuarenta personas han hecho profesión de fe. Entre ellas están incluidos algunos de los personajes más respetables de la villa. Directamente al sur está el poblado de Malta. Por un número de años no ha habido iglesia presbiteriana en ese sitio, pero el año pasado tuvo lugar un interesante avivamiento entre ese pueblo... Una iglesia ha sido organizada recientemente, la cual consiste ahora de ciento cinco miembros. Usted puede a duras penas imaginar, el interés que ésto suscitó en la región de los alrededores. Aunque los habitantes están esparcidos en una amplia área, no obstante, creo sinceramente que he visto más de mil cuatrocientas personas reunidas para escuchar el Evangelio. En el este de Malta está el poblado de Stillwater... El 27 de febrero último, ciento tres se presentaron públicamente como un sacrificio vivo ante el Señor”.
Describiendo el despertar espiritual en el Colegio Unión y en Schenectady, escribió: “Más de cien personas han llegado a regocijarse en esperanza. Además de esto tuvimos más de doscientos en nuestra reunión de preguntas, ansiosos por sus almas... La habitación estaba tan colmada, que nos vimos obligados a pedirle a todos los que habían recibido alivio recientemente, que se retiraran al piso inferior, y que permanecieran allí en oración por esos que estaban en el piso superior. Nunca olvidaremos esa tarde. La escena es más allá de cualquier descripción. ¿Alguna vez ha visto a doscientos pecadores, todos de acuerdo, en un lugar, llorando por sus pecados? ... Sentía como si estuviera parado al borde del mundo eterno; mientras el piso bajo mis pies estaba estremeciéndose por el temblor de las almas ansiosas en vista del juicio venidero. La solemnidad fue aún mayor cuando toda rodilla se dobló ante el trono de gracia, mientras el silencio intermedio de las oraciones era sólo interrumpido por los suspiros y sollozos de las almas ansiosas... Sólo añadiré que algunos de los más obstinados, de corazón endurecido, rebeldes que se habían atrevido a desafiar el cielo, eran quienes más estaban bajo una terrible convicción. Dentro de un círculo, cuyo diámetro era como de unos treinta y ocho kilómetros, no menos de ochocientas almas habían nacido en el reino de Cristo desde el mes de septiembre pasado”.
Un estudiante del Colegio Unión corroboró el relato de Nettleton de esos eventos asombrosos. Dijo: “Comenzó en Malta a unos dieciséis kilómetros de este lugar, gracias al esfuerzo del señor Nettleton, un misionero de Connecticut... Con tal despliegue del poder del Espíritu de Dios que aplastó la oposición, en una forma raras veces vista. Los deístas y universalistas, los borrachos, los jugadores y los maldicientes, estuvieron asimismo expuestos a esta desgarradora experiencia. Cuatro meses antes, Cristo no tenía iglesia allí. Era un lugar de gran escasez espiritual, y como la cima del monte Gilboa, nunca se había humedecido por lluvia o rocío. Pero el Señor ahora había convertido el desierto en un campo fructífero”.
Reflexión
Es inspirador leer sobre el despertar espiritual que tuvo lugar en la década de 1820. Pero.. ¿por qué no ocurre esto más frecuentemente? ¿Que podemos aprender de ello?
“Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán” (Ezequiel 34:26).
