Un documento grandioso
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Un documento grandioso
La fecha fue el 11 de noviembre de 1620, y el lugar fue el barco Mayflower, anclado en la costa del cabo Cop. Ciento dos pasajeros incluyendo treinta y cuatro niños habían pasado siete semanas viajando a través del océano desde Inglaterra. De ellos dieciséis hombres, once mujeres y catorce niños eran Peregrinos, que estaban asociados con la iglesia Separatista en Scrooby, Inglaterra.
Rehusándose a conformarse a la Iglesia de Inglaterra, primero buscaron asilo religioso en Leyden, Holanda. Después de doce años allí, comenzaron a preocuparse de que sus hijos ya no pudieran identificarse como ingleses. Al enterarse de la posibilidad de establecerse en Norte América, hicieron arreglos con la Compañía Virginia para instalarse justo al sur del río Hudson, en el extremo más septentrional de la frontera de Virginia. Sin embargo, fieros vientos los apartaron de su curso hacia el norte - hasta las playas del cabo Cod.
Ellos decidieron quedarse allí, pero entonces se advirtieron que si no estaban bajo la dirección de la Compañía Virginia, estarían por cuenta propia porque no tenían ningún acuerdo con la Compañía Nueva Inglaterra. A bordo de la embarcación, algunos de los esclavos de los pasajeros que no eran Peregrinos y esos aceptados por contrato, recibieron este nuevo plan revisado como una oportunidad para rebelarse. Los líderes de los Peregrinos vieron que debían actuar rápidamente para prevenir un motín.
Entonces redactaron un convenio, ahora conocido como el Pacto de Mayflower, y lo presentaron a esos que iban a bordo. Cuarenta y uno, de los sesenta y cinco hombres firmaron. Trece de esos que no se suscribieron eran hijos de firmantes, y estaban cubiertos por el compromiso de sus padres. El resto de los hombres, nueve siervos y dos marineros contratados, estaban probablemente demasiado enfermos para hacerlo. El pacto decía: “En el nombre de Dios, Amén. Nosotros cuyos nombres están suscritos, los súbditos leales de nuestro temible soberano su Majestad el Rey Jacobo, por la gracia de Dios, rey de Gran Bretaña, Francia e Irlanda. Defensor de la Fe, etc.’
“Habiendo emprendido para la gloria de Dios, el avance de la fe cristiana y el honor de nuestro rey y país, una travesía para plantar la primera colonia en la parte norte de Virginia, por medio del presente documento, solemne y mutuamente en la presencia de Dios y de unos con otros, pactamos y combinamos unidos para integrar un cuerpo civil político, para nuestro mejor orden, preservación y progreso de los fines antes dichos, y por virtud de esto promulgar, constituir y estructurar leyes justas e iguales, ordenanzas, constituciones y oficios de tiempo en tiempo, como se considere más conveniente hacer y conocer para el bien general de la colonia. Por lo cual prometemos toda la sumisión y obediencia debida. En testimonio de lo que hemos dicho conforme a la presente escritura hemos suscrito nuestros nombres en cabo Cod, el 11 de noviembre, en el año del reinado de nuestro soberano el rey Jacobo de Inglaterra... Año del Señor 1620".
Antes de salir para Holanda, los Peregrinos se arrodillaron en el muelle para pedir la bendición de Dios para su viaje, y William Bradford, uno de sus líderes, registró: “Habiendo arribado a un buen puerto y siendo traídos a salvo a tierra, ellos cayeron sobre sus rodillas y bendijeron al Dios del cielo”.
Durante su primer invierno, cuarenta y siete personas murieron, incluyendo trece de las dieciocho mujeres. Sólo tres familias quedaron intactas. Estos humildes cristianos, hombres y mujeres, fueron las semillas de lo que se convertiría en los Estados Unidos de América.
Reflexión
A pesar de los sufrimientos y penurias que experimentaron los Peregrinos, su pequeño gobierno permaneció y se convirtió en el modelo para la entera nación. Reconociendo que su propósito era glorificar a Dios, ellos se reunieron para promulgar leyes “para el bien general de la colonia” y prometieron vivir de acuerdo con ellas. Los Peregrinos tenían una clara visión y se jugaron sus propias vidas por seguirla. Es igualmente importante tener una visión clara del propósito de Dios para nosotros y nuestras familias. ¿Cuál es la suya?
“... Pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15c).