La primera Reina Evangélica de Inglaterra
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La primera Reina evangélica de Inglaterra
Ana Bolena, la hija de un conde inglés nació en 1507. Ella y su hermana mayor, tuvieron la distinción de ir a Francia y servir como damas de honor en la boda de María, la hermana de Enrique Octavo, quien se casó con el rey Luis Doce de Francia, el que murió sólo ochenta y dos días después de la boda. Ana permaneció en Francia como una ayuda para la reina Claude, la esposa de 15 años de Francisco primero, quien sucedió a Luis doce.
Cuando Ana sólo tenía diez años y estaba en Francia, Martín Lutero clavó sus noventa y cinco Tesis sobre la puerta de la iglesia de Wittenberg. La Reforma rápidamente se propagó en Francia, extendiéndose hasta un buen número de nobles. Una de las grandes amigas de Ana fue Margarita d’Angouleme, la hermana de Francisco Primero, y futura reina de Navarra, una de las líderes de la Reforma francesa. Así hubiera sido por la influencia de Margarita o por la de alguien más, Ana se convirtió en una cristiana devota.
Habiendo sido llamada desde Inglaterra en 1521, Ana pasó a ser parte de la corte del rey Enrique Octavo, junto con su hermana María, quien era amante del rey. Al cabo de un año, cuando Ana sólo tenía 15 años, atrajo la atención de Enrique Octavo, quien comenzó a conjurar para casarse con ella. El problema era que ya estaba casado con Catalina de Aragón, la que estaba ya próxima a llegar a la edad de no poder tener hijos, y todavía no había concebido el heredero varón que Enrique anhelaba tan desesperadamente.
Cuando el rey le pidió a Ana que se convirtiera en su amante, ella se puso de rodillas delante de él, y le dijo: “Yo creo que su majestad, el más noble y digno rey, ha pronunciado estas palabras como una broma para probarme, pero sin intención de profanar su principesca persona. Sé que jamás pensaría en tanta maldad, que con toda justicia acarrearía el odio de Dios y de su noble reina en contra de nosotros”.
En 1527, Enrique determinó divorciarse de Catalina. Al informar a Ana de su plan, ella estuvo de acuerdo en casarse con él después de su divorcio. Sin embargo, para poder obtenerlo, necesitaba un permiso del papa, pero las negociaciones avanzaban con demasiada lentitud.
Finalmente en 1532 el arzobispo de Canterbury murió, y la familia evangélica Bolena, pudo nombrar a Thomas Cranmer, un convertido de la Reforma, como arzobispo. Mientras tanto, Cranmer estaba en Alemania consultando a los teólogos de la universidad sobre los problemas del divorcio de Enrique Octavo y casándose con la sobrina de uno de los reformadores Luteranos.
Para noviembre de 1532, convencida que una vez que Cranmer fuera arzobispo de Canterbury decretaría el divorcio, Ana comenzó a vivir con su futuro esposo. Para finales de diciembre ella sospechó que estaba embarazada y en enero, Ana y Enrique se casaron en secreto, ya que el divorcio del rey y de su primera esposa, no había sido otorgado todavía.
Thomas Cranmer fue establecido como arzobispo de Canterbury el 30 de marzo de 1533, concediéndole el divorcio a Enrique Octavo de inmediato, mientras que el parlamento cortó sus vínculos con la iglesia de Roma, convirtiendo a Enrique Octavo en cabeza de la iglesia en Inglaterra.
En su papel de reina, Ana fue la primera en demostrar cómo la realeza podía ayudar en la Reforma. Nombró obispos evangélicos y ayudó en la causa de la iglesia mediante la selección cuidadosa de capellanes. Su vida personal demostraba su fe. Cada vez que comía con su esposo, hablaba de la Biblia con él. También ayudaba a distribuir Biblias. Mientras estuvo viva, a cada parroquia en Inglaterra se le requería tener una Biblia en inglés. Y lo más importante, ella era una estudiosa de la Palabra de Dios, la que prefería leer en francés, el idioma en que primero escuchó el Evangelio.
El afecto de Enrique por Ana se desvaneció, cuando al cabo de tres años de unión fue incapaz de darle un hijo varón, ya que sólo tuvo una hija, Isabel Primera, la futura reina de Inglaterra. Habiéndose enamorado de Jane Seymour, el rey conspiró y acusó falsamente a Ana de adulterio y el 19 de mayo de 1536, Ana Bolena fue decapitada. Sus últimas palabras fueron: “A Cristo encomiendo mi alma. Jesús recibe mi alma”.
Reflexión
Ana Bolena fue una gran cristiana, pero como el rey David, tuvo poco juicio en el área de la moralidad y comenzó a vivir con Enrique Octavo en una relación adúltera. ¿Cómo reacciona usted cuando una joven cristiana a la cual conoce, queda embarazada sin estar casada?
Jesús dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7).