El padre de las misiones modernas
- Categoría: Tema del día
El padre de las misiones modernas
William Carey nació en 1761 en una familia anglicana pobre en Inglaterra rural. Deseaba convertirse en un jardinero profesional, pero una enfermedad de la piel impidió que trabajara bajo el sol. Por consiguiente, a la edad de catorce años comenzó a entrenarse como aprendiz de zapatero. Este fue un cambio de carrera providencial porque John Warr, su compañero aprendiz, era cristiano.
Perteneciente a una familia fiel que despreciaba a quienes se apartaban de la doctrina, Carey se sentía incómodo con los argumentos evangélicos que le presentaba Warr. Sin embargo, con el tiempo comenzó a sentir “una creciente inquietud, mientras aumentaban sus remordimientos de conciencia” con respecto a las creencias de Warr. Después de un traumático incidente cuando fue capturado tratando de pasarle una moneda falsa como dinero real a su empleador, se sintió tan avergonzado, que por primera vez comenzó a verse a sí mismo como alguien moralmente en bancarrota y en necesidad de salvación. En los dos años siguientes llegó a “depender de un Salvador crucificado por perdón y salvación”.
Aunque no atendió a la escuela secundaria o la universidad, poseía un intelecto vivo. Fue autodidacta y aprendió solo cinco idiomas, y para el fin de su vida conocía docenas de lenguajes y dialectos.
Carey se convirtió en predicador bautista calvinista y siguió un sistema rígido de estudio. Los lunes estudiaba los clásicos, ciencia e historia los martes, y las Escrituras en griego y hebreo el resto de la semana. Durante ese tiempo comenzó a sentir un gran peso por las misiones en el exterior. Publicó un panfleto titulado Investigación sobre las obligaciones de los cristianos para usar medios para la conversión de los paganos.
Por años trató de convencer a sus amigos, los ministros bautistas, de la necesidad de integrar una sociedad misionera a fin de propagar el Evangelio a través del mundo. Aunque los líderes de la denominación se mantenían desalentándole, él persistía.
En la tarde del 30 de mayo de 1792, Carey predicó en la reunión anual de la asociación bautista. Su texto fue Isaías 54:2 y 3, y su tema fue “Espere grandes cosas de Dios, e intente grandes cosas para Él”. Urgió a sus compañeros pastores para que se comprometieran a aventurarse en medio de las naciones llevando el Evangelio, teniendo confianza en que el Señor bendeciría el mensaje y extendería su reino. Las palabras de Carey hicieron una impresión profunda en la atención de los ministros.
Sin embargo, a pesar del sermón tan conmovedor del día anterior, en la reunión de negocios la mañana siguiente, los ministros empezaron a tratar su agenda anual en la forma usual y se disponían a levantar la reunión sin tomar en cuenta la propuesta de Carey por las misiones en el exterior. Carey estaba grandemente afligido y apretando el brazo de Andrew Fuller, le imploró: “¿No se va a hacer nada todavía?”.
Cualquiera hubieran sido las reservas que Fuller y los otros tenían, ese día el 31 de mayo de 1792, ellos estuvieron de acuerdo en formar la “Sociedad Bautista para propagar el Evangelio entre los Paganos”. Fuller pasó alrededor su caja de rapé para colectar contribuciones para la nueva empresa, a la cual más tarde se le cambió el nombre por Sociedad Misionera Bautista.
En 1793, Carey y dos misioneros más se embarcaron para India. Él trabajó allí hasta su muerte en 1843, sin haber tomado jamás un permiso. Su forma de abordar las misiones incluía evangelización, plantar iglesias, traducción de la Biblia, pero también trabajar por una reforma social. Estableció escuelas, hospitales, un banco de ahorro, fundó la Sociedad de Agricultura y Horticultura de India, comenzó un periódico en bengalí, supervisó el inicio de la primera imprenta en India, una fábrica de papel y la máquina de vapor. Enseñaba idiomas en el colegio local, escribió un diccionario inglés- bengalí y fundó el primer colegio cristiano en Asia. Como si fuera poco, Carey tradujo la Biblia completa en seis idiomas y porciones de ella en veintinueve otros dialectos.
Esperaba grandes cosas de Dios, e intentaba hacer asimismo grandes cosas para Él, y el Señor permitió que pasaran.
Reflexión
¿Espera usted grandes cosas de Dios? ¿Quiere hacer cosas grandes para Él? Si es así, Dios permitirá que pasen, exactamente como hizo con William Carey.
“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:12-14).