El Rey Agripa
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El Rey Agripa
Su nombre era Agripa, y nació en el año diez antes de Cristo. Su abuelo fue el rey Herodes el Grande, quien era rey de Judea para el tiempo del nacimiento del Señor Jesucristo.
Herodes el Grande tuvo cinco esposas, incluyendo dos de nombre Marianne. La abuela de Agripa fue la primera, una descendiente de los Macabeos, quienes libraron a los judíos de los sirios. Herodes se casó con la primera Marianne en el año 37 antes de Cristo. La felicidad del matrimonio sólo duró ocho años, antes que el rey sintiera celos y dudando de la lealtad de su esposa ordenó su ejecución. Su unión produjo dos hijos: Aristóbulo y Alejandro.
Aristóbulo se casó con su prima Berenice, y tuvieron dos hijos: Agripa y Herodías. En el año 7 antes de Cristo, Herodes comenzó a dudar de la lealtad de sus dos hijos Aristóbulo y Alejandro y los hizo ejecutar, tal como había hecho con su madre.
Después de la muerte de su padre, la madre de Agripa lo llevó a Roma, en donde el joven se convirtió en un derrochador. Cuando su riqueza se agotó, comenzó a pedir prestado. Finalmente perdió el favor de la familia imperial, y abandonó a Roma dejando detrás a muchos acreedores enojados.
Para el año 36 de nuestra era, Agripa estaba de regreso en Roma para buscar su fortuna. Se hizo amigo de Cayo Calígula, el hijo adoptivo del emperador Tiberio. Cuando Agripa comentó que deseaba que Tiberio le otorgara el trono a Calígula quien haría un mejor trabajo como gobernante, Tiberio de inmediato ordenó su arresto. Sin embargo, afortunadamente para Agripa, seis meses después Tiberio murió y fue sucedido por Calígula.
Calígula de inmediato dejó en libertad a Agripa y le dio una cadena de oro, del mismo peso de la cadena de hierro que había llevado puesta en la prisión. Calígula incluso lo nombró rey sobre la región de Felipe el tetrarca, tío de Agripa, y también sobre el territorio de Lisanias, tal como dice Lucas 3:1: “En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia”. Luego en el año 39, cuando Calígula envió a Herodes Antipas, el tetrarca de Galilea y otro de los tíos de Agripa al exilio, le dio asimismo su territorio a Agripa.
Sucede que Agripa se encontraba en Roma cuando Calígula fue asesinado en el año 41, y como siempre había sido un oportunista, ayudó a Claudio a ascender al trono. Tan pronto como se hubo convertido en César, Claudio recompensó a Agripa al añadir Judea y Samaria a su reino, haciendo de Agripa a un rey mucho más grande que su abuelo, Herodes el Grande.
El 8 de febrero del año 41, Herodes Agripa como llegó a ser conocido, se embarcó desde Roma para regresar a su extenso reino. Una vez se encontró allí, comenzó a perseguir la iglesia, tratando de ganarse el favor de los judíos, e hizo ejecutar al apóstol Jacobo. Cuando vio lo mucho que esto había complacido a los líderes judíos, arrestó a Pedro durante la celebración del cordero Pascual y lo puso en prisión con la intención de llevarlo a juicio después de la fiesta. Lo que Herodes no sabía, era que mientras Pedro estaba en la cárcel, la iglesia estaba orando por su protección. “En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él” (Hechos 12:1-5).
Antes del juicio, “Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión... Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte...” (Hechos 12:6-9,19a).
Más tarde Herodes Agripa le habló a una delegación de Tiro y Sidón, quienes estaban tratando de ganar su favor. “Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos” (Hechos 12:21-23).
Reflexión
¿Cree usted que la persecución de Herodes Agripa contra la iglesia y el asesinato de Jacobo fueron factores que contribuyeron al juicio de Dios sobre él? Sí
no es así, entonces la historia de la muerte de Herodes Agripa enfatiza la importancia de darle la gloria a Dios y no tomarla para nosotros mismos.
“... Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso...” (Éxodo 20:5b).